Amigas y amigos lectores, en el inicio de este año he tenido la oportunidad de asistir a diferentes ponencias sobre expectativas económicas para este año y pues era de esperar que también se hablara de lo más importante para este 2024 que es el “super año electoral”.
En estas sesiones se han tocado de manera independiente temas que a mi parecer son relevantes para mi generación y las que vienen: salario digno, vivienda asequible y retiro. También estos temas los he traído en la mente por la cantidad de “memes” y contenido generado en las diferentes redes sociales con mensajes y leyendas como “no está caro, ganas poco”, “yo en 1992 perdiendo el tiempo descansando en vez de estar comprando terrenos”, “como cuando te enteras que no tendrás una pensión como tus papás”. Y no, no son figuraciones mías por ser un “millennial senior”.
Son temas que hay que poner en la mesa para buscar soluciones y ponerlo en la agenda de las políticas públicas no solo a nivel nacional sino también internacional.
Para este año el salario mínimo diario en México pasó de 207 pesos a 248.93 pesos por lo que sería un salario mensual mínimo de 7,468 pesos. Este salario palidece en comparación con países como Australia o Luxemburgo, donde el salario mínimo puede superar los $20 USD por hora. Incluso dentro de América Latina, México a menudo se ubica por debajo de naciones como Costa Rica y Chile. Esto me hace reflexionar si en México tenemos un salario digno.
Un salario digno va más allá de cubrir las necesidades básicas. Debería permitir ahorro, educación y esparcimiento, factores esenciales para una vida plena. El Observatorio del Trabajo Digno (OTD) menciona que un salario digno tendría que ser de entre 15 mil a 20 mil pesos al mes. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) solamente 2 de cada 10 personas cuentan con un salario digno o alto.
El acceso a la vivienda es otro problema crítico. Mientras en países europeos como Alemania o los Países Bajos existen políticas de vivienda social que facilitan el acceso a hogares a precios razonables para la población de bajos ingresos, en México la situación es complicada por factores como el alto costo de las propiedades y la especulación inmobiliaria. Además, la escasez de viviendas asequibles en áreas urbanas ha llevado a un aumento en los asentamientos informales y la expansión desordenada de las ciudades.
La falta de un marco regulatorio que controle los precios y la especulación del mercado inmobiliario ha exacerbado esta crisis. Además, la corrupción y la falta de transparencia en el sector inmobiliario han limitado la eficacia de las políticas públicas. Como he escuchado por ahí en voz de otros colegas, el gobierno confundió la política inmobiliaria con la política de vivienda.
Finalmente, el retiro y las pensiones. El sistema actual, basado en las AFORES, presenta limitaciones críticas que podrían dejar a muchos sin una seguridad financiera adecuada en su jubilación. México enfrenta el desafío de reestructurar su enfoque para garantizar un retiro digno para todos. Lo entiendo, el sistema estaba tronado y no hay manera de regresar al pasado. Los rendimientos, afectados por la volatilidad del mercado, no aseguran una pensión suficiente.
Las personas que nos jubilaremos con AFORE recibiremos en promedio un aproximado de 4 mil 475 pesos según la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro. Las pensiones por AFORE son hasta 50% menores a las del régimen de la ley del 73.
Las generaciones más jóvenes de México deben prepararse para una realidad donde las pensiones podrían ser insuficientes. La longevidad creciente y la baja en las tasas de natalidad agravan este problema, haciendo urgente la necesidad de reformas.
El panorama que enfrentamos hoy en México es un reflejo de desafíos sistémicos que requieren una atención urgente y acciones concretas. No es suficiente reconocer la brecha entre nuestro país y otros en términos de salario digno, acceso a la vivienda y seguridad en el retiro; es imperativo que busquemos soluciones innovadoras y equitativas.
Necesitamos políticas que no solo aumenten el salario mínimo, sino que también promuevan trabajos de calidad con beneficios y seguridad laboral. En este año electoral es importantísimo cuestionar a las y los candidatos el cómo tratarán estos temas.