Monterrey

Angel Maass: El reto económico de México

¿Podrán la CDMX, Nuevo León y Jalisco evitar la tormenta?

Año tras año, parece que la brújula económica de México necesita recalibrarse. Si uno creyera en las primeras previsiones de crecimiento, estaríamos navegando en mares tranquilos, pero no, estimado lector, nos enfrentamos a otra ronda de ajustes. Las previsiones de crecimiento para 2024 y 2025, una vez más, han sido recortadas. Según los datos generales del Banco de México y BBVA México, ahora nos espera una tasa de crecimiento modesta, si no estancada.

¿Por qué? Porque el panorama no pinta muy alentador y los desafíos parecen multiplicarse más rápido que el crecimiento del PIB. Ya lo habíamos escuchado antes: la inflación global, el impacto del conflicto en Ucrania y los ajustes en la política monetaria de Estados Unidos. Pero también hay problemas de cosecha propia: una deuda pública que será vigilada por las agencias calificadoras como si no hubiera mañana y una desaceleración en el crecimiento del empleo formal que amenaza con poner la carreta antes de los bueyes.

La deuda pública: la piedra en el zapato de la 4T

No es ningún secreto que la actual administración de Claudia Sheinbaum enfrenta un reto monumental en términos de deuda pública. Se ha hablado mucho de austeridad, pero la deuda podría seguir aumentando como proporción del Producto Interno Bruto (PIB). De hecho, algunos analistas señalan que esta política de austeridad ha sido, en algunos casos, un parche temporal, pero no una solución de fondo.

¿Y cómo afecta esto a la previsión de crecimiento? Pues, imagina intentar correr una maratón con una mochila llena de piedras. Así de complicado. El gobierno entrante ha anunciado su compromiso con la inversión pública y seguir apoyando proyectos emblemáticos, como el Tren Maya y la refinería Dos Bocas. Pero, por más emblemáticos que sean, estos proyectos no han demostrado un impacto significativo en la reactivación económica, al menos no en el corto plazo. Al contrario, el abultado gasto podría restringir el margen de maniobra para enfrentar otras problemáticas más inmediatas, como la creación de empleo formal.

Empleo formal: la desaceleración que nadie quiere ver

Aunque las cifras de empleo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) muestran que el empleo formal ha tenido un crecimiento, la desaceleración en ese ritmo es palpable. Se esperaba que, después de la recuperación postpandemia, el empleo repuntara de manera más consistente. Sin embargo, el panorama global y los retos internos han sido como un freno de mano.

La informalidad, por supuesto, sigue siendo la válvula de escape, pero ese es otro tema. Lo cierto es que el crecimiento del empleo formal, que es esencial para sostener una economía estable y robusta, está en una pausa no deseada. Y, si esta tendencia continúa, será difícil que la recuperación económica se traduzca en beneficios tangibles para la mayoría de los mexicanos.

¿Y los estados clave? Las diferencias regionales

Aunque el panorama nacional es sombrío, no todos los estados están en el mismo barco. Las entidades más grandes y económicamente activas del país, como la Ciudad de México, Nuevo León y Jalisco, enfrentan sus propios retos.

Ciudad de México (CDMX): Con Claudia Sheinbaum como Presidenta de México y Clara Brugada como encargada de la CDMX, la capital sigue siendo el epicentro económico del país. Sin embargo, con la deuda pública apretando las finanzas y el empleo formal desacelerado, no es sorpresa que las pequeñas y medianas empresas de la ciudad sientan el golpe. La Ciudad de México ha sido históricamente resiliente, pero depender tanto de los servicios y la burocracia federal podría pasarle factura.

Nuevo León: El reino de Samuel García no se queda atrás. Con su enfoque en atraer inversión extranjera directa, el estado ha sido un motor clave para la industria manufacturera del país. Pero, ojo, porque depender tanto de la inversión foránea también puede ser un arma de doble filo. Si la desaceleración global persiste, las grandes inversiones pueden enfriarse, y con ellas, la generación de empleo. A la fecha, se desconoce qué pasará con la anunciada inversión de Tesla.

Jalisco: Pablo Lemus se enfrenta a un desafío similar. La tecnología y el desarrollo de software han sido su bandera, pero la demanda de estos servicios también podría verse afectada por la desaceleración económica global. Además, las exportaciones, que han sido un motor importante, podrían sufrir si el crecimiento internacional se estanca.

El futuro incierto

El panorama económico para México en 2024 y 2025 es, cuanto menos, incierto. Con una deuda pública creciente, una desaceleración en el empleo formal y previsiones de crecimiento más tímidas que un gato asustado, parece que el camino será cuesta arriba. Sin embargo, siempre hay margen para la sorpresa, y México ha demostrado ser resiliente frente a otros retos económicos.

Eso sí, será necesario que tanto el gobierno federal como los estados clave, como CDMX, Nuevo León y Jalisco, se adapten rápido y con inteligencia a las nuevas condiciones para evitar que los problemas económicos se agraven. Como siempre, el tiempo nos dirá si esta será otra crisis superada, o solo un capítulo más en la larga historia de los retos económicos de nuestro país.

COLUMNAS ANTERIORES

Cesáreo Gámez: Un cuarto de la población de NL es víctima de algún delito
Rodrigo Caballero: El doble filo de la tecnología en la productividad y en las finanzas

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.