Monterrey

Hugo René Ortiz: SAT, mucho ayuda, el que poco estorba

Receta perfecta, resultado imperfecto: ¿Cualquiera puede cocinar?

Pues resulta y resalta que los contribuyentes han estado batallando más de lo habitual en la presentación de sus declaraciones de impuestos. Permítame darle un poco de contexto. Desde hace varios años, la autoridad ha estado precargando información en las declaraciones que los contribuyentes están obligados a presentar.

Digamos que el SAT le van a hacer un “pastel” (la declaración de impuestos) por lo que le entrega una lista de ingredientes (facturas electrónicas, complementos de pago, entre otros) con los que se elaborará el pastel.

Por mencionar un ejemplo, en el caso de la declaración de IVA, algunos de los ingredientes los proporciona usted como contribuyente y otros sus proveedores. Esto representa un reto, al obtenerse información de la factura electrónica, ésta, en ocasiones, no refleja lo que realmente sucedió. Le pongo un ejemplo, un campo relevante para la selección de información en esta declaración, es el método de pago de la factura, el cual puede ser: pago en una sola exhibición (PUE) o pago en parcialidades (PPD). Si se seleccionó PUE, la interpretación de la autoridad es que la factura se cobró en el mes en el que se expidió. En cambio, si la selección fue PPD, para los ojos de la autoridad la factura se liquidará con posterioridad a su emisión y al cobrarse se emitirá un documento llamado: complemento de recepción de pago. En ese documento se detalla entre otras cosas, la fecha de pago, el monto liquidado y si fue pagado con cheque, transferencia, efectivo, etc.

Sin embargo, lo anterior, en el mundo real no siempre sucede, las facturas PUE se liquidan en los meses posteriores a su emisión y los complementos de pago simplemente no se expiden, tienen errores o no se emiten cuando deberían. Hasta aquí podría pensar que el balón está en la cancha de los contribuyentes, por su falta de control y el comportamiento de sus proveedores, pero aquí no termina la historia.

Ahora veamos el proceso de la pastelería, es decir, la autoridad. El departamento de recetas es quien diseña las declaraciones partiendo de elementos como: factura electrónica, recibos de nómina, complementos de pago, los cuales están a cargo del departamento de ingredientes. Una vez que el departamento de recetas tiene claro los pasteles que se van a cocinar (las declaraciones que se deben preparar) y lo que se requiere, procede a diseñar la receta para luego compartirla al departamento de cocina. Recibidas las recetas, se dimensiona el reto, revisa de dónde obtendrá los ingredientes, el tiempo que le demorará, evalúa si son ingredientes naturales o requieren algún proceso. También revisa cómo proceder en caso de no contar con todos los ingredientes; es decir, si hay ingredientes sustitutos o si no los hay y simplemente se hace el pastel sin ese ingrediente.

Cuando el departamento de cocina está listo para hacer el pastel, el contribuyente entra a la declaración y revisa que los ingredientes sean los correctos. Aquí es donde empiezan las historias que superan a la ficción. Es común que se identifiquen ingredientes faltantes o sobrantes.

Algunas recetas permiten que el contribuyente modifique los ingredientes antes de que se cocine el pastel, otras no. Ambos casos representan un riesgo para la salud fiscal del contribuyente. Cuando se da esta situación, la pastelería entra en crisis, ya que puede ser un error de cualquiera de los tres departamentos: ingredientes, recetas o cocina. Muchas veces detectan el error hasta que el contribuyente se los señala, ni hablar del tiempo que demora la corrección, en ocasiones el pastel no sale a tiempo.

Esto aún no termina, después llega el área de “control de calidad” de la pastelería. Cuando detecta que los ingredientes utilizados difieren a los de la receta cuestiona al contribuyente quien, por defecto, es considerado como responsable de la diferencia y tiene que demostrar que fue un error de la pastelería.

Pareciera que la pastelería no tiene un plan de contingencia, que la experiencia de usuario y las políticas de atención al cliente no son su prioridad. Sin embargo, olvida que, con mejores pasteles, su rentabilidad aumentará y podrá atender a más clientes que hoy en día no generan los ingredientes indispensables para elaborarles su pastel.

Solicitamos encarecidamente a la autoridad que los visores de factura y nómina incluyan la información necesaria para que los contribuyentes puedan conocer a detalle la integración de los montos que precarga en cada declaración y así tengan manera de identificar las discrepancias, en caso de que existan. Ya que hoy en día la única constante para los contribuyentes ha sido el dolor y el tiempo invertido para identificar las diferencias que, en muchos casos corresponden, a errores de la autoridad fiscal. Sabemos que esto probablemente representa un gran reto tecnológico, pero como dice el dicho: “el que se lleva, se aguanta”.

Hugo René Ortiz Santos

huorsa@ortizgarza.com.mx

Historias de impuestos bien contadas

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