Monterrey

Jaime Toussaint von Bertrab: El desafío del tráfico vial en Monterrey

La movilidad urbana en un área metropolitana de 16 municipios está afectando seriamente la calidad de vida y la economía de los regios, y aunque las iniciativas del estado ofrecen cierto alivio, aún son insuficientes.

En la actualidad, las calles de Monterrey, una de las ciudades más industriales y prósperas de México, están experimentando una creciente pesadilla en forma de tráfico vial que no solo está afectando la paciencia de sus habitantes, sino que también están infligiendo un severo golpe a la productividad laboral y la economía local.

Según el Índice INRIX, durante el 2022 la persona promedio en Monterrey perdió 116 horas al tráfico al desplazarse al trabajo, situando a la ciudad como la onceava más congestionada en el mundo y la de mayor crecimiento (108 por ciento) contra niveles de prepandemia, entre las top 25 ciudades calificadas en el Global Traffic Scorecard 2022.

Así, la preocupación general por la movilidad también ha ido en aumento, según lo revelado por los resultados de la encuesta de percepción ciudadana “Así Vamos 2022″.

De esta forma, la movilidad ascendió al segundo lugar en importancia, con un 26.7 por ciento, lo que representa un incremento de 9.3 puntos porcentuales en comparación con 2021, superando a la seguridad (con 19.9 por ciento) y convirtiéndose así en la cuestión que experimentó el mayor aumento.

Los mismos encuestados en este estudio de opinión señalaron que el principal problema con la movilidad es el transporte público (48.6 por ciento), dada su baja calidad y elevados tiempos de espera, seguido por la congestión vehicular (30.9 por ciento).

IMPACTO EN LA SALUD Y PRODUCTIVIDAD DE EMPLEADOS

La ciencia del comportamiento ha revelado a través de numerosas investigaciones que, en promedio, las personas que deben afrontar un largo recorrido hacia el trabajo padecen un aumento en los niveles de estrés, una disminución en la calidad de su sueño y un empeoramiento en su salud general (Hansson, et. al. 2011).

Un viaje de 45 minutos conlleva un costo tan alto para el bienestar que los economistas Alois Stutzer y Bruno Frey (2004) han descubierto que debes ganar un 20 por ciento más para que el viaje valga la pena.

Y aquí no se trata solamente de la distancia en sí; pues el nivel de estrés se ve influenciado por la variabilidad del recorrido, y para quienes utilizan el transporte público, también se incrementa debido a la falta de predictibilidad y a la sobrecarga en autobuses o trenes.

Como resultado de lo anterior, a medida que el tráfico se intensifica y la calidad del transporte público empeora, se produce un deterioro sustancial en la salud mental y, por consecuencia, en la productividad de los trabajadores que deben desplazarse diariamente por la ciudad.

IMPACTO EN LA ECONOMÍA LOCAL

De acuerdo con el investigador Mathias Sweet, especializado en movilidad y urbanismo, existe una relación significativa entre el crecimiento de una economía y la congestión vial.

Sweet expone esta relación a través del estudio: “Does Traffic Congestion Slow the Economy?” (2011) publicado en la revista académica Urban Studies, su resultado, que es un poco contraintuitivo, sugiere que niveles más altos de congestión están inicialmente relacionados con un crecimiento económico más rápido. Sin embargo, una vez superado cierto umbral, la congestión comienza a convertirse en un obstáculo para el crecimiento.

Concretamente, la congestión parece frenar el crecimiento del empleo cuando supera las 35 a 37 horas de retraso por viajero al año, recordando que en Monterrey sufrimos de 116 horas de retraso por persona anualmente, tres veces superior a la línea divisoria entre una externalidad positiva y negativa en la economía

TRANSFORMACIÓN DE LA VIALIDAD EN MONTERREY

El actual gobierno del estado de Nuevo León, a cargo de Samuel García Sepúlveda, reconoce la importancia y urgencia de abordar este problema por lo cual está asignando 98 mil millones de pesos (mdp) para mejorar la movilidad de su zona metropolitana, un nivel de presupuesto 16 veces más grande que el de la administración anterior.

El plan maestro para esta inversión está compuesto de 4 principales ejes:

Transporte digno - Ampliación de líneas de metro y crecimiento en flotilla de camiones ecológicos.

Ciudad inteligente y segura - Modernización de la tecnología Sistema Integral de Tránsito Metropolitano (SINTRAM) y capacidades del Centro de Gestión de la Movilidad.

Calles completas - Mejoras al diseño e infraestructura de las calles como la ampliación de banquetas, balizamiento vial, alumbrado público, y demás.

Conectividad regional - Construcción y/o ampliación de carreteras conectando desde el norte al sur del estado

Este 26 de octubre, la ciudad dio la bienvenida a 300 nuevos camiones de transporte público que reemplazarán a los vehículos antiguos con más de 18 años de servicio.

Si bien estas inversiones en infraestructura traerán consigo un impacto positivo importante en el corto plazo, no serán suficientes para llevarnos y mantenernos en un estado de movilidad ideal.

Para alcanzar este objetivo, es crucial abordar las causas subyacentes y las dimensiones sociales, económicas e institucionales del problema a través de políticas de transporte integrales, lo que incluye la integración de todas las dimensiones del transporte, la sincronización de políticas de restricción del transporte privado con mejoras en el transporte público, y la conexión entre las políticas de transporte y la planificación del uso del suelo.

En este sentido, la calidad del servicio, el precio y el uso del suelo son componentes clave del sistema de transporte y deben considerarse simultáneamente para desarrollar sistemas sostenibles y de alta calidad.

Esperemos que la autoridades estatales y municipal consideren estos factores que en este espacio les planteamos.

El autor es economista por el Tecnológico de Monterrey y consultor de transformación de negocios en Galera.

COLUMNAS ANTERIORES

Jaime Toussaint von Bertrab: Migración en la nueva era de Trump:
María Fonseca: Patrimonio intangible

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.