Monterrey

Veerónica Salcedo: El rol de la IA en el otorgamiento de créditos a mujeres

La economía global está experimentando una notable transformación impulsada por la rápida proliferación de tecnologías digitales y el desarrollo de inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés).

Los servicios que la banca ofrece hoy en día ya utilizan un gran número de estos avances; por ejemplo, cuando tratamos de resolver una duda sobre nuestro estado de cuenta y nos comunicamos con servcios al cliente a través de un chat, quien nos contestará de manera automática será un asistente virtual, el cual se diseñó para responder dudas generales de los clientes, lo que permite que las respuestas sean más rápidas, opere las 24 horas al día, los 7 días de la semana y se disminuyan los costos de personal para las instituciones financieras.

¿Cómo opera un asistente virtual? Estos sistemas de respuesta automática se diseñaron con un lenguaje computacional, a través de algoritmos, que les permite analizar los datos que reciben de los mismos usarios, de internet o mediante el intercambio de información con otros dispositivos y así aprender sobre las decisiones que el usuario va tomando, con el objetivo de resolver problemas, simulando lo que una persona podría hacer en la vida real.

Adicionalmente, esta tecnología puede predecir un comportamiento basado en el historial de decisiones que una persona haya tomado, o considerando algunos datos económicos o demográficos se podría determinar la posible respuesta que se tendría ante ciertos eventos o con respecto a obligaciones financieras contraídas, como la probabilidad de un impago en una tarjeta de crédito, o la estimación de la posible respuesta ante una situación de crisis para el pago de préstamos personales o hipotecas.

Estas capacidades son importantísimas para resolver muchas de las limitantes que hoy en día tienen las instituciones financieras al momento de otorgar sus créditos, especialmente hacia grupos de la sociedad que durante años han tenido baja o nula participación, como sucede con algunos grupos de mujeres, adultos mayores o índigenas.

En el caso de las mujeres, algunos de los requisitos que se piden para solicitar un crédito es el título de propiedad de algún bien inmueble que pueda servir como garantía o haber tenido algún producto financiero; sin embargo, en el primer caso se estima que en México sólo el 28% total de las viviendas de tipo particular tienen escrituras a nombre de una mujer, a diferencia del 56% que es propiedad de hombres (Inmujeres 2022).

Si consideramos el historial crediticio, el 61% de las mujeres y el 74% de los hombres en nuestro país han tenido acceso a algún producto financiero formal, esto es, que hayan tenido una cuenta de ahorro (42.6% contra 56.4%, respectivamente) o haber comprado algún tipo de seguro. (16.4% contra 26.1%, respectivamente) (ENIF,2021).

Las razones por las que existen estas diferencias pueden ser culturales, por un menor acceso a sistemas económicos formales o por disparidad en temas de educación financiera, por mencionar algunas.

Ahora, ¿cuál sería la ventaja de incorporar a un mayor número de mujeres al sector financiero a través de la IA para cambiar los procesos y requisitos para el otrogamiento de créditos? De acuerdo con un estudio realizado por Oliver Wyman en el 2020, si las mujeres tuvieran la misma proporción de créditos hipotecarios o de consumo que los hombres, a nivel global, esto podría generar un incremento de  $65 billones de dólares, aproximadamente, por intereses y comisiones para las instituciones financieras; y, si consideramos los préstamos otorgados a micros y pequeñas empresas lideradas por mujeres, esta cifra podría ser de, alrededor, de $30 billones, sin contar los negocios adicionales que se podrían generar, como las operaciones por pago en línea o la apertura de nuevas cuentas.

Por lo tanto, el  uso de nuevos procesos basados en IA para el otorgamiento de créditos, sería una opción viable para que aquellas mujeres, que se encuentran en desventaja al momento de solicitar un préstamo, puedan conseguirlo aún sin contar con los requisitos tradcionales; ya que los financiamientos se podrían otorgar, considerando una proyección de su comportamiento mediante el uso de modelos desarrollados con esta nueva tecnología.

Este cambio no es sólo en beneficio de los otorgantes, sino que, sobre todo, favorecerá la inclusión financiera de las mujeres y a largo plazo se podrá detonar una salud y bienestar financiero para ellas y sus familias.

La autora es Profesora y Líder Región Occidente del FAIR Center for Financial Access, Inclusion and Research.

Contacto: fair.tec.mx

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