En el vasto mundo del comercio global, Estados Unidos se posiciona como el principal destinatario de los productos frescos, refrigerados y congelados provenientes de México. Este gigante en la transacción de bienes perecederos depende de la supervisión meticulosa de entidades como la FDA y la USDA al ingresar a Estados Unidos (EU).
Estas instituciones, encargadas de la calidad y seguridad alimentaria, establecen rigurosos estándares que aseguran que el flujo transnacional de estos productos cumpla con las exigencias del comercio global.
El puerto fronterizo más importante de Estados Unidos, Port-Laredo, opera diariamente aproximadamente un 60 por ciento del total de productos frescos provenientes de México, con un valor promedio de Un mil millones de dólares en mercancía en ambos sentidos y recibe unos 7 mil 500 tráileres diariamente. De estos, hasta 700 son de productos frescos o congelados.
Hoy, un tráiler de aguacates provenientes de México puede tener un valor de 150 mil dólares, por lo que se le conoce como “Oro Verde”. Estos productos requieren una temperatura estrictamente controlada. En un día normal, hasta 50 tráileres de aguacate pueden cruzar por este puerto de Laredo, Texas, Port-Laredo que se ha ganado la medalla de ser el puerto terrestre más importante de la Unión Americana.
Aunque todo parece fluir de forma automática durante el proceso y las horas de operación del Puente de Comercio Mundial, una realidad más profunda revela que las pérdidas globales en la industria alimentaria superan los 750 mil millones de dólares anuales. Estas pérdidas son el resultado de deficiencias en la infraestructura, prácticas inadecuadas de manejo o falta de formación adecuada.
En este contexto, la logística de la cadena de frío es un componente esencial para garantizar la integridad de productos altamente sensibles como alimentos, medicamentos y productos químicos.
La logística de la cadena de frío no es solo un proceso técnico, sino un arte en la gestión de la temperatura, armonizando equipos especializados, tecnologías avanzadas y procedimientos rigurosos que, en conjunto, protegen la calidad y seguridad de los productos desde el origen hasta el destino final. En este sector de alta precisión, donde cada grado cuenta, la integridad de la cadena de suministro es la última línea de defensa contra pérdidas, deterioros u hacer llegar alimentos saludables al mercado.
La FDA y la USDA establecen los estándares que abarcan toda la cadena de suministro, asegurando que se cumplan los requisitos de temperatura y seguridad. En la frontera, CBP (Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU.) supervisa la entrada de productos frescos, aprovechando la infraestructura de Port-Laredo para proteger los productos de contaminación y evitar descomposición o mermas. Gracias a esta colaboración, el “Oro Verde” llega a las mesas de los consumidores ¡tan fresco como si nada!