En el mundo financiero, al igual que en el deportivo, cada acción tiene importancia. Si concebimos la economía global como un terreno de juego, la penetración bancaria y la inflación emergen como competidores de diferentes categorías. ¿Se trata de una relación de causa y efecto o bien, de una interacción compleja entre variables?
Tomemos el caso de México, un equipo apasionado, pero con desafíos en el ámbito financiero. La limitada penetración bancaria del país se asemeja a un equipo de fútbol con escasa posesión del balón. En contraste, países con una penetración bancaria más extensa dominan el juego, controlando la circulación del dinero.
La falta de posesión del balón en el mundo financiero se traduce en una menor influencia en la política monetaria. En esta analogía, el Banco de México (Banxico), nuestro director técnico financiero, podría enfrentar restricciones debido a la escasez de jugadores en el campo.
La próxima estrategia de Banxico, un posible recorte de tasas de interés en marzo de 2024 se asemeja al cambio táctico de un equipo en un momento crucial. Pero, ¿será suficiente para alterar la situación? Aunque la inflación subyacente anual parece disminuir (ENE-2024: 4.76%; ENE-2023: 8.45%), los rubros de alimentos procesados y servicios mantienen una resistencia firme (ENE-2024: 5.54% y 5.25%, respectivamente).
En este juego financiero, los analistas actúan como comentaristas, ofreciendo sus opiniones desde la línea de banda. Algunos instan al Banco Central a adoptar medidas audaces, mientras que otros advierten sobre los riesgos de un cambio de estrategia demasiado agresivo. En medio de esta controversia, Banxico debe encontrar el equilibrio entre la presión del juego y la necesidad de mantener la estabilidad económica.
En el ámbito deportivo, la comunicación clara entre el entrenador y los jugadores es fundamental para el éxito del equipo. Del mismo modo, en el ámbito financiero, la comunicación de Banxico sobre sus decisiones de política monetaria puede marcar la diferencia entre la confianza del mercado y la incertidumbre.
Imagina a un equipo de fútbol cuyo entrenador da instrucciones vagas antes de un partido crucial. Los jugadores estarían confundidos y desorientados en el campo, sin saber exactamente qué estrategia seguir. Lo mismo ocurre en el mundo económico cuando el Banco Central emite comunicados ambiguos o contradictorios sobre sus acciones futuras.
Una comunicación clara y coherente por parte de Banxico es como tener un entrenador que transmite con claridad las tácticas y objetivos del equipo. Los participantes del mercado pueden entender mejor las decisiones de política monetaria y ajustar sus estrategias en consecuencia. Esto ayuda a evitar reacciones excesivas o malinterpretaciones que podrían generar volatilidad innecesaria en los mercados financieros.
Además, una comunicación clara puede mejorar la eficacia de las acciones de política monetaria al influir en las expectativas del mercado. Al igual que un entrenador motiva a sus jugadores antes de un partido importante, Banxico puede influir en las expectativas de inflación y crecimiento económico a través de sus comunicados, lo que puede tener un impacto directo en el comportamiento de los agentes económicos.
Retomando el tema de la baja penetración bancaria en México, cada vez observamos un mayor crecimiento de los modelos bancarios digitales, especialmente a través de dispositivos móviles. Las transacciones en cajeros automáticos están en alza, pero los “Neo Bancos” apuestan por modelos 100% digitales, prescindiendo de cajeros y sucursales.
A nivel macroeconómico, esta estrategia parece lógica. Las operaciones con tarjetas en México han crecido anualmente, superando los 8,170 millones de transacciones en 2023. Las transferencias SPEI de menos de mil pesos también han aumentado significativamente. Además, casi el 80% de la población adulta mexicana posee un teléfono celular capaz de realizar operaciones bancarias en línea.
Sin embargo, surge la interrogante: ¿vale la pena seguir invirtiendo en la construcción de una red de cajeros automáticos? ¿Ustedes qué opinan? Además, ¿podría este aumento en las operaciones móviles estar más bien relacionado a un incremento en la concentración crediticia? Es decir, más operaciones a través de dispositivos móviles, pero de un grupo muy particular de clientes. Al respecto, ¿cómo pudiéramos explicar el nivel relativamente bajo de penetración bancaria en México a pesar del incremento de transacciones digitales?
Esta paradoja plantea un debate intrigante sobre la inclusión financiera y la equidad en el acceso a servicios financieros en un país donde la desigualdad económica sigue siendo un desafío crucial.