Monterrey

Marco Pérez: Socialismo, dar a cada quien en base a necesidad

En una economía de libre mercado, o capitalista, los medios de producción son propiedad de particulares, quienes se encargan de producir, distribuir y vender, los bienes y servicios que son demandados por las personas, mientras que la interacción de la oferta y la demanda determina la cantidad de bienes que se producen, y el precio al cual se venden en el mercado.

En una economía socialista, centralmente planificada, los medios de producción son propiedad de la sociedad, y es el gobierno el que se encarga de administrarlos y determina lo que se va a producir, y a quienes se va a asignar esta producción y a qué precios, ya que no opera la ley de la oferta y la demanda.

El gobierno socialista procurará producir los bienes y servicios básicos que ocupa la población, y que se distribuyan de manera equitativa, en base a necesidad, más que en base a mérito o a una contraprestación, ya que el bienestar social es una prioridad fundamental y no se tienen fines de lucro.

Si nos ponemos a pensar, de hecho, todos nosotros, en nuestras familias, actuamos como un gobierno socialista, al distribuir los satisfactores básicos en nuestra casa, en base a necesidad, no en base a mérito, y eso nos permite satisfacer las necesidades de nuestros hijos, sin que haya inconformidades ni protestas.

A la hora de la comida, la mamá pone el guiso en el centro de la mesa, y cada quien se puede servir en función del hambre o de la necesidad de alimento que tenga, sin que necesariamente todos se sirvan y coman la misma cantidad, ya que tenemos necesidades diferentes de alimento, y si un hijo se sirve dos veces, nadie protesta, porque cada quien tiene satisfecha su necesidad de comida, y puede servirse las veces que quiera.

Si un hijo llega a la casa con una baja calificación, pero ocupa zapatos nuevos, porque los que traía ya los rompió, se le va a comprar un par de zapatos nuevos, a pesar de que reprobó en la escuela, ya que la familia le provee en base a necesidad y no en base a mérito, y los demás hijos, cuyos zapatos están en buen estado, no piden también unos zapatos nuevos, ya que entienden que se les provee en base a necesidad.

Lo mismo pasaría si el hijo reprobado llega enfermo y ocupa que lo lleven al médico y que le compren medicinas, ya que es la necesidad que tenga cada uno de nuestros hijos, la que debe ser atendida, sin que se les exija mérito alguno o contraprestación específica.

Y así como en la familia no puede haber “democracia”, especialmente si los hijos son más de 2, ya que si las cosas se ponen a votación, papá y mamá serían mayoriteados por los hijos, lo que aplica es el principio de quien paga manda, y en un gobierno socialista, el gobierno paga, y el gobierno manda.

Es este mismo principio de arreglo familiar, el que una economía socialista pretende llevar a nivel nacional, y que sea el gobierno el que vele por las necesidades de sus “hijos” los habitantes de la nación, de manera eficiente y oportuna, proveyéndolos de los bienes y servicios que necesiten, como se cuida de una “mascota”.

Queda claro, entonces, que este sistema puede funcionar sin problemas, solo si se tiene una oferta suficiente de satisfactores para repartir, ya que en el caso de la comida familiar, si no hay suficiente comida para alimentar a todos los miembros de la familia, no será posible darles en función de necesidad, y permitirles que se sirvan sin restricción alguna, ya que no habría comida suficiente para todos, y es necesario racionar, para que todos alcancen un poco.

De tal suerte, si consideramos que la razón de ser de la ciencia económica, es que los recursos son escasos y las necesidades son superiores, queda claro que no es posible satisfacer todas las necesidades de la población, y se ocupa priorizar y maximizar la producción.

La conclusión, entonces, es que las economías socialistas son incapaces de producir los bienes y servicios que necesita la población, porque sus recursos son inferiores a sus necesidades, y viven en condiciones de escasez de productos básicos, y de satisfactores en general.

No es de extrañar, entonces, que si después de la segunda guerra mundial Alemania se dividió en dos naciones, una socialista y otra capitalista, viviendo en ese arreglo más de 43 años, cuando finalmente cae el muro que las dividía, es la población de la Alemania socialista, la que se apresura a pasarse a la Alemania capitalista.

Si es el gobierno el que controla los medios de producción, y es el que decide qué es lo que la economía va a producir, quienes tienen recursos económicos, no podrán conseguir que se produzcan los bienes y servicios que ellos demandan, y terminarán emigrando a un país capitalista, donde su dinero sí valga.

Esa migración dejará en el país socialista solo a quienes no tiene medios para superarse y estén satisfechos con lo poco que les pueda proporcionar el gobierno paternalista, acentuando la crisis económica, por lo que el gobierno socialista solo podrá repartir la pobreza.

Marco Pérez

Marco Pérez

Economista especialista en finanzas públicas, Socio Director de Econometría Aplicada SC, Conferencista y Catedrático a nivel doctorado.

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