Monterrey

David Capistrán: Ser humano, líder humano

Cada líder contribuye de formas directas e indirectas al bienestar de todos sus allegados.

El liderazgo es una palabra que a simple vista denota poder, fortaleza o supremacía. Sin embargo, va más allá de simplemente ser el líder; significa comprender a quienes trabajas y desarrollar valor para con los demás.

En el modelo de capitalismo consciente de Raj Sisodia, uno de sus cuatro pilares es el liderazgo consciente porque para este autor, el nivel de calidad de nuestros líderes afecta la calidad de vida de cada uno de nosotros.

Cada líder contribuye de formas directas e indirectas al bienestar de todos sus allegados. Este pilar es uno de los más importantes en su modelo, ya que, sin él, la compañía más noble puede ser destruida en un instante.

Siempre he creído que para que una organización prospere, sus colaboradores deben sentirse bien; si ellos están bien, darán lo necesario para que su desempeño provoque el crecimiento de la empresa. Este lema de vida me ha acompañado a lo largo de mis diversas facetas laborales y hasta el momento me ha permitido identificar cuando una persona se siente acompañada por un buen líder o cuándo es momento de un cambio laboral.

Hace aproximadamente un año, la Academia de Liderazgo Humanista confió en diversos profesores de distintas escuelas de negocios de América Latina para que pudieran definir las cualidades que un líder humanista debería tener en un ambiente laboral.

Después de seis meses de trabajo de investigación y diálogo, estos catedráticos llegaron a la conclusión de que el perfil de un líder humanista debe de estar constituido por las siguientes cinco habilidades claves, cada una con tres ejes de comportamiento y acción. Estas habilidades son: inspirar, facilitar, tener sensibilidad y apertura, interesarse genuinamente por los demás y ser integro en sus decisiones.

La cualidad de ser inspirador significa liderar con el ejemplo, generar vínculos con sus colaboradores desde la generosidad y tener en consideración el cuidado de su gente como personas. A estos líderes les despierta la pasión por el conocimiento y por la vida a través de temas, actividades y ejemplos que impactan su realidad.

Actúan como ejemplo a través de sus decisiones y su manera de actuar, para inspirar a las personas a convertirse en su mejor versión. Conectan genuinamente a través del desarrollo de una relación empática, cercana y afable con los miembros de sus equipos.

El líder facilitador ayuda a aprender y a generar pasión de aprendizaje por el crecimiento laboral, convirtiendo a sus colaboradores en los auténticos protagonistas y en agentes del cambio. Convierte a los colaboradores en cocreadores de su desarrollo, a través de una conexión sincera y natural. Realiza un acompañamiento trascendente para que los miembros de su equipo puedan dar visibilidad a sus contribuciones para ayudarlos en su desarrollo integral como personas.

Un líder sensible y abierto promueve y protege la dignidad de otros y la propia, a través del reconocimiento de la vulnerabilidad y la empatía. Es vulnerable, reconociendo errores propios y compartiendo historias personales de manera auténtica. Fomenta la empatía a través de la escucha compasiva y el seguimiento de los fallos. Impulsa espacios de conversaciones uno a uno y promueve el respeto y la dignidad individual en el espacio laboral, resolviendo los posibles conflictos de manera asertiva y respetuosa.

Contar con un interés genuino significa contribuir a la creación de un mundo donde todos puedan florecer y prosperar. Generar espacios inclusivos, seguros y abiertos al entorno cercano. Fomentar la sensibilidad a lo que pasa en el ecosistema y su impacto, además de desarrollar el conocimiento y el cuidado de los demás y de sí mismo apreciativamente.

Por último, un líder integro es ético, confiable y congruente en sus decisiones. Toma sistemáticamente decisiones de valor, incluso cuando nadie lo está mirando. Sus actuaciones están definidas bajo la congruencia, la ética y están alineadas con los valores para un bien común. Propicia el desarrollo humano de los demás, en especial en los momentos de vulnerabilidad.

Día a día, observamos más la necesidad de contar con líderes empáticos, conscientes y humanos en nuestros ecosistemas laborales.

Lamentablemente, esta carencia viene acompañada de una brecha generacional la cual contempla que nuestras organizaciones están siendo dominadas por el antiguo pensamiento estratégico donde el fin común era solamente el factor económico, “la generación de ingresos” y todo individuo pasaba a segundo plano.

Depende de cada uno de nosotros generar resiliencia y autoconciencia para ser mejores líderes. Ahondar en cambios de perfiles, los cuales sean “más humanos” para convertir a nuestros líderes en líderes humanos puede parecer un pequeño paso para el ser humano; pero es un gran salto e impacto para la humanidad.

El autor es profesor del Departamento de Gestión y Liderazgo y director de la licenciatura en Estrategia y Transformación de Negocios. Es Doctor en Ciencias Administrativas, con un enfoque en estrategia organizacional, por EGADE Business School y Maestro en Mercadotecnia por la misma escuela.

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