Monterrey

Gabriela Monforte: Cuestionar y accionar en medio de la crisis hídrica en NL

Gabriela Monforte

En Nuevo León el agotamiento del agua comienza a ser evidente. Hasta antes de las recientes lluvias, el déficit en el abastecimiento era de 2.5 m³/s[1]. ¿Tenemos que esperar hasta que caiga la última gota para hacer un cambio?

Para entender la escasez del agua, que es más visible en zonas urbanas, es necesario conocer las condiciones para su permanencia. El ciclo hidrológico juega un papel muy importante en la gestión del agua, ya que es el proceso que regula su disponibilidad y, aunque es un concepto con el que estamos familiarizados y es relativamente simple, suele pasarse por alto su importancia.

El ciclo hidrológico es el responsable del movimiento del agua, desde su evaporación en la atmósfera, pasando por la condensación y precipitación, permitiendo que los ecosistemas funcionen correctamente. Las etapas principales de este ciclo incluyen evaporación, condensación, precipitación, escorrentía e infiltración, y cada una es fundamental para su permanencia. En el momento en que alguna de estas fases se ve afectada, la distribución del agua puede verse afectada de la misma manera, lo que puede generar consecuencias graves e incluso daños irreversibles para los ecosistemas y para el sostenimiento de la actividad humana.

Por otra parte, el ciclo hidrológico sucede en el espacio físico llamado cuenca hidrológica, área geográfica delimitada por una infraestructura natural sobre la cual se ubican las poblaciones humanas. Este concepto es crucial para entender y visibilizar la situación de la crisis hídrica en NL, particularmente en el área metropolitana de Monterrey ya que por la densidad poblacional y la expansión urbana se han alterado algunas de las etapas del ciclo, como la infiltración, lo que aumenta la escorrentía e impide la recarga de los acuíferos, deteriorando el equilibrio ecológico.

Aunado a lo anterior, el efecto del cambio climático se manifiesta en: 1) el incremento en la variación climática, pues ahora se presentan sequías más extremas que limitan el acceso al agua en diversas regiones, así mismo tormentas más intensas que, además del impacto de destrucción a la infraestructura urbana, erosionan los suelos cambiando su permeabilidad, afectando la infiltración al subsuelo y afectando nuevamente a la recarga de los acuíferos; y 2) el incremento en la temperatura promedio que disminuye la disponibilidad de las aguas superficiales por efectos de la evaporación; por lo anterior, aunque las precipitaciones recientes llenaron las presas del estado, si el consumo del agua no se modera, al paso de unos años volveremos a presentar los problemas de abasto del 2023.

La gestión del agua, a nivel nacional, es llevada a cabo por la Comisión Nacional del Agua. A nivel estatal, el responsable de la gestión es Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey, institución que ha sido reconocida a nivel internacional por su capacidad para abastecer de agua a los diferentes sectores; sin embargo, su gestión se centra en la oferta del servicio sin realizar esfuerzos equivalentes para gestionar el consumo. Es un hecho que, si el consumo no se aborda de una manera estratégica, el abastecimiento será cada vez más complejo y costoso, financiera y ambientalmente.

La encuesta ¿Cómo vamos Nuevo León? (2023) señala que nueve de cada 10 personas en Nuevo León están preocupadas por la crisis de agua y por la posibilidad de que se solucione. Por otro lado, la misma encuesta reveló que los ciudadanos opinan que una de las principales razones de la escasez es el desperdicio del agua. Dado lo anterior, es importante capitalizar la sensibilización de los ciudadanos generando incentivos orientados a un consumo moderado.

Es claro que el problema no es sencillo de resolver y que se requiere de un trabajo conjunto, entre la sociedad y el gobierno, a través de políticas públicas e incentivos que promuevan la participación de todos los sectores. Los autores de este artículo creemos que para resolver el problema de la escasez de agua será fundamental una gestión integral del vital líquido, en donde el énfasis se centre en la gestión del consumo y en la capacidad de la cuenca hidrológica para soportar y abastecer a todos los sectores, siendo uno de ellos el mantenimiento de la naturaleza.

Participaron en la elaboración de este artículo: Alex Guaraney, Mario Fernando Arias, Diego Enrique Reyes, Ana Sarai Medina, Andrea Ramírez estudiantes de la Concentración Analítica para negocios: De los datos a las decisiones, que ofrece la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Gabriela Monforte es profesora de la concentración.

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