Pues a como van las finanzas públicas a Julio, según lo reportado por la propia Secretaría de Hacienda, en su informe sobre la situación económica y las finanzas públicas, todo apunta a que los requerimientos financieros del Sector Público Federal superarán fácilmente el 6 por ciento del PIB, si la nueva administración no empieza a meter freno al desbordado gasto gubernamental, el cual reporta un aumento nominal del 16.1 por ciento en el periodo enero a julio de este año, cuando los ingresos presupuestales solo han crecido porcentualmente un 8 por ciento en términos nominales, menos de la mitad del crecimiento en el Gasto Neto Presupuestal.
De hecho, la nueva administración inicia su sexenio a partir del 1 de Octubre, en menos de dos semanas, por lo que tendrá tres meses muy buenos para empezar a controlar el desorden que actualmente se registra en el ejercicio del gasto, el cual vive en toda su magnitud y esplendor, el tradicionalmente famoso “Año de Hidalgo”.
Como sabemos, el paquete financiero Ingreso-Gasto para este año, que presentó el actual gobierno al Congreso de la Unión, y que le fue aprobado por el Congreso, rápidamente, desde el mes de febrero de este año, fue modificado por la Secretaría de Hacienda para acomodar más gasto y más déficit, seguramente por órdenes del inquilino de Palacio, con la complacencia de sus obedientes funcionarios, sin importar dejar un déficit difícil de manejar, y que implicaría colocar deuda por un monto sexenal equivalente a toda la deuda contratada por los gobiernos anteriores, desde que hay registros públicos oficiales, aunque Usted no lo crea, mientras que el discurso oficial sigue siendo que en esta administración NO se contrató nueva deuda, y que las inversiones se financiaron con “ahorros” en el gasto.
Ya modificado el programa Ingreso-Gasto que había sido aprobado por el Congreso, en Pre Criterios de Política Económica para 2025, documento que por Ley debe ser presentado en el mes de Abril, se oficializa que el nuevo déficit financiero para este año 2024 se aumenta a 5.9% del PIB, que seguramente será superior al 6 por ciento (tan solo porque el PIB nominal será inferior al estimado) y se proyecta que para 2025, primer año de la nueva administración, el déficit público, medido por los requerimientos financieros, bajarán al 3 por ciento del PIB, reduciéndose a la mitad, en un 50 por ciento, en solo un año.
Sin embargo, analizando las proyecciones que presentaron para los ingresos presupuestales, los cuales BAJARÁN en 0.4 por ciento del PIB, ya que se reducirán de 21.9 por ciento del PIB en 2024, a un 21.5 por ciento para 2025, queda claro que el esfuerzo para reducir el déficit de las finanzas públicas recae totalmente en la reducción del gasto, mientras que el mayor déficit asociado a los menores ingresos, se piensa que pueda ser subsanado con un menor déficit extra-presupuestal, lo cual, la verdad, está en chino.
De tal suerte, considerando que lo más probable es que NO BAJE el déficit extra-presupuestal en 2025, el esfuerzo en la reducción en el Gasto Neto tiene que alcanzar el equivalente a 3.3 puntos porcentuales del PIB de 2025, que en pesos, considerando la proyección del PIB nominal para 2025 que presentan en Pre-Criterios, equivale a una reducción en el Gasto de $1.2 millones de millones de pesos para 2025.
La cereza en el pastel, es que esta reducción en el Gasto Público Federal para 2025, debe ser NETA después de considerar los aumentos INERCIALES en el Gasto, como lo son el pago de pensiones, rubro que viene creciendo a una tasa de dos dígitos, así como los aumentos decretados a las pensiones de adultos mayores y otros programas sociales, y los mayores pagos por los intereses de la deuda, los cuales, aunque Usted tampoco lo crea, los presupuestan a la baja, como proporción del PIB, argumentando reducciones en el costo del dinero, sin considerar el monumental aumento en el saldo de la deuda, que parecen no registrar.
Es decir, si estas mayores erogaciones inerciales aumentan el Gasto en unos $300 mil millones de pesos, la reducción en otros rubros de gasto se elevaría a $1.5 millones de millones de pesos, para que en el neto la reducción sea de los 3.3 puntos del PIB que se necesitarían, lo cual, sin duda alguna, sería poco menos que imposible de conseguir.
Otra piedra en el camino, será la caída en el crecimiento de la economía que sin duda alguna se tendrá en 2025, versus el crecimiento real proyectado en Pre Criterios, de 2.5 por ciento, y según estima la propia Secretaría de Hacienda, por cada punto porcentual que crezca menos la economía, los ingresos tributarios bajan en $52.8 miles de millones de pesos.
Finalmente, si consideramos las declaraciones que acaba de dar la calificadora HR Ratings, en el sentido de que la calificación de la deuda soberana del País estará asociada a la pronta reducción del déficit público a niveles manejables de máximo 3 puntos del PIB, el escenario luce pesimista.
Quizás por eso ya se rumora, en círculos financieros internacionales, que el actual Secretario de Hacienda se irá junto con el paquete económico 2025.
Veremos y diremos.