Monterrey

Alexander L. Lapshun: ¿Es un buen momento para cuidar y proteger a los colaboradores?

¿Por qué nadie protege a los trabajadores administrativos? preguntó mi esposa, cuando leía las noticias locales. Debo reconocer que su comentario me causó asombro. ¿Por qué comparar aspectos salariales y horarios de las jornadas laborales entre las personas que realizan actividades muy operativas con las que hacen su trabajo en oficinas o forman parte de los colaboradores en áreas administrativas? Esto me hizo recordar, por un momento, mis trabajos previos con largos días de trabajo, fines de semana con teléfono siempre activado y las vacaciones limitadas o restringidas por ciertas situaciones de la empresa.

En el año 2021, el número de puestos de trabajo que se abandonaron en Estados Unidos alcanzó un nivel que no se había visto desde diciembre de 2000; fueron alrededor de 4.4 millones de estadounidenses los que renunciaron en ese tiempo y a este fenómeno se le ha denominado la “Gran Renuncia”, un tema que ya se ha comentado por otros colegas en esta columna. Diversos estudios han identificado que los principales culpables de ello fueron los horarios de trabajo ampliados, a menudo incontrolados, la sobrecarga de trabajo, así como la imposibilidad de mantener un equilibrio o balance entre la vida personal y laboral.

Con el espectacular aumento de las horas de trabajo y el traslado a las oficinas, el tiempo libre o las actividades en familia disminuyeron. No es ningún secreto que muchos empleados en puestos de bajo nivel perdieron sus empleos durante los primeros meses de la pandemia, y que la mayoría de los empleados con trabajos calificados pasaron de estar físicamente en los centros de trabajo a trabajar desde casa, sin embargo, el efecto de esta modalidad de trabajo improvisado y forzado desde casa cambió y se incrementó considerablemente un año después.

La situación es diferente en la actualidad, pues trabajar desde casa se ha convertido en parte de una realidad rutinaria. La sociedad y los empleadores aprendieron, bueno, están aprendiendo, a cómo apoyar a los teletrabajadores, proporcionándoles medios y estableciendo expectativas razonables a cumplir. Muchas de las personas ya han vuelto a sus lugares de trabajo y se puede observar que mientras los trabajadores operativos disfrutan de horas extras remuneradas, los empleados administrativos valoran los beneficios que ofrece la flexibilidad en los esquemas laborales y el trabajo híbrido, sin embargo, en ocasiones se sienten más estresados en el trabajo.

Una investigación realizada en 2023 y publicada en Harvard Business Review muestra que los ejecutivos trabajan un promedio de 53,5 horas a la semana. En la mayoría de los países de la OCDE, la semana laboral oficial es de menos de 35 horas. Eso se traduce, en el caso de los empleados administrativos y ejecutivos, en 17,5 horas extras no remuneradas y en algunos casos con efectos en la salud física.

Por su parte, los autores de este trabajo, escribieron que los ejecutivos pasaban el 25% de su tiempo viajando, y que las oportunidades de teletrabajo pandémicas y pospandémicas han reducido la necesidad de hacer desplazamientos extensos. El tiempo ahorrado por los desplazamientos se destinó al trabajo más que a la vida familiar o personal.

Hespérides, la antigua diosa griega de la luz del atardecer, decía que el destino del hombre corresponde a su dolor. En la traducción moderna, estas expresiones significan que sin dolor no hay ganancia. Después de años de dolor y arduo trabajo durante la pandemia, hombres y mujeres hoy pueden disfrutar de la luz y la tranquilidad del atardecer. Nadie discutirá el hecho de que los años de la pandemia fueron dolorosos, literal y metafóricamente hablando.

El teletrabajo, o trabajar desde casa, ha sido uno de los mayores avances de los últimos años que se han observado en el mundo empresarial. El dolor del encierro y otras restricciones nos obligaron a ser creativos. Como resultado de ello, ampliamos el teletrabajo a un nivel nunca antes considerado.

Desdibujamos la frontera entre el trabajo y la vida privada, volviéndola casi invisible o inexistente, si bien sabemos cómo proteger a la clase trabajadora, no debemos olvidar que los empleados y ejecutivos de cuello blanco podrían ser nuevas víctimas de la nueva realidad. Muchos países desarrollaron leyes y normas que legalizan el teletrabajo. Los creadores de leyes y los representantes de las personas deberían considerar un mejor desarrollo de ellas para garantizar que todos los segmentos del mercado laboral estén igualmente protegidos. Mientras tanto, se recomienda que las juntas directivas, los propietarios, los inversores y otras partes interesadas recuerden que los ejecutivos también tienen una vida y que cuando se queman demasiado, nadie gana.

El autor es profesor e investigador en la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Ha trabajado en diversas empresas globales, tanto asiáticas como europeas. Actualmente forma parte del Grupo de investigación de Diseño y Cultura Organizacional.

Contacto: alex.lapsun@tec.mx

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