Bloomberg Weekend de este fin de semana que marco record, comenta que “Hace unas semanas, Wall Street estaba en pánico. Ahora, parece ser que Los Estados Unidos estan en territorio de aterrizaje suave con la inflación cayendo por debajo de un umbral crucial [Los “… precios al consumidor subyacente, que excluye alimentos y energía, aumentaron un 3.2 por ciento en julio con respecto al año anterior … la tasa de crecimiento más baja desde principios de 2021] a medida que el país se acerca al final de su recuperación de las secuelas económicas de la pandemia. Si bien la economía de los Estados Unidos se está enfriando, los consumidores siguen gastando y son más optimistas lo que consolida aún más el estado inigualable de la resiliencia americana después de la recesión de 2020″. Esperemos que así sea. Por nuestro bien. Recordemos que el comercio representa un 70 por ciento con respecto al PIB y la enorme mayoría es con los Estados Unidos.
Los precios de las acciones, y de los valores en general, ya sea que puedan ser determinados por flujos de efectivo descontados o por alguna otra técnica, dependen de sus proyecciones a futuro, que a su vez dependen de las expectativas de los analistas e inversionistas y que, ante una buena noticia reaccionan revisarandolos al alza con lo cual el valor presente de dichos flujos será mayor.
Por supuesto que, si se espera que se siga deteriorando el estado de derecho y se borre la división entre el estado-gobernantes-narco (vamos, ya sean uno mismo), que haya un clima hostil -hasta vengativo- contra las personas físicas y morales que pagamos impuestos -y aunque les moleste, es de donde viven y hacen caravana con sombrero ajeno los políticos-, que la población busque la ley del menor esfuerzo y trate de vivir de los que buscamos dar nuestro mejor esfuerzo, claro que no pintará nada bien. Los flujos de efectivo se reducirán y el valor presente será menor. Pero es como es.
Sin embargo no siempre se da una respuesta racional a los acontecimientos. Entran a escena las Finanzas Conductuales. El CFA Institute las define como “Un enfoque de las finanzas basado en la observación de que las variables psicológicas afectan y a menudo distorsionan la toma de decisiones de inversión de los individuos” y también nos dice que: “… todos los participantes del mercado, independientemente de sus conocimientos o experiencia, pueden estar sujetos a sesgos de comportamiento.
Las finanzas conductuales proporcionan información sobre cómo los sesgos emocionales y los errores cognitivos pueden influir en las percepciones y decisiones de inversión de las personas … Las finanzas conductuales también proporcionan información sobre cuestiones como las anomalías del mercado”. Hay Finanzas conductuales Macro que es “un enfoque en el comportamiento a nivel de mercado que considera las anomalías del mercado que distinguen a los mercados de los mercados eficientes de las finanzas tradicionales”.
También hay Microfinanzas conductuales que son “un enfoque en el comportamiento a nivel individual que examina los sesgos de comportamiento que distinguen a los inversionistas individuales respecto de las decisiones racionales de las finanzas tradicionales”.
No es nada nuevo. Malkiel, en su libro A Random Walk Down Wall Street (que debiera ser lectura obligada ya desde la preparatoria, pero no estamos preparados para esa conversación) que me atrevería a decir, antes de que fuera un main-stream el tema de las finanzas conductuales, habla de la Locura de las masas, mostrando la locura que se desató con la Tulpimania en Los Países Bajos alrededor de 1637, además de otras crisis irracionales. Es condición humana el tomar malas decisiones.