Monterrey

Rogelio Segovia: Burnout, del Blackberry al WhatsApp

El Blackberry, como dispositivo, ya no existe, pero nos dejó una importante estela de comunicación, interconexión y agotamiento.

Hace no mucho tiempo, el sonido de un Blackberry vibrando era sinónimo de un ejecutivo ocupado e importante. Muchos llevaban este dispositivo, con orgullo, colgado en su cintura. El Blackberry, con su capacidad de mantener a los empleados disponibles las 24 horas del día, fue la primera chispa de lo que hoy conocemos como burnout digital.

El Blackberry, como dispositivo, ya no existe, pero nos dejó una importante estela de comunicación, interconexión y agotamiento. Hoy tenemos herramientas como WhatsApp y Slack que han difuminado las fronteras entre la vida personal y laboral, generando una nueva realidad: la presión de estar disponible a cualquier hora. Este fenómeno de hipersensibilidad digital ha llevado al agotamiento a alcanzar niveles nunca antes vistos.

Hace unos días leí en el Financial Times la historia de un empleado temporal que trabaja como lavaplatos en Escocia durante la temporada turística. Él relata cómo su trabajo, anteriormente caracterizado por su simplicidad y bajo estrés, se ha visto alterado por la introducción de grupos de WhatsApp laborales. Estos chats constantes han borrado los límites entre su vida personal y profesional, generando una presión implícita para estar siempre disponible, incluso en sus días libres, comprometiendo así su tiempo de descanso y lectura.

El problema, comparte este empleado en el artículo del Financial Times, es que estas aplicaciones permiten que los mensajes del trabajo lleguen en cualquier momento, desde solicitudes de cambio de turno hasta discusiones sobre problemas menores del día a día. El empleado se encuentra atrapado entre la necesidad de mantenerse informado para no perder detalles importantes y el deseo de desconectar completamente del trabajo durante su tiempo libre.

Un estudio reciente publicado en la National Library of Medicine reportó una relación entre el uso de WhatsApp para fines laborales y altos niveles de depresión, ansiedad y estrés, especialmente entre aquellos que perciben su uso como un factor estresante e influyente en las relaciones laborales y sociales.

Los grupos laborales de WhatsApp, que iniciaron como una herramienta útil para coordinar equipos, se han vuelto tiránicos y han secuestrado el tiempo libre de las personas.

Probablemente, las empresas, tan dadas a regular y normar prácticamente cualquier aspecto dentro de la vida laboral, deberían empezar a establecer regulaciones claras, con efectos mandatorios, sobre el uso de este tipo de herramientas dentro y fuera de los horarios laborales.

Y no soy ingenuo al respecto: me queda claro que hoy en día un CEO o cualquier otro miembro del equipo directivo (C-Suite, en inglés) no pueden simplemente desconectarse y desaparecer todos los días a partir de las 18:00. Pero ni todos en la empresa son miembros del C-Suite, ni todas las comunicaciones deben hacerse de inmediato. Debemos migrar del “siempre disponible” al “estratégicamente disponible”.

Es por salud mental.

Epílogo: La semana pasada, en este mismo espacio, comentamos acerca de la decisión de Amazon respecto a que sus empleados regresen a la oficina y enfaticé como hoy, al menos en estos temas, la opinión del empleado importa poco. Bueno, a raíz de esto, recibí muchos comentarios a favor y en contra de la decisión de Amazon.

Por un lado, varios lectores coinciden en la realidad del mundo empresarial respecto a que quien tiene el dinero (la empresa), tiene el control. Algunos señalaron que en tiempos de incertidumbre económica (como la actual), las empresas naturalmente buscan maximizar su eficiencia y control.

Sin embargo, la discusión no fue unilateral. Muchos lectores defendieron la flexibilidad laboral. Recordaron que el trabajo remoto ha demostrado ser eficaz para muchos roles y que ha mejorado significativamente la calidad de vida de numerosos empleados, especialmente de grupos como las madres solteras.

Un aspecto interesante que surgió en los comentarios fue la importancia del liderazgo y la cultura organizacional. Varios lectores argumentaron que el éxito del trabajo remoto o presencial depende en gran medida de cómo los líderes entienden y promueven el equilibrio en la vida de sus colaboradores.

Otros mencionaron el aumento de problemas como el sedentarismo, la falta de socialización y hasta un incremento en la violencia doméstica durante los confinamientos. Estos puntos de vista nos recuerdan que la situación es más compleja de lo que podría parecer a primera vista.

Lo que me quedó claro de todas estas respuestas es que no hay una solución única que funcione para todos. Mientras algunos empleados prosperan en el trabajo remoto, otros necesitan la estructura y la interacción social que ofrece la oficina.

El desafío para las empresas será encontrar un equilibrio que permita mantener la productividad y la cohesión de los equipos, sin sacrificar los beneficios que el trabajo flexible ha traído a muchos empleados.

El autor es Doctor en Filosofía, fundador de Human Leader, Socio-Director de Think Talent, y Profesor de Cátedra del ITESM.

Contacto: rogelio.segovia@thinktalent.mx

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