Monterrey

Enrique Silva: ¿Promesas o mentiras?

¿Por qué caemos en las mentiras de los políticos durante la campaña?

Bueno, en parte, porque nos las venden bien bien y en parte porque queremos creer. Los políticos son expertos en manipularnos emocionalmente, aprovechándose de nuestras creencias, miedos y esperanzas. Si algo suena bien y confirma lo que queremos creer, lo aceptamos sin dudar.

La mayoría de nosotros simplemente no tenemos tiempo (o a veces, las ganas) de investigar más a fondo lo que leemos y escuchamos en boca de la scandidatas. Entre el trabajo, la familia y nuestras propias preocupaciones, no nos queda (o no lo dedicamos) mucho tiempo para cuestionar cada palabra que sale de las campañas políticas.

Hay algo en nosotros que quiere creer en la magia de la política. Queremos que las cosas cambien para mejor, así que cuando una de las candidatas nos promete el cielo y las estrellas, aunque sea a base de mentiras, algunos de nosotros estamos dispuestos a comprar esas historias que pueden llegar a ser absurdas, inviables o ridículas.

Por otro lado están también los medios de comunicación tradicionales, que  están tan ocupados persiguiendo titulares atractivos, que no se molestan en verificar la verdad detrás de las declaraciones políticas.

También están las redes sociales, sin control alguno, sin edición, sin verificación y sin sentido editorial. Nos bombardean con información,  pero ¿cuánta de esa información es realmente veraz?

Caemos en las falsas promesas y  mentiras políticas porque o nos las venden bien o porque no dedicamos el tiempo o la voluntad de cuestionarlas, queremos creer en el cambio y, a veces, los medios y las redes nos hacen el trabajo más difícil al no filtrar la verdad de la mentira.

Es un juego sucio en el que todos jugamos, pero al final del día, la responsabilidad recae en nosotros para exigir más integridad, responsabilidad, tansparencia y honestidad de nuestros líderes políticos.

Como sea, con promesas o mentiras, creíbles o no, hay que votar. Queda en la conciencia de cada quien cómo lo hará. Salgamos a votar

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