Desde su lanzamiento por OpenAI en diciembre pasado ChatGPT, un modelo de lenguaje natural de inteligencia artificial ha logrado gran atención de la prensa especializada, e incluso la atención de un amplio sector de la población mundial. Logró 100 millones de usuarios en apenas 90 días, todo un récord de adopción.
Este tipo de modelos se les clasifica como “generativos” porque tienen la capacidad de elaborar respuestas completas y coherentes a partir de una consulta.
En otras palabras, no busca una respuesta predefinida en su base de datos, sino que ChatGPT utiliza algoritmos de aprendizaje automático para generar una respuesta nueva y original basada en la pregunta del usuario.
No es la base de conocimientos lo que más debiera asombrarnos, que sin duda es notable. A pesar de ser una versión prototipo, ha mostrado conocimientos suficientes para graduarse de médico, administrador y abogado, bajo los estándares de Estados Unidos. Eso ya es notable. Pero es la capacidad de comunicarse de manera natural con el ser humano, lo que hace de esta tecnología un cambio revolucionario. ¿Es tal vez un primer paso hacia un humano aumentado?
A lo largo de las últimas décadas, hemos convivido con muchas tecnologías. Aunque para usarlas, hemos tenido que aprender complejos interfaces o mecanismos para programar o comunicar el objetivo. Así, para programar una computadora se requería aprender “lenguaje de máquina”, que usaban comandos muy rudimentarios y que exigían complejos esquemas de lógica binaria, incluso para ordenar que se realice un proceso de facturación.
Luego aparecieron nuevas “capas” de lenguajes de programación como SQL o Phyton, que con pocos comandos desarrolla muchas tareas que antes exigían miles de líneas de programación, lo que facilita “comunicar” al computador nuestras necesidades.
Aunque también podemos recordar los antiguos equipos VHS (para videos en cintas caseras), que tenían un pequeño tablero con una veintena de teclas que permitían programar la grabación de un evento deportivo que sería transmitida por TV el lunes siguiente (función muy poco utilizada por su complejidad, incluso la mayoría de los equipos VHS caseros solían marcar la hora 12:00 por lo tedioso del procedimiento incluso para poner la hora y fecha).
Hasta hoy, cada tecnología o equipo, nos exige aprender una secuencia de comandos específicos y pre-determinados que sirven de intermediario para poder instruir al equipo lo que deseamos que haga: desde escuchar música, ordenar una lista de nombres, controlar un torno industrial o encender la aspiradora robótica.
¿Pero si tan sólo pudiera decirle al equipo lo que deseamos que haga, pero usando nuestra interfaz natural?, ¿cuál es la manera de comunicarnos naturalmente? Sin duda la manera natural se llama lenguaje, y aunque tenemos diferentes idiomas, la esencia de la comunicación humana es la misma, sin importar el idioma que usemos.
ChatGPT y similares se acercan notablemente a proporcionarnos justo esa interfaz natural, una forma con la que todos los seres humanos sabemos comunicarnos. Por primera vez una máquina entiende nuestro lenguaje, nuestra forma de comunicarnos, nuestro idioma.
A partir de este momento, empezaremos a tener formas simples y naturales de comunicar a los equipos y tecnologías, lo que requerimos. Será esta nueva capa de “chats” la que se comunique con nosotros los humanos, mientras en simultáneo se encargará de traducir nuestras necesidades a esa capa dura al reescribir nuestras intenciones desde una “expresión humana” a “lenguaje de máquina” para que el equipo o computador se pongan en acción.
Este simple cambio, hará que el diseño de máquinas y procesos automatizados sea inmensamente más simple, pues la interfaz con las personas será universal, usando nuestro idioma, y tendrán en capa “oculta” esa complejidad de interfaces que requiere la máquina (haciéndolo, además, de manera más eficiente y eficaz).
Progresivamente será más importante que las personas sean curiosas y analíticas, con pensamiento estratégico pero crítico. Que sepan abstraer ideas e imaginar soluciones innovadoras, pero con una alta comprensión del problema. Que conozcan las capacidades y límites de la tecnología, pero que sepan cuestionar sabiendo las fronteras de la ciencia, en búsqueda de opciones creativas.
Nuestros límites se reescribirán con la ayuda de la inteligencia artificial, nuestras fronteras individuales se ampliarán notablemente, podremos tener un asistente sintético con grandes capacidades cognitivas, uno con respuesta inmediata de la pieza de conocimiento que nos falta, con la capacidad de aplicar procedimientos complejos a nuestro comando.
Los resultados los empezaremos a notar muy rápidamente y en los próximos años veremos asombrosos avances de mentes brillantes que tan sólo requerían de la ayuda cognitiva que estos asistentes empezarán a brindar.
Bienvenidos a la primera generación del humano aumentado.
Ingeniero Industrial de la Universidad de Lima, con Master en Administración de Empresas por la Universidad de San Ignacio de Loyola y la Universidad de Québec en Montreal. Con una amplia experiencia en el sector privado y público en áreas de finanzas, tecnologías de la información, diseño y gestión de proyectos. Ha sido Superintendente Nacional de Aduanas y Administración Tributaria y consultor para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington DC. Actualmente docente de la Universidad de Monterrey, UDEM en México.