Monterrey

Jaime Toussaint von Bertrab: Monterrey bajo calor

Esta difícil situación, en la zona conurbada de la metrópoli, está costando a la economía local miles de millones de pesos al año, generando que los trabajadores prácticamente ´luchen’ en temperaturas sofocantes, afectando además a la productividad laboral

El verano de este año ha sido confirmado como el “más caluroso para la Tierra desde que se establecieron registros mundiales de temperaturas en 1880″, según el Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS, por sus siglas en inglés) de la NASA en Nueva York.

Según el más reciente informe, la temperatura registrada en los meses de junio, julio y agosto superó en 0.23 grados centígrados a la de todos los veranos anteriores.

“Las temperaturas récord del verano de 2023 no son sólo un conjunto de cifras, sino que tienen consecuencias nefastas en el mundo real” dijo el Administrador de la NASA, Bill Nelson.

Una de las principales preocupaciones relacionadas con esta tendencia al alza se relaciona con sus efectos negativos en la productividad laboral y el consiguiente daño económico.

El calor extremo está teniendo un impacto en sectores más allá de los tradicionalmente afectados, como la agricultura y la construcción, afectando a fábricas, bodegas, restaurantes y otros.

Según una investigación publicada por Foster, J. et al. (2021) en el International Journal of Biometeorology, se observa que a medida que la temperatura ambiente alcanza los 32 grados centígrados (90 grados Fahrenheit), la productividad disminuye en aproximadamente un 25 por ciento, y cuando supera los 38 grados centígrados (100 grados Fahrenheit), esta cae hasta un 70 por ciento.

Durante el verano de este año en Monterrey, Nuevo León, las temperaturas alcanzaron niveles excepcionalmente altos.

En el 88% de los días, las máximas diarias superaron los 32 grados centígrados, y en el 15% de los días, llegaron incluso a los 38 grados centígrados.

Hubo momentos en los que el termómetro llegó hasta los 43 grados, con sensaciones térmicas aún más elevadas.

Esto llevó a Protección Civil de Nuevo León a emitir comunicados de alerta, aconsejando a los ciudadanos evitar realizar actividades físicas al aire libre entre las 11:00 y las 16:00 horas.

Según estimaciones del Adrienne Arsht – Rockefeller Foundation Resilience Center, los daños por la ola de calor ascienden a 35 mil millones de pesos mexicanos en un año, al nivel de las pérdidas ocasionadas por los peores desastres naturales en la región, como el huracán Alex de 2010.

El impacto de este fenómeno natural en la capital de Nuevo León adquiere una gran relevancia, ya que su área metropolitana desempeña un papel fundamental como el principal centro de manufactura en México.

En esta región se llevan a cabo producciones significativas de acero, automóviles, materiales para la construcción, entre otros.

La importancia de esta industria está destinada a seguir creciendo, debido al pronóstico de un notable aumento en los próximos años, impulsado por el reciente auge del nearshoring en la región.

En el sector industrial hoy laboran 950 mil empleados, lo que representa el 29 por ciento de la fuerza laboral total de la ciudad. Esta cifra es más del doble de la cantidad de personas que trabajan en el comercio minorista, el segundo sector de empleo más grande.

A pesar de que Monterrey tiene niveles de aire acondicionado relativamente altos en comparación con el resto de México, la alta concentración de trabajos físicamente exigentes resulta en un mayor estrés por el calor para los trabajadores afectados.

Derivado de lo anterior, exhorto al gobierno municipal de Monterrey, en particular a través de Surela Segú, quien recientemente asumió el cargo de ‘Chief Heat Officer’, y a los titulares de las Secretarías del Medio Ambiente y del Trabajo en la entidad, para que se coordinen y enfoquen sus esfuerzos para empujar una mayor regulación a las condiciones laborales en los lugares de empleo físicamente demandantes. Esto implica garantizar el cumplimiento de las normativas existentes y el desarrollo de aquellas necesarias para proteger a los empleados del calor.

Además, se requiere de la implementación de políticas públicas y programas de alto impacto destinados a reducir la contribución de la ciudad al calentamiento global.

Advierto, en caso de no tomar medidas decisivas, continuaremos batiendo récords de calor año tras año, poniendo en riesgo el bienestar de los trabajadores y socavando su contribución a la economía local, estatal y nacional.

El autor es economista por el Tecnológico de Monterrey y consultor de transformación de negocios en Galera.

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