Monterrey

Pablo de la Peña: Terminamos el 2023 con mayor crecimiento de lo esperado

A medida que el año llega a su fin, sorprende el dinamismo económico en México, desafiando pronósticos iniciales pesimistas.

En pocos días se terminará el 2023 y vale la pena reconocer que el dinamismo de la economía mexicana ha sorprendido a más de uno, de quienes estimamos que no sería un buen año. En mi primera publicación de este año, allá por el 10 de enero yo señalaba que los pronósticos de crecimiento más bajos para la economía mexicana en el año eran de The Economist Intelligence Unit con un 0.8 por ciento; el Fondo Monetario Internacional, con el pronóstico más alto, esperaba que la economía mexicana creciera 1.2 por ciento; por otro lado, los especialistas en economía del sector privado, en la encuesta que publica el Banco de México, esperaban un crecimiento del 0.9 por ciento. Es decir, los pronósticos de crecimiento para la economía mexicana no eran buenos en realidad, el mejor pronóstico era menor al 2 por ciento.

También señalé en ese artículo, que deberíamos poner más atención a la formación bruta de capital, es decir a la inversión, si queríamos acelerar el crecimiento de nuestra economía. El último trimestre del 2022, la inversión total en el país registró un crecimiento anual menor al 8 por ciento, según nos muestran los datos del INEGI; pero particularmente la inversión pública había tenido crecimientos menores al 4 por ciento hasta antes del cuarto trimestre del 2022, que dió un salto importante al 20 por ciento en términos anuales. En pocas palabras, el panorama no se veía muy alentador hace 12 meses.

Sin embargo, si entramos al portal del INEGI lo primero que vemos es que el crecimiento en el tercer trimestre del año de la economía mexicana fue de 3.3 por ciento, y si navegamos un poco en las bases de datos del portal, podemos ver que el crecimiento promedio de los tres primeros trimestres es del 3.5 por ciento. Incluso los pronósticos de los especialistas en economía del sector privado en la encuesta de Banxico de este mes de diciembre, muestran que la economía quizá crezca cerca al 3.5 por ciento anual.

Todos nuestros pronósticos se quedaron cortos a la realidad. ¿qué ha motivado este crecimiento tan importante? La respuesta es precisamente la inversión.

Yo considero que estos buenos niveles de crecimiento que hemos tenido en la economía del país han sido resultado principalmente de tres cosas, uno, de los altos niveles de inversión, tanto pública como privada, dos, del alto dinamismo en el mercado interno, es decir del consumo privado; y tres, de las exportaciones del sector automotriz.

La inversión pública finalmente mostró altos niveles de crecimiento como resultado de los macroproyectos del gobierno federal. En el primer trimestre del 2023 la inversión pública creció 18.6 por ciento, seguido de 20.4 y 24.7 por ciento para el segundo y tercer trimestre respectivamente. De mantenerse esta tendencia tendríamos un crecimiento en la inversión pública superior al 20 por ciento en todo el año.

De la misma manera, la inversión privada ha tenido crecimientos importantes en el año, con tasas del 12.4 en el primer trimestre, 19.7 y 25.6 por ciento en el segundo y tercer trimestre de este año.

Altamente probable que cerremos también con un crecimiento cercano al 20 por ciento anual en la inversión privada. Estos datos, que nos proporciona el INEGI, por sí mismos explican en buena parte el dinamismo de la economía mexicana en este año.

Pero también es destacable que el consumo privado tenga niveles de crecimiento anual cercanos al 4 por ciento en cada trimestre, y de alguna manera esto también explica que los precios mantengan niveles elevados de inflación. Es decir, las familias mexicanas tienen suficiente ingreso disponible para mantener un ritmo de consumo relativamente elevado.

Por el lado del sector externo, las exportaciones totales en dólares mantienen una tasa de crecimiento anual cercana al 3 por ciento, de enero a noviembre de este año. Esto lo podemos ver en el reporte del INEGI sobre la información oportuna de la balanza comercial de México de hace unos días. Lo destacable de esta información sobre las exportaciones es que, aunque las exportaciones petroleras tienen una reducción del 15.2 por ciento en términos anuales, las exportaciones del sector automotriz presentaron un crecimiento anual del 14.4 por ciento, y solo como referencia, estamos hablando de que las exportaciones petroleras representan solo el 5.6 por ciento del total de las exportaciones del país.

Es decir, el impacto de la caía de las exportaciones tiene un efecto marginal para las exportaciones totales del país; sin embargo, tiene un impacto considerable para las finanzas públicas y específicamente para las finanzas de PEMEX. Afortunadamente nuestra economía ya no depende tanto de las exportaciones petroleras como hace algunas décadas.

Ahora bien, en resumen, podríamos decir que el 2023 ha sido un buen año en términos de la economía nacional, pero ¿qué podemos esperar para el 2024? Los principales riesgos para la economía mexicana en el 2024 se centran los temas de inseguridad, estado de derecho, incertidumbre política y en general en temas de gobernanza; pero, el proceso electoral que tendremos el siguiente año es el factor que concentra la mayor atención para el 2024.

A pesar de que las encuestas sobre preferencias electorales muestren una clara superioridad de una de las candidatas a la presidencia, no deja de preocuparnos tres cosas.

Una, la composición resultante de las cámaras de diputados y senadores; dos, el balance del poder regional entre los estados y sus legislaturas y, tres, la clara estrategia de debilitamiento de las instituciones autónomas por parte del gobierno federal, que la posibilidad de que esta estrategia se convierta en realidad dependerá precisamente del balance de poder en nuestro congreso federal.

Creo yo que, la economía mexicana seguirá una inercia positiva de crecimiento durante el primer semestre del 2024, quizá veamos una desaceleración a mediados del año, aunque es poco probable dado que el gasto en las campañas electorales y el gasto público, precisamente por ser año electoral, harán que se mantenga un ritmo al menos superior al 2 por ciento de crecimiento en la economía.

Sin embargo, también dependerá de que Banxico rectifique sus tasas de interés hacia la baja, de tal manera que mantenga un ritmo dinámico de la inversión privada y del consumo, sin poner en riesgo altos niveles de inflación.

Pero, habrá que empezar a pensar que para el 2025 necesitaremos una reforma fiscal que evite que el déficit público siga subiendo sin frenar la actividad de la económica formal con altos niveles de impuestos.

Pablo de la Peña

Pablo de la Peña

Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno y director de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, profesor del Tec de Monterrey de Economía y de Gestión Pública Aplicada.

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