Monterrey

Pablo de la Peña: Volatilidad en el tipo de cambio

Durante el mes de junio, el tipo de cambio promedio cerró en 18.245, esto es una depreciación del 8.62 por ciento.

En las últimas semanas hemos visto mucha volatilidad en el tipo de cambio pesos por dólar, en realidad la volatilidad empezó a incrementarse en el mes de mayo y se aceleró en junio después de las elecciones, y se ha mantenido en las últimas semanas. ¿Qué explica tanta volatilidad en nuestro tipo de cambio?

Durante el mes de enero de este año el tipo de cambio promedio – al cierre de la jornada que publica Banxico – fue de 17.077 pesos por dólar, en el mes de febrero el promedio fue de 17.092, en marzo incluso bajó ligeramente a 16.782, en abril y en mayo, el tipo de cambio se mantuvo muy cercano al nivel de marzo, en 16.803 y 16.796 respectivamente.

Pero después de haber cerrado el 31 de mayo con un tipo de cambio a 16.968, el lunes 3 de junio el peso se depreció un 4.4 por ciento para subir a 17.714, esta fue la depreciación más alta para un solo día en más de un año. Durante el mes de junio, el tipo de cambio promedio cerró en 18.245, esto es una depreciación del 8.62 por ciento en el tipo de cambio promedio mensual, respecto al mes previo.

En las primeras semanas de julio el tipo de cambio se empezó a estabilizar, pero a partir del 15 de julio, el peso nuevamente empezó a depreciarse frente al dólar hasta llegar a 19.526 el 6 de agosto, finalmente en las últimas dos semanas se ha empezado a estabilizar hacia 18.63 pesos por dólar en que cerró el 16 de agosto.

Quizá, es claro que el mercado mostró incertidumbre ante el triunfo de Claudia Sheinbaum el 2 de junio, y ello explica la depreciación de esas primeras semanas de ese mes, respecto al cierre del mes de mayo, pero ¿qué ha pasado desde entonces que explica la volatilidad del tipo de cambio en México?

El tipo de cambio o el valor de una moneda, en este caso el peso frente al dólar, reacciona de la misma manera que el precio de muchos productos, particularmente muy similar a la acción de una empresa. El precio de un producto responde fundamentalmente a las fuerzas de mercado, oferta y demanda. Si los consumidores incrementan su deseo por un producto y no hay suficiente “producción” u oferta para satisfacer dicho deseo, el precio del producto se incrementa.

De la misma manera, si una empresa pública anuncia que ha tenido un año muy favorable en ventas y en utilidades, el valor de sus acciones se incrementará en el mercado bursátil porque mucha gente deseará comprar acciones de esa empresa. Y si por el contrario, la empresa anuncia que no tuvo buenas ventas y que sus utilidades no llegaron a la meta establecida, mucha gente querrá vender sus acciones de esa empresa para comprar acciones de otra que le sean más rentables, por lo tanto el precio de la acción de esa empresa caerá. De esta forma, el valor o precio de la acción de una empresa, está estrechamente relacionado con las expectativas de estabilidad, productividad y rentabilidad que el mercado tiene de esa empresa.

De igual manera, el valor de nuestra moneda responde en gran medida al desempeño económico de la economía mexicana, pero también en buena medida, responde a las expectativas y a la estabilidad política en el país; y en otra medida importante, también responde a comportamientos, ya sean especulativos o reales, sobre el desempeño de los mercados financieros que están interrelacionados a nivel global. Por lo tanto, si hay estabilidad en la economía mexicana, el valor de nuestra moneda es fuerte y por lo tanto necesitamos menos pesos para comprar un dólar, pero si la economía se debilita o hay expectativas de que la economía del país se deteriore, el peso pierde valor y necesitaremos más pesos por cada dólar.

Dado el triunfo de Morena el pasado 2 de junio, se detonó una expectativa de incertidumbre ante la estabilidad y el futuro político y económico del país, por ello vimos una depreciación del peso en la primera semana de junio. Sin embargo, es importante destacar que también hay un ingrediente importante de especulación, pues en realidad, no se observan razones fundamentales en el desempeño económico que muestren mayores riesgos a la estabilidad macreconómica del país.

Si bien, estamos observando una desaceleración en el crecimiento económico para este 2024, respecto al 2023, aún tenemos crecimiento en el Producto Interno Bruto, el desempleo se mantiene en niveles bajos, la inflación subyacente sigue bajando su nivel desde el año pasado; incluso el Banco de México está reduciendo su tasa de interés objetivo, lo cual es buena noticia para los inversionistas. Creo que los retos más importantes que presionan el desempeño de nuestra economía están en el tema de la inseguridad y en el factor político frente a la transición de gobierno y las reformas constitucionales promovidas por el partido oficial. En ese sentido, creo que el valor de nuestro peso está respondiendo, en principal medida, a reacciones especulativas del mercado financiero internacional, y en otra medida, no menos importante a la incertidumbre política y social.

Los grandes capitales que invierten en divisas, en acciones y en cualquier otro tipo de instrumento bursátil siempre están buscando oportunidades para maximizar sus ganancias, aunque sea en un par de horas.

¿Pero qué puede explicar el incremento en la depreciación del peso frente al dólar en las últimas semanas? Como lo mencioné previamente a partir de la segunda quincena de julio el peso inició una dinámica de depreciación que se aceleró claramente en la primera semana de agosto hasta llegar a los 19.526 pesos por dólar el día 6 de agosto.

Creo que se juntaron dos factores importantes hacia el final del mes de julio que pueden explicar la depreciación de nuestra moneda. Por un lado, el 24 de julio se anunció que Tesla ponía en la congeladora su proyecto de construcción de la “megaplanta” en Nuevo León; como lo comenté previamente, esto afecta la expectativa en el desempeño de la economía y por lo tanto presiona al valor de nuestra moneda.

Por otro lado, el 31 de julio el Banco Central de Japón decidió incrementar por segunda vez en este año su tasa de interés de corto plazo de menos de 0.1 por ciento, a 0.25 por ciento. Este simple hecho, originó un desbalance importante en los mercados internacionales, empujando nuestro tipo de cambio de 18.632 a 19.526 en seis días. Para dimensionar la importancia de este movimiento en el mercado, hay que mencionar que el Banco Central de Japón, no había incrementado su tasa de interés en 17 años, y en este 2024 lo ha hecho en dos ocasiones.

No creo que haya razones fundamentales para asumir que la estabilidad de la economía mexicana está en riesgo en el resto del año; pero sí creo que hay razones externas e internas que seguirán presionando a nuestra moneda. Desde el punto de vista económico y financiero internacional, seguirá habiendo especulación sobre la evolución de los mercados y la rentabilidad de las empresas en el sector de alta tecnología.

Y, no se nos olvide que, como un factor externo importante, está el asunto de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos en el mes de noviembre.

Desde el punto de vista de los factores internos, insisto en que los retos principales están: primero en la evidente inseguridad en que vivimos, y segundo en la composición y distribución del poder político en el inicio de un nuevo gobierno federal. Que no hay duda de que, tendrán mayoría legislativa, y que tienen claras intenciones de vulnerar la fuerza institucional en el balance de poderes del país. Esto último, si podrá poner en riesgo la estabilidad económica de México para los siguientes años.

Pablo de la Peña

Pablo de la Peña

Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno y director de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, profesor del Tec de Monterrey de Economía y de Gestión Pública Aplicada.

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