Cuando observamos las expectativas de lo que nos espera en política, en este año 2024, tenemos que reconocer que no son muy buenas las cosas que se ven en el horizonte.
Salvo que pase un milagro, lo que no ha ocurrido en nuestro país desde la aparición de la Imagen de la Virgen de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac en el año 1531, tendremos que elegir entre dos mujeres candidatas a la presidencia de la república.
Por un lado, Claudia Sheinbaum Pardo, la mujer que representa lo más recalcitrante del autoritarismo político que hemos vivido en México; y, por otro lado, a Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, política de carrera, de extracción panista, cooptada por las fuerzas políticas que representa, pero igual de marrullera que su opositora.
El gobierno de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México ha sido objeto de críticas por parte de diversos sectores. Esto es razonable dado que representa, en gran medida, un estilo de gobierno instaurado por Andrés Manuel López Obrador, desde la presidencia de la República.
Durante su gobierno en la Ciudad de México estuvo expuesta, a la vista de todos, de tal forma que sus errores se magnificaron y se exhibieron.
Los principales problemas que se le atribuyen tienen que ver con el funcionamiento del Metro. El colapso de la línea 12 el 3 de mayo de 2021, que causó la muerte de 26 personas, y en donde resultaron heridas más de 70 personas. El accidente se debió a fallas en la construcción de la línea, que fueron detectadas desde su inauguración en 2012.
La inseguridad es otro tema en donde se le ha exhibido. Según sus propios datos, los homicidios dolosos aumentaron en un 10 % durante el año 2022. Entonces, no solo no ha podido contener la inseguridad en la ciudad más poblada de México, que funciona como un micropaís de cerca de 20 millones de personas, sino que además el indicador que mide el nivel de la delincuencia y el agravio a la ciudadanía ha aumentado.
La respuesta de la responsable de gobierno se centró en que la inseguridad es un problema nacional y que el gobierno federal, o sea su jefe, no ha proporcionado los recursos suficientes.
En el tema de la salud, se le critica su mala gestión para responder con eficiencia. La pandemia de Covid fue manejada igual que en todo el país, no se implementaron a tiempo las medidas preventivas y las correctivas no existieron. A pesar de que el gobierno federal, o sea su jefe, le dedicó muchos recursos a la ciudad de México, descuidando las necesidades de las zonas rurales del país.
Sus principales fallas giran alrededor de la falta de transparencia de su gobierno en todos los ámbitos, pero particularmente se le acusa de haber ocultado información sobre el colapso de la Línea 12 del Metro, de haber utilizado recursos públicos para fines políticos, de su falta de planeación, su ineficiencia en la gestión de gobierno y del autoritarismo con que se maneja.
Si estos atributos adversos los relacionamos con las intenciones reveladas por su jefe, el presidente López Obrador, se entiende que no son fallas en la manera de gobernar. Si no son estrategias para capturar el voto de ese amorfo ser, sin cerebro, que es la ciudad de México.
En resumen, Claudia Sheinbaum Pardo, de acuerdo con su currículum público, es una política, científica, escritora y académica mexicana. Es miembro fundador del partido Morena. Fue jefa de Gobierno de la Ciudad de México entre el 5 de diciembre de 2018 y el 16 de junio de 2023, y es la primera mujer electa que ejerció ese cargo.
Por su parte, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz no está exenta de críticas, ni de errores. Durante su carrera política ha ocupado diversos cargos públicos, entre los que destacan que ha sido jefa delegacional de Miguel Hidalgo (2015-2018) y senadora de la República (2018-2023).
Su trayectoria política ha estado marcada por la polémica y las críticas, tanto de la oposición como de sectores de su propio partido, el Partido Acción Nacional (PAN).
De acuerdo con su currículum público, ella es una política, ingeniera y empresaria mexicana. Entre las fallas de Xóchitl Gálvez en sus actividades políticas y de gobierno se pueden mencionar las siguientes.
A muchas personas no le agrada su estilo confrontativo y su falta de tolerancia a la crítica, pecado del que adolecen, en general, los políticos. Por ejemplo, ahí tenemos a nuestro gobernador, Samuel García, que no puede ser tocado ni con el pétalo de una rosa, porque responde descalificando a sus críticos.
Volviendo con Xóchilt, también le señalan su falta de pragmatismo político. Muchas veces sus declaraciones y posturas se muestran muy radicales y esto, lo único que logra, es la dificultad para llegar a consensos. En cuanto a la transparencia, ella también adolece de ese “pequeño defecto”. No le gusta, ni menciona, sus vínculos de negocio con empresas privadas y sus actividades no políticas. Olvida que no solo hay que ser, también hay que parecer.
En su paso por la delegación Miguel Hidalgo, Gálvez fue criticada por su falta de resultados en materia de seguridad y desarrollo social. También se le señaló su incapacidad para reducir la delincuencia y de no haber atendido adecuadamente las necesidades de los sectores más vulnerables.
Como todos los políticos, en el pecado lleva la penitencia.
En general, Xóchitl Gálvez es una mujer política que ha sido objeto de críticas, principalmente descalificaciones por parte de los partidarios de Morena. Su estilo confrontativo, su falta de pragmatismo político y su falta de transparencia han sido algunos de los factores que han contribuido a su imagen polémica.
Con estos candidatos, y con los que tenemos compitiendo en nuestro estado, estamos en medio de la polémica, la falsedad y la ignominia.
Que nos queda a los mexicanos.
Particularmente, por mi formación liberal, tengo la creencia de que existe algo llamado “democracia participativa”, en el que las personas confrontan sus ideas y creencias, a través de los medios de comunicación formales y sociales y que de ahí puede surgir un voto libre e informado, que pueda responder como el deseo unificado, de un país o una región, sobre la mejor forma de gobernar. Sobre el gobierno que la mayoría quiere.
En mi opinión, nos hemos equivocado, como país, muchas veces. Pero tenemos que seguir conscientemente insistiendo en el tipo de gobierno que queremos para nuestra patria.
Queremos preparación y capacidad para gobernar, transparencia, rendición de cuentas, honestidad, una visión de estadista, una visión que busque un mejor mañana para nuestros hijos y nietos.
Un gobierno que construya las condiciones para que todos los mexicanos tengamos la oportunidad de mejorar en todos los ámbitos de la vida. Un gobierno que provea oportunidades, y que no regale peces.
Menos gobierno y más sociedad, como decía el “Maquío” y que ya se les olvidó a sus hijas.
Oportunidades de desarrollo social, educativo y cultural. Un país seguro y socialmente comprometido con todos los ciudadanos.
¿Es mucho pedir?
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.
El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM.
Contacto: hirampeon@gmail.com