Para estas fechas, la mayoría de los analistas, esperaban una recesión económica en los Estados Unidos. Derivado de las altas tasas de inflación, de la agresiva escalada de tasas de interés para frenarla, de una aparente debilidad del mercado interno y de las consecuencias en el mercado de granos y energéticos por la persistente guerra entre Rusia y Ucrania, todo apuntaba a que para el segundo semestre de este 2023, la economía de los Estados Unidos entraría en una etapa recesiva, arrastrando con ella a la economía de México. Yo pensaba lo mismo.
La inflación subyacente, que no incluye la volatilidad de los precios de alimentos ni de energéticos, se encontraba al inicio de este 2023 en 5.71 por ciento en los Estados Unidos, la última cifra publicada por la oficina de estadísticas laborales (US Bureau of Labor Statistics) en los Estados Unidos, es de 4.30 por ciento para el mes de agosto, y en agosto del 2022 era de 6.32 por ciento.
Claramente la política monetaria restrictiva aplicada por el FED en Estados Unidos está dando resultado. Sin embargo, con el incremento de las tasas de interés para contrarrestar la inflación se esperaba un efecto negativo en el mercado laboral.
La tasa de interés efectiva del FED en agosto del 2022 era del 2.33 por ciento, para el mes de agosto de este año fue del 5.33 por ciento, esto representa un incremento significativo de 3 puntos porcentuales. Se esperaría que el incremento en la tasa de interés frenara el ritmo de la economía y ocasionara incrementos en el desempleo, pero no fue así. La tasa de desempleo prácticamente no tuvo cambio en el año, en agosto del 2022 era del 3.7 por ciento y para agosto de este año es del 3.8 por ciento. En concreto, la economía de los Estados Unidos está en “pleno empleo” y creciendo a un ritmo superior al 2 por ciento anual en el segundo trimestre del año.
Es importante señalar que la oficina de estadísticas económicas (Bureau of Economic Statistics) de los Estados Unidos, muestra que en el primer trimestre del año el PIB en ese país también creció por encima del 2 por ciento.
Para nuestro caso en México, la historia es más o menos similar, pero no lo es para todos los estados en el país. Me explico.
El último dato publicado por el INEGI sobre el crecimiento del PIB en México para el segundo trimestre del año indica que la economía creció un 3.6 por ciento, y en el primer trimestre el crecimiento fue del 3.7 por ciento. Muy buenas cifras considerando también que el último pronóstico para todo el 2023 es que la economía mexicana crezca por encima del 3 por ciento.
La inflación subyacente en México también se disminuyó de 8.45 por ciento en enero del 2023 a 6.08 por ciento ahora en agosto, y la tasa de desempleo ha bajado de 3.3 por ciento en agosto del 2022 a 2.70 por ciento para agosto del 2023. Ya sabemos que el reto del empleo en México no está en la tasa de desempleo, sino en el empleo informal y en la calidad del mismo, como lo hemos comentado muchas veces en este espacio.
Pero para fines agregados, una tasa de desempleo tan baja como la que tenemos actualmente, nos dice que las familias mexicanas tienen ingresos monetarios y pueden mantener su ritmo de consumo y con esto un mercado interno relativamente sólido.
Ahora bien, la tasa de interés objetivo del Banco de México también ha tenido un incremento importante, de 8.5 por ciento en agosto del 2022 a 11.25 por ciento que es el nivel actual.
Y de manera similar que en los Estados Unidos, el ritmo de la economía en México se mantiene relativamente estable y creciente. Sin embargo, este ritmo de crecimiento no ha sido parejo en todos los estados del país.
Uno de los principales motores de la economía mexicana es la exportación. Las exportaciones en México representan casi el 48 por ciento del PIB y sumaron $134,995.3 millones de dólares en el segundo trimestre de este año. Pero solamente ocho estados concentran el 70 por ciento de las exportaciones nacionales.
De acuerdo con el reciente reporte del INEGI sobre las exportaciones trimestrales por entidad federativa en el segundo trimestre del 2023, las exportaciones del estado de Chihuahua representan el 13.8 por ciento del total nacional, Coahuila participa con el 12 por ciento, Nuevo León con el 10.4 por ciento, Baja California 10.3, Guanajuato con el 6.1 por ciento, Tamaulipas con el 6 por ciento, Jalisco con el 5.6 por ciento y Sonora con el 4.9 por ciento.
Por otro lado, también el INEGI publicó hace unos días las tasas de crecimiento del indicador trimestral de la actividad económica estatal (ITAEE) para los estados del país y aunque estos datos son para el primer trimestre del año, creo que reflejan muy bien el desbalance que tenemos en el país. Solamente un estado mantiene una tasa de crecimiento de dos dígitos en este primer trimestre del año.
Tabasco creció 10.7 por ciento en el primer trimestre del 2023 respecto al mismo periodo del 2022; el estado de Oaxaca está en segundo lugar con una tasa del 8.3 por ciento y Quintana Roo en tercer lugar con una tasa del 8 por ciento.
En términos de exportaciones, Tabasco participa solo con el 2 por ciento; Oaxaca participa con el 0.3 por ciento de las exportaciones nacionales y Quintana Roo con el 0.002 por ciento (solo 3.2 millones de dólares)
Es claro que el motor de la economía de estos estados con las mayores tasas de crecimiento no fueron las exportaciones, creo que para todos es claro que son las magnas inversiones de los proyectos prioritarios de esta administración lo que está moviendo las economías de esos estados.
Si bien es sumamente deseable que se aproveche y se diseñe de manera deliberada una vocación competitiva para cada estado, no todos deben de exportar algo por supuesto, es también deseable que el motor o los motores de crecimiento económico de nuestros estados sean sostenibles.
Es cierto que las exportaciones dependen de las condiciones de estabilidad de otros países, y eso representa un riesgo constante, pero a lo largo de la historia se ha demostrado que las naciones con mayor conexión internacional son las que han logrado prosperar más aceleradamente.
¿La apuesta que se le está haciendo al tren maya, al tren transístmico, y a la refinería de dos bocas será suficiente para que las economías de los estados del sur despeguen? Yo sinceramente lo dudo, porque este crecimiento reciente no será sostenible y una cosa es el crecimiento en el PIB y otro muy diferente es el desarrollo y crecimiento del bienestar social en esos estados.