El mayor acceso a la tecnología, a la inteligencia artificial y a la infraestructura digital permite un mejor crecimiento y desarrollo económico. Sin duda, la adopción de la tecnología está creciendo en México.
El país sigue estando en el radar de los gigantes tecnológicos (como Dell, Google, Microsoft y Amazon) y de los fondos de inversión de Estados Unidos con enfoque en “Tech & Climate Change”. Innovar y digitalizarse tiene beneficios tangibles y en esta transformación, el papel de Silicon Valley cobra gran importancia.
Organizar proyectos y foros que fomentan la inversión, la colaboración y la innovación abierta es la encomienda para seguir desarrollando la relación entre México y Estados Unidos. Esta semana incMTY organiza en conjunto con David Cao de F50 Ventures, Rogelio de los Santos de Dalus Capital, Rebecca Fanin de Silicon Global, Sean Randolph del Bay Area Council Economic Institute, y Alejandra Bologna y Samuel Hernández del Consulado de México en San José, una serie de sesiones para impulsar la vibrante sinergia entre México y Silicon Valley.
La digitalización de las industrias, la manufactura de tecnología e innovación, así como la creciente inversión en el ecosistema mexicano de empresas emergentes han marcado el auge de México dentro de la creciente tendencia a la “deslocalización empresarial”. Tener ubicaciones estratégicas con socios locales confiables, empresas proveedoras capaces y talento a la mano es lo que ofrece México.
La vinculación de la triple hélice para obtener mejores acuerdos comerciales y avances en infraestructura es fundamental en este entorno dinámico. El centro de “Plug and Play” es un gran ejemplo en Silicon Valley como la innovación y tecnología convergen para acelerar la colaboración y el crecimiento de empresas, gobiernos, universidades y corporaciones por igual.
A medida que el panorama tecnológico global continúa evolucionando, las empresas de todo el mundo buscan ubicaciones estratégicas para establecer centros de innovación, servicio y manufactura que puedan habilitar operaciones más rentables. México se ha convertido en un destino de primer nivel para establecer dichos centros, ya que ofrece una combinación única de ventajas económicas, una generación con talento joven y un creciente ecosistema de colaboraciones entre la industria y el mundo académico.
El país cuenta con alrededor de 200 mil de graduados en “STEM” (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) que ingresan a la fuerza laboral anualmente. Esta reserva de talentos se nutre de la extensa red de instituciones de educación superior de México, que incluye más de 1.250 universidades y colegios. Las ciudades principales de México ofrecen una infraestructura sólida y un ecosistema dinámico de PyMEs y “startups” de innovación.
Además, la aparición de unicornios de renombre y la llegada de importantes firmas de capital de riesgo, como Sequoia, Andreessen Horowitz y Accel Partners, y aceleradoras como Y Combinator, han posicionado firmemente al país en el mapa global para startups y entusiastas emprendedores/as de todo el mundo. Hay más en camino, con el apoyo de universidades, aceleradores y grandes plataformas de tecnología y startups como incMTY en Monterrey. México sigue siendo un país de oportunidades de negocio.
Las ciudades grandes y medianas en México, con todos los desafíos que enfrentaron durante años, son el panorama perfecto para las oportunidades y la innovación. Los desafíos abren espacios de innovación y acceso al mercado. Históricamente, las necesidades no satisfechas, como la accesibilidad al consumo, las soluciones bancarias y de pago, no fueron atendidas por el sector público ni por el privado durante muchos años, lo que abrió el camino para que los/las empresarios/as locales aprovecharan oportunidades sustanciales y crearan soluciones para estos problemas pendientes de solución. Esta fue y sigue siendo una gran oportunidad para que emprendimientos probaran nuevas ideas y establezcan sus modelos exitosamente en los mercados.
El acceso a fondos de capital de riesgo en Silicon Valley permitió a las empresas emergentes crecer rápidamente y desarrollar tecnologías a un ritmo que antes no habría sido posible. La inversión conjunta con socios locales es clave para fortalecer el ecosistema empresarial y reducir el riesgo para los capitalistas de riesgo internacionales.
Según BID Lab, se estima que las startups tecnológicas de América Latina y el Caribe alcanzarán un valor de 2 billones de dólares en 2030 y enfrentarán una cierta reducción en la financiación de capital de riesgo. Así que tendrán que impulsar su camino hacia la rentabilidad, un camino en el que la cooperación público-privada será crucial. A medida que esta colaboración decisiva entre el Gobierno y las empresas emergentes, incluyendo las PyMEs, siga evolucionando, la trayectoria de América Latina como potencia mundial de la innovación parece destinada a prosperar y perdurar.
No todo lo que brilla es oro. Tanto gobiernos, instituciones y empresas se encuentran cada vez más en un entorno más complejo de generar valor económico y holístico.
El concepto de crecimiento rentable y sostenible que he predicado por varios años (también con mi libro “Profitable Growth Strategy”) sigue siendo el camino a seguir. En eso, la colaboración estrecha y enfocada nos hará exitosos. Sigo creyendo firmemente que mejorar la integración de Estados Unidos y México tendrá beneficios enormes. ¡A seguir vinculando y construyendo Amigos/as de México y Estados Unidos!