Hace unos días, luego de liderar sesiones de trabajo con una familia empresaria canadiense y de celebrar con sus dueños el 60 aniversario de su negocio, me hice el tiempo para actualizar mis conocimientos y redescubrir la metodología LEGO® SERIOUS PLAY®. Aunque conozco esta metodología desde principios del 2000, y no es novedad que cada año realizo re-certificaciones internacionales y perfecciono mis habilidades en foros científicos especializados, esta ocasión la experiencia fue diferente. ¿Por qué? Porque tuve la oportunidad de aprender junto a mi hermana.
Cuando uno aprende en familia—junto a sus padres, hermanos o primos—se abre un canal de comunicación que nos permite conocernos mejor (personalidad, valores, deseos y preferencias). A través de esta interacción se genera una visión compartida y se estrechan los lazos de lealtad, compromiso e identidad. Por si esto fuera poco, formarnos en familia nos ayuda a apreciar las cualidades que admiramos de los demás y a revalorarlos. Claro, esto sucede siempre y cuando los miembros de la familia estén dispuestos a escuchar con el ánimo de entender (no de justificarse), a instruirse con la intención de mejorar (no de imponerse) y a reunirse con la voluntad de convivir profundamente (no superficialmente).
Cuando tenemos un negocio o patrimonio en común, aprender juntos y continuamente, a lo largo de la vida, es una forma de convivencia crucial que determina qué tan exitosos seremos en mantener y nutrir nuestra riqueza conjunta. Y es que, tener el privilegio de recibir un patrimonio intergeneracional—ese que se hereda de los padres, los abuelos o bisabuelos—es un regalo que conlleva responsabilidades. La primera es mantenerlo unido. La segunda es hacerlo crecer.
En los más de veinte años que llevo asesorando familias empresarias multigeneracionales en sus procesos de formación y sucesión, he constatado que aquellas que se preocupan por la educación de sus miembros y fomentan el aprendizaje continuo y conjunto, generalmente se mantienen unidas familiar y patrimonialmente (negocio, family office, nuevos emprendimientos). E incluso, he visto cómo, en algunos casos, cuando estas familias deciden separarse patrimonialmente (spin-off, intercambio de acciones o venta total de participaciones), lo hacen de forma ordenada y justa, conservando la cohesión familiar y las buenas relaciones.
Por eso, una de las recomendaciones que doy a las familias empresarias que tengo el privilegio de servir es que se den el tiempo para aprender juntos y actualizar sus conocimientos. Aunque las agendas son complejas, tener espacios de aprendizaje uno a uno, uno a varios, o todos con todos nos permitirá desarrollar lazos emocionales fuertes que potencien la empatía, el entendimiento y hasta el perdón. En este sentido, y como miembro que soy de una familia empresaria multigeneracional, yo misma predico con el ejemplo.
Y es que, estoy convencida de que el aprendizaje continuo es “LA” destreza esencial que tanto las familias empresarias como los asesores de empresas familiares debemos tener. Estar a la vanguardia es necesario para entender los nuevos tipos de familias que existen; para fomentar la diversidad de pensamiento y opinión (inclusión); para educar en el liderazgo compartido (uso del poder); para diseñar procesos de sucesión justos (aceptación), para visualizar nuevos modelos de negocio; para decidir qué tipo de inversiones realizaremos (instrumentos financieros, private equity, venture capital), para limitar la propiedad psicológica de los miembros de la familia; para blindar el patrimonio, y para… un largo etcétera.
Además, a título individual, continuar aprendiendo es fundamental para que nuestro cerebro funcione mejor. El cerebro es un órgano que se adapta constantemente, y cuando aprendemos algo, crea nuevas conexiones neuronales y fortalece las ya existentes (neuroplasticidad). También sabemos que nuestra memoria, creatividad y habilidad para tomar decisiones mejora cuanto más aprendemos. A esto, hay que añadirle que aprender en familia, en un ámbito positivo y sano, genera experiencias emocionales que dotan a los recuerdos de una intensidad y durabilidad que trascienden lo cotidiano—haciendo que el aprendizaje sea permanente.
En conclusión: El aprendizaje continuo y en familia es una herramienta esencial para mantenernos unidos,… en la familia, en la empresa y en la riqueza. ¿Así o más claro?
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La autora es socia de Trevinyo-Rodríguez & Asociados, Fundadora del Centro de Empresas Familiares del TEC de Monterrey y Miembro del Consejo de Empresas Familiares en el sector Médico, Turismo, Agroalimentario y de Retail.