Muchos expertos predicen que la Inteligencia Artificial desencadenará una nueva revolución industrial, alterando radicalmente productos y servicios a nivel mundial. En la última década, sin embargo, ha sido la revolución digital la que ha transformado el sistema financiero internacional.
Este cambio se acelera con innovaciones como nuevos modelos de análisis de créditos, Big Data, métodos de pago revolucionarios y tecnologías emergentes como Blockchain.
En México, la integración de las tecnologías financieras, o fintech, con la banca comercial tradicional está rediseñando el panorama de los servicios financieros, generando nuevas oportunidades y desafíos tanto para consumidores como para instituciones financieras.
Tradicionalmente, los bancos comerciales actúan como intermediarios entre ahorradores y aquellos que necesitan crédito. Las actividades centrales de estos bancos —análisis de información y riesgo, seguimiento de créditos, y agrupación de recursos— están siendo transformadas por el auge de las fintech.
Caracterizadas por su agilidad e innovación tecnológica, las fintech están democratizando el acceso a los servicios financieros mediante plataformas de pagos móviles, financiamiento colectivo y gestión de activos digitales, abordando necesidades en áreas tradicionalmente desatendidas por la banca.
Inicialmente percibidas como una amenaza, las fintech se están convirtiendo en colaboradoras naturales de los bancos, que aportan solidez, experiencia regulatoria y una amplia base de clientes. Estas sinergias son cruciales, pues permiten a las fintech escalar innovaciones mientras aseguran el cumplimiento normativo y fortalecen la confianza del consumidor.
Un ejemplo destacado de esta integración es la colaboración entre grandes bancos y startups fintech para desarrollar tecnologías de pago y sistemas de crédito más eficientes.
Estas cooperaciones no solo amplían la oferta de productos financieros disponibles, sino que también promueven una mayor inclusión financiera, permitiendo que sectores previamente marginados accedan a servicios financieros a través de interfaces amigables y accesibles.
No obstante, la integración presenta desafíos significativos, especialmente en ciberseguridad, debido al aumento de transacciones en línea y la sensibilidad de los datos manejados.
Además, la regulación juega un papel crucial; en México, la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera, conocida como Ley Fintech, busca proporcionar un marco que equilibre innovación y protección al consumidor.
Mientras los bancos tradicionales mantienen una extensa red física, las fintech prefieren plataformas digitales que reducen la necesidad de sucursales físicas, lo que puede transformar la operativa bancaria tradicional. Un fenómeno creciente es la creación de subsidiarias fintech por parte de bancos tradicionales. Estas unidades especializadas permiten a los conglomerados financieros innovar internamente y competir con agilidad en el mercado sin comprometer su estructura operativa principal.
Paralelamente, muchas fintech especializadas en créditos y pagos están obteniendo licencias de banca comercial bajo la Ley de Instituciones de Crédito. Este paso les permite ofrecer un espectro más amplio de servicios financieros, incluyendo la recepción de depósitos, un dominio previamente exclusivo de los bancos. Esta transición de fintech a entidades bancarias completas señala su madurez y consolidación en el sector.
En resumen, la alianza entre la banca tradicional y las fintech está marcando el comienzo de un capítulo emocionante en la historia financiera de México. Esta colaboración no solo potencia la eficiencia e innovación, sino que también prepara el camino para un sistema financiero más inclusivo y resiliente. Así, fintech y bancos tradicionales están transformando los desafíos en oportunidades, delineando el futuro de un sector financiero integrado y eficiente.
El autor es economista y Director de Programa para la Licenciatura en Finanzas de la Escuela de Negocios del ITESM Campus Monterrey.
Contacto: rfenton@tec.mx