Monterrey

Sara Lozano: Tres horas y media

Albert Einstein describía al universo como un espaciotiempo de cuatro dimensiones, de las cuales tres son espaciales –largo, ancho y alto– y por ahora, una temporal.

Es magia treparte a un avión a las 9 de la mañana en cualquier ciudad de Europa, volar durante más diez horas y bajar a las 12.30 pm en Monterrey. Si vuelas en contra de la rotación ganas algo más de siete horas, porque si la persigues, el mismo vuelo de diez horas hace que el reloj avance 18.

La cuarta dimensión es el tiempo, Albert Einstein describía al universo como un espaciotiempo de cuatro dimensiones, de las cuales tres son espaciales –largo, ancho y alto– y por ahora, una temporal. Esto es, el tiempo puede contraerse o dilatarse debido a la velocidad o la gravedad y no es fijo –aquí la magia– es variable y subjetivo.

Desafiando la persistencia, constancia y consistencia de un segundero el tiempo es blando como los relojes de Salvador Dalí en La persistencia de la memoria. Sobre estructuras sólidas se derrite el tiempo, en algún crepúsculo sobre una tierra yerma y junto, el agua. En una hoja tamaño carta Dalí diserta sobre el tiempo desafiando la construcción artificial sobre la que funcionamos.

Tal vez Somewhere in time es expresión temporal más romántica que conozco. Película y música en perfecta armonía nos lleva por el tiempo a través de una fotografía antigua, un reloj de bolsillo y una moneda.

Desde las matemáticas, sería como cuatro coordenadas: x, y, z, t (tiempo).

Es posible imaginar el cuadrado y su equivalente en tercera dimensión: el cubo. Pero la extensión del cubo a la cuarta dimensión, el tesseracto, me evoca a Marvel y – apenas lo descubro– aparece en la película Interstellar de Christopher Nolan, como la estructura en la cual se puede interactuar con el pasado.

Inevitable recordar a Allie reencontrando a su padre y teniendo la oportunidad de sanar su relación en Contacto. Carl Sagan no lleva a pasar días con ellos entre confesiones, disculpas y reconocimientos no hablados para luego descubrir que la prueba fue fallida y apenas duró veinte minutos.

O la alucinante experiencia de Bowman en el Portal de la Estrella enfrentando su vejez e infancia en cuestión de minutos. En el universo surrealista de Kubrick el tiempo brilla no solo en 2001 Odisea del Espacio, sino en la estratégica dosificación del tiempo en El resplandor. Y de, ¡la literatura! La base de Kubrick la encontró en las historias de Arthur C. Clarke y de Stephen King, esta forma de prolongar o apurar frases para no sólo contar, sino experimentar una historia.

Apenas acabando la película, el piloto anunció los 10 mil pies y cerró la magia de estas prolongadas Tres horas y media.

Sara Lozano

Sara Lozano

Colaboradora en la Escuela de Gobierno y Transformación Pública y profesora en el Tec de Monterrey de Ciudadanía y Democracia. Integrante fundadora de Ellas ABP coordinadora de programas por la prevención de la violencia laboral y económica contra las mujeres.

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