Las empresas están experimentando turbulencias e incertidumbre frente a la crisis global por temas económicos, político y sociales... pero sea de la naturaleza que sea, ¿es una crisis buena o mala para las organizaciones? La gente generalmente teme a los cambios, especialmente si son importantes e inesperados, pero en medio de las crisis se esconde la oportunidad para las organizaciones que se han preparado. Así que, para responder la pregunta les contaré una historia de mis experiencias en la consultoría…
Solía asesorar a la compañía automovilística Porsche. El presidente de la empresa en ese momento, Peter Shultz, me contó algo interesante que sucedió cuando fue nombrado presidente. Visitó cada departamento para presentarse y conocer a cada división. En el departamento de ingeniería preguntó si la compañía Porsche competía en Le Mans, que es la pista de carreras más prestigiosa para cualquier empresa de autos deportivos. “No competimos”, dijeron.
Dado que Porsche es un fabricante líder de automóviles dentro de la industria de autos deportivos, Peter les lanzó un desafío: “construyan un auto para competir en Le Mans y ganar”. Los ingenieros lo tomaron en serio. Trabajaron como hormigas, día y noche, diseñaron el motor y el auto de carreras, lo probaron y llevaron su auto a Le Mans para competir y ganaron.
Siguió una gran, gran celebración... pero fue de corta duración. El comité de carreras cambió inesperadamente las reglas para la carrera del año siguiente y los ingenieros de Porsche tenían que empezar desde cero para diseñar y probar un nuevo automóvil.
Como era de esperar, la moral se desplomó, pero Peter tenía una opinión diferente y dijo: “Deberíamos estar felices de que hayan cambiado las reglas. No las cambiaron solo para nosotros, sino para todos. ¿Quién ganará ahora? ¿Quién tendrá éxito? Aquellos que sean más rápidos y efectivos en lidiar con el cambio. Los débiles morirán. “Y aquí la última frase de su discurso, que se ha convertido en un mantra para mí: “Cuando no hay cambio, los mediocres nos alcanzan”.
El cambio da la oportunidad de dejar atrás a la competencia, puede ser vigorizante para los fuertes y es el mejor aliado si estás preparado para él. Pero ¿Cómo deberías prepararte para los cambios inevitables que enfrentará tu empresa?
Primero, tenemos que comprender qué sucede cuando hay un cambio. Una organización es un sistema y cada sistema, por definición, está compuesto de subsistemas. Cuando hay un cambio sistémico externo, los subsistemas organizacionales internos no cambian en sincronía; algunos cambian rápidamente y otros, lentamente. Estas discrepancias se manifiestan en lo que llamamos problemas, y si esos problemas amenazan la supervivencia de la organización, los llamamos crisis.
Por lo tanto, todos los problemas, de cualquier magnitud, son causados por la desintegración, que se origina en el cambio. ¿Y cuál es la terapia ante esto? La integración. Cuanto más integrado esté el organismo, o en este caso, la organización, más fácilmente podrá sobrevivir al cambio.
La empresa no debe esperar una crisis para integrarse. Debe simular diferentes escenarios e identificar problemas para abordarlos antes de que ocurra una crisis. Así, cuando el cambio o la crisis ocurre, la organización no entrará en pánico porque estará lista como parte de su trabajo.
Permítanme contar una historia más. Una madre o un cónyuge a menudo nos advierte, después de tomar un baño caliente, que no salgamos cuando hace viento. Temen que nos resfriemos. En Finlandia, sin embargo, la gente se relaja en una sauna, suda y luego se revuelca en la fría nieve afuera. No se enferman, sino que se sienten vigorizados. Algunas personas en Siberia, incluso los ancianos, cavan un agujero en el hielo de un lago o río, y luego se zambullen en el agua helada... y no se enferman. Si yo hiciera eso, me daría neumonía y seguramente moriría.
¿Por qué esos cambios extremos vigorizan a algunos y amenazan a otros? La causa de la enfermedad no es ni el viento ni el agua helada, sino la falta de preparación para el cambio. Este fenómeno también se aplica a las organizaciones. Las organizaciones que están preparadas para lidiar con el cambio se sienten revitalizadas por él; las que no, corren el riesgo de morir. Esta es la teoría de la evolución de Darwin.
Lo crucial es integrar todas las áreas de la organización, para que se pueda adaptar a los cambios y destacar ante estos; pero, sobre todo, que estos no se conviertan en una crisis.