Monterrey

Homero Zambrano: Discurso de “odio”

Y sí, puse “odio” entrecomillado para cuestionarlo. Este término, “discurso de odio” es una de las armas favoritas de la izquierda contemporánea. Lo aplican para callar y denostar a quienes no comparten sus puntos de vista. Bien lejos de la paráfrasis del pensamiento de Voltaire (“Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”).

La ONU tiene su definición: “[C]ualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita, —o también comportamiento— , que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad”. Aunque reconoce que “se debate ampliamente”, es peligroso el cheque en blanco que la ONU da a la izquierda, considerando su ya establecida técnica de hacerse las víctimas.

Como escribió Manfred Svensson en ciperchile.cl: “[C]uando todo escollo en el camino es tratado como opresión, cualquier injuria menor puede ser tratada como equivalente con graves atrocidades.” Y que le quede claro a la izquierda, en palabras de Douglas Murray: “Desacuerdo no es opresión. Discusión no es agresión. Las palabras –incluso las provocativas o repugnantes– no son violencia. La respuesta al discurso que no nos gusta es más discurso”, frase que nos lleva de vuelta al espíritu Voltaire.

Los ejemplos del victimismo y doble cara de la izquierda abundan. Uno especialmente tan elocuente como grotesco, a la vez que ilustra el dicho mexicano de que “cuando la perra es brava, hasta los de casa muerde”, es el de la senadora estadunidense del partido demócrata (izquierda) hasta ese momento, Kyrsten Sinema, quien por el simple hecho de no votar en bancada, fue acosada hasta en los sanitarios de una universidad en octubre del 2021; ¿cuál hubiera sido la reacción mediática, si los acosadores hubieran sido republicanos o conservadores?

El caso de Donald Trump es muy interesante. Según sus críticos (ver p.ej. bbc.com de diciembre de 2015) el luego 45o es caracterizado por su discurso de odio, lo que haría suponer que sus detractores son ejemplo de cordialidad y empatía. Sin embargo, aquí van unas linduras de ejemplos de la falta de racionalidad, pero sobre todo, carentes de coherencia, de parte de los zurdos. El 21 de enero del 2017, Madonna (nada más, y nada menos) dijo “Sí, he pensado muchísimo en volar la Casa Blanca.”

Poco menos de un mes después, el 15 de febrero, el Huffington Post publicó un artículo titulado “Porqué odio al presidente Trump”, así de claro. El 22 de junio de ese año, Johnny Depp dijo “¿Pueden traer aquí a Trump? …no me entendieron… ¿Cuándo fue la última vez que un actor asesinó a un presidente?” El 20 de marzo del 2018, el contendiente de Trump en la carrera presidencial declaró: “”Si estuviéramos en la secundaria, lo llevaría atrás del gimnasio y le daría una paliza.” En octubre de ese año, Robert De Niro expresó en video: “Bueno, me gustaría darle un golpe en la cara”, refiriéndose a Trump. ¿Cómo serían calificadas expresiones idénticas si hubieran sido proferidas por Trump?

Otro ejemplo de discurso de odio malentendido fue en torno al intento de creación de un grupo estudiantil provida en cierta institución educativa superior privada. Esto fue en el 2021, y no tardaron las críticas incluyendo “Hoy es un grupo provida, mañana uno homofóbicos [sic], otro racista, etc.”, o [la institución] “prohíbe a otros grupos estudiantiles hablar sobre el derecho al aborto”, siendo que eso es totalmente falso, dada p.ej. la “intervención” de diciembre del 2019, con todo y sus pañuelos verdes, en plenas instalaciones de la institución.

Se vio la ley de la turba, exigiendo la “cancelación” del supuesto contrario aun con falsedades, hipérboles, y hasta psicosis. Un “grupo estudiantil” evidentemente no tiene la capacidad de conculcar derecho alguno. Si alguien se siente amenazado por un grupo así, necesita terapia.

Aparentemente, esto resultó en que el grupo no fuera aceptado; entonces, ¿quién vulneró los derechos de quién? Tal parece que es bien cierto que “discurso de odio es todo discurso que odias.” Estamos en muy serios problemas si expresar nuestras convicciones nos acarrea condena.

COLUMNAS ANTERIORES

Consejo Directivo de la Canacope Monterrey 2025-26 toma protesta
Víctor Romero: La inteligencia artificial para la transparencia

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.