Monterrey

Rogelio Segovia: Tengo un problema con esta cantidad de trabajo

En términos generales, no puedes optar por ambas cosas: o decides tener más tiempo personal o ganar más dinero.

Por un lado, se nos insiste en que al diseñar nuestro plan de carrera profesional, especialmente en los primeros años de nuestra vida laboral, debemos tomar decisiones cruciales: ¿prefieres tener más tiempo y vivir más años, o ganar más dinero? De hecho, discutimos esto hace dos semanas en este mismo espacio (“¿Vivir más tiempo o ganar más dinero?”, mayo 14, 2024).

Y aquí aparecen los primeros sesgos, más que falacias. En términos generales, no puedes optar por ambas cosas: o decides tener más tiempo personal o ganar más dinero. Pero el seleccionar una u otra cosa, no significa que no puedas ser feliz con tu decisión. La felicidad es una emoción intrínseca que, para simplificar, digamos que es estar en paz y contento con tus decisiones.

Pero, seleccionar una u otra opción, forzosamente implica sacrificar o dejar ir algo. Ya sea tiempo, experiencias o lujos. Pretender que una persona puede luchar por ambas cosas, tiempo y dinero, es tan solo una estrategia de automotivación, autoayuda o autoestima que puedes encontrar, por unos cuantos pesos en el estante de cualquier aeropuerto, para encontrar valor y consuelo en el arrepentimiento de no estar en paz con una decisión.

No obstante, pensar que un plan de carrera es estático en su desarrollo o inamovible en sus objetivos, es no entender que somos seres humanos. Si tu primer plan lo hiciste a los pocos años de haber salido de tu carrera profesional, seguramente obedeció a tu contexto de vida de ese momento, esto es, toda una carrera por delante, con sueños, anhelos y objetivos que cumplir para lograr movilidad social. Y en el mejor de los casos, tener un nivel socioeconómico más alto al que tus padres te proporcionaron. Seguramente tu decisión va enfocada en generar la mayor cantidad de riqueza posible.

Pero conforme vamos madurando personal y profesionalmente, lo que probablemente significa casarse, tener hijos y pagar colegiaturas e hipotecas, nuestras decisiones se van matizando según nuestra cultura. Esto último también lo analizamos aquí hace 14 días. Mientras que los estadounidenses prefieren generar más riqueza en busca del premio prometido, los europeos tienden a valorar más el tiempo libre que la búsqueda constante de riqueza material.

A los pocos días de aquella columna, la cual cerré con la pregunta “¿De qué lado estás tú?”, el diario The Wall Street Journal publicó una nota donde señalaba el hábito de madrugar, levantándose a las 05:00 a.m., o antes de ser posible, y comenzar lo más temprano posible en el trabajo e incluso enviar correos electrónicos antes del amanecer, es un hábito común entre profesionistas ambiciosos.

Todo esto suena muy bien para, insisto, un libro que más bien parecen meros recetarios de instrucciones genéricas empaquetadas con palabras empalagosa, pero incapaces de reconocer los matices de cada situación personal. No busca lo mismo un europeo, que un estadounidense o incluso, un regiomontano. No tienen la misma visión de vida los recién egresados, que aquellas personas que están cerrando su cuarta década de vida. Ni mucho menos optan por lo mismo los hombres que las mujeres.

Y precisamente en este último tema, ¿qué buscan las mujeres y que buscan los hombres en ámbitos laborales? Sin simplificar la respuesta, porque nuevamente importa el contexto cultural, edad y momento de vida, los hombres quieren dinero, las mujeres quieren equilibrio.

Encompasse Quality, una organización que ayuda a las empresas a acelerar su viaje hacia la igualdad de género sostenible, presentó en su reporte de 2024 Why Women Leave (“Por qué las mujeres se van”) dos conclusiones interesantes aunque no sorprendentes: la experiencia laboral de las mujeres es menos positiva que la de los hombres y que la flexibilidad (tanto en el tiempo como en el lugar de trabajo) es mucho más importante para las mujeres.

Las mujeres valoran más la flexibilidad y un gerente comprensivo que los hombres. Y no es que los hombres no quieran estas dos cosas, es solo que las mujeres lo valoran más. Por otro lado, los hombres priorizan el salario y beneficios más que las mujeres, quienes buscan un equilibrio entre la vida laboral y personal.

Quizás esto se deba, apunta el reporte, al hecho de que los hombres no han tenido que equilibrar las cosas que las mujeres sí tienen que equilibrar (hijos, casa, cuidado de los papás, etc.). La medida del éxito de los hombres ha sido simplemente ‘¿Estoy progresando?’.

La prevalencia del exceso de trabajo es una de las razones por las que las mujeres no están contentas en el trabajo y que constituye una de las principales razones para abandonarlo, pero las propias mujeres no abren tan fácilmente estas conversaciones porque tienen miedo de decir: “Tengo un problema con la cantidad de trabajo que estoy haciendo, ya que equivale a decir, no soy tan leal ni tan comprometida”.

Claudia Goldin, Nobel de Economía 2023, apuntó que La falta de equidad de género y la escasa presencia de mujeres en roles de liderazgo, a pesar de sus logros educativos y profesionales, se presenta por el poco valor que le seguimos dando al trabajo flexible en un mundo donde se premia el presentismo masculino.

Epílogo.— Este 02 de junio podremos votar casi 100 millones de mexicanos a más de veinte mil cargos públicos. Los logros democráticos de lo que va del siglo están en juego. Todos a votar este próximo domingo.

El autor es Doctor en Filosofía, fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent, y Profesor de Cátedra del ITESM.

Contacto: rogelio.segovia@thinktalent.mx

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