Monterrey

Rogelio Segovia: Edad y trabajo

La semana pasada nos preguntábamos en este espacio cuál es la edad idónea para que un líder se retire (Líderes: ¿Cuándo Retirarse?, julio 16, 2024). Abordamos el tema desde cuatro dimensiones: el desarrollo del talento, para permitir que los ejecutivos más jóvenes escalen en la estructura organizacional; la económica, debido al riesgo de vivir de 25 a 30 años más sin generar ingresos; la emocional, por lo que implica dejar de ser productivo a una edad temprana; y la de diversidad e inclusión, por lo injusto y discriminatorio que es pedirle a una persona que se jubile a los 59 o 60 años.

En aquella columna mencionamos el caso de Joe Biden y la presión para que se retirara de la contienda presidencial, la cual finalmente tomó este pasado domingo. Pero en el ámbito empresarial también existen ejemplos de exitosos líderes mayores de 70 años, como Warren Buffett, CEO de Berkshire Hathaway, o Rupert Murdoch, CEO de News Corporation.

Según Pew Research, la edad media de los líderes nacionales es de 62 años. La mayor parte de los líderes mundiales (34 %) tiene 60 años, aproximadamente una quinta parte (22 %) tiene 50 años, el 19 % tiene 70, y el 16 % tiene 40 años.

El mundo está envejeciendo, y trabajar a una edad más avanzada será casi obligatorio para muchos de nosotros, ya que la edad de jubilación aumenta junto con la expectativa de vida, y los sistemas de pensiones suelen ser insuficientes. Pero, ¿qué pasa con los trabajadores jóvenes que están ingresando al mundo laboral?

En un silogismo (argumento deductivo), tendríamos como premisa mayor: la población mundial está envejeciendo; y como premisa menor: ante la escasez de trabajadores, los empleadores buscarán cada vez más empleados jóvenes. Así, la conclusión sería que los jóvenes no tendrán problemas para encontrar empleos retadores y bien pagados.

Sin embargo, aunque un silogismo puede ser lógicamente válido, su conclusión será verdadera solo si las premisas lo son. En este caso, la premisa menor parece falaz, ya que no consideramos factores como la economía, la educación y las habilidades de los jóvenes, entre otros.

Aquí es donde quiero detenerme. No solo los profesionistas mayores están enfrentando retos importantes; también los jóvenes recién egresados ya se enfrentan a una escasez de oportunidades en países como Estados Unidos. Según el Financial Times, los graduados estadounidenses se enfrentan a un mercado laboral difícil, ya que las empresas están eliminando las pasantías (lo que en México conocemos como prácticas profesionales).

Empresas como Goldman Sachs y JPMorgan han reducido la contratación de becarios para reducir costos y anticiparse a una desaceleración económica, mientras que Tesla simplemente las rescindió unas semanas antes de que los estudiantes comenzaran. Se estima que las publicaciones de prácticas disminuyeron un 14 % este verano.

Las prácticas, que históricamente han evolucionado de tareas administrativas a programas de formación elaborados, ahora son objetivos primarios para recortes presupuestarios. Esto ha hecho que el proceso de solicitud sea extremadamente competitivo, con miles de solicitudes para unos cuantos puestos. La presión en este tema también ha generado estrés para las universidades, que ahora deben demostrar que los costosos programas académicos que ofrecen proporcionan suficientes oportunidades de carrera.

Es importante reflexionar sobre este tema aunque por el momento nos parezca ajeno, ya que la profunda integración social y económica de nuestro país con Estados Unidos provoca que fenómenos como la Gran Renuncia y la Renuncia Silenciosa terminen traspasando las fronteras de norte a sur.

Como podemos ver, el mercado laboral actual presenta grandes retos tanto para los empleados mayores como para los recién graduados o próximos a hacerlo. La jauja que vivimos en los años post-pandemia, donde los empleados se movían de empresa a la menor provocación, parece estar terminando.

Hoy el reto es evitar que los empleados, tanto recién egresados como mayores, sean discriminados por edad, asegurando que tengan oportunidades de trabajo y puedan seguir aportando al mercado laboral, tanto por lo que hacen como por quienes son.

Epílogo.— Como mencioné líneas arriba, este domingo el Presidente Joe Biden tomó la valiente y valerosa decisión de retirarse de la carrera presidencial y renunciar a la candidatura del Partido Demócrata a la Casa Blanca, 24 días después de un desastroso debate ante su rival republicano, Donald Trump, que puso en duda su capacidad cognitiva. Cito las palabras de la opinión editorial del The New York Times: “Ha puesto el interés nacional por encima de su propio orgullo y ambición”. ¿Cuántos líderes, políticos o empresariales, pueden hacer a un lado su soberbia y reconocer cuando las cosas se han terminado?

El autor es Doctor en Filosofía, fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent, y Profesor de Cátedra del ITESM.

Contacto: rogelio.segovia@thinktalent.mx

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