Monterrey

María F. Fonseca: Múltiples formas de lograr la trascendencia y la continuidad

Cuando imaginamos un futuro, tendemos a planear sobre una línea recta.

La capacidad de imaginar futuros se expande en la medida que se construyen rutas de navegación a puertos de prosperidad y abundancia. Esta parecería una frase inicial de un libro de aventuras, sin embargo, ello tiene más que ver con la relevancia de construir una visión de largo plazo en los planes de continuidad de las empresas familiares. Soñar en grande tiene sus exigencias a las que es necesario “escuchar” y dedicar no solo tiempo sino el espacio de planeación para garantizar que se está caminando con dirección y propósito.

Es altamente probable que en los inicios de grandes proyectos empresariales no se haya contemplado la necesidad de planear a largo plazo, pues se consideraría una pérdida de tiempo y recursos, necesarios en todo caso para sortear las exigencias diarias.

Sin embargo, tarde o temprano las condiciones evolucionan y los retos se vuelven cada vez más complejos. Existen fuerzas externas que toman forma de amenaza u oportunidad; la perspectiva de cómo se aborden hará que el efecto de esa fuerza sea negativo o positivo.

Cuando imaginamos un futuro, tendemos a planear sobre una línea recta. Si contamos con los recursos y capacidades necesarias, se esperaría que fuese la manera óptima de alcanzar el destino deseado. Sin embargo, difícilmente podemos asumir esa realidad. En todo caso, reconozcamos con qué recursos y capital contamos y recorramos una ruta que, aunque suene a emergente, podría llevarnos al puerto deseado con mayor capacidad de ejecución.

A diferencia de las empresas no familiares, la empresa familiar deberá cultivar no solo capital físico y financiero, sino también un capital intelectual, social, reputacional y emocional, que al lograrlo se incrementa el poder regenerativo propio de las empresas familiares. Será entonces este capital familiar (intelectual, social, reputacional y emocional) al que prestemos atención al momento de preparar el plan de continuidad y trascendencia de la familia empresaria.

¿Por dónde iniciar? La pregunta a responder para iniciar un primer impulso sería: ¿desean transferir lo que consideran un legado familiar a la siguiente generación? Si la respuesta es sí, de inmediato se debe construir las bases de una gobernanza que facilite y dé transparencia a la toma de decisiones.

Un segundo punto a explorar es el referente al ejercicio de liderazgo y en consecuencia al enfoque dado a las transiciones que habrán de ocurrir y para lo cual se espera una planificación oportuna e incluyente. El gran reto se presentará al existir una predominancia de liderazgo autoritario, el cual puede complicar y alargar el cambio planeado. Este tipo de liderazgo tiene mayor resistencia a “dejar ir”, mostrando poca confianza en las nuevas generaciones para tomar el mando en la empresa o en la familia.

Un tercer tema que con frecuencia se omite es el referente al bienestar y la salud de todos en la familia. ¿Cuál es el plan de salud y bienestar que pueda ofrecer tranquilidad a la dinámica de la familia y a todos sus miembros?

Un cuarto impulso ocurre cuando la familia es capaz de identificar y aprovechar las capacidades de su emprendimiento transgeneracional. Los recursos que como familia se potencian (cultura, valores, relaciones, reputación, identidad y compromiso social) y la propia orientación emprendedora del sistema de la empresa familiar contribuyen a este poder regenerativo que fortalece cada transición. Lo importante e indispensable en este proceso de reflexión será que se identifique con claridad la capacidad de innovar, de tomar riesgos, la flexibilidad y agilidad de respuesta.

Imaginar ese futuro próspero nos regresa entonces a la pregunta general: ¿por dónde iniciar? Cada familia es única, y dependerá en qué etapa se encuentre, lo que deberá resolver con mayor prioridad. Sin embargo, cualquiera que fuese el punto de partida en el momento de la reflexión para la acción, no se deberá avanzar sin esa guía al siguiente punto de impulso.

Mantenerse actualizado y en constante curiosidad intelectual incrementa las probabilidades de éxito en los procesos de transición inevitables para la prosperidad y continuidad de legados que trascienden múltiples generaciones.

La Dra. Fonseca es directora del Instituto de Familias Empresarias del Tecnológico de Monterrey (ifem.tec.mx).

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