Es común escuchar “pago muchos impuestos”; sin embargo, no siempre los impuestos que se pagan son propios. Recordemos que las personas morales enteran al fisco tres tipos de impuestos: impuestos propios, como el Impuesto sobre la Renta (ISR); impuestos indirectos, como el Impuesto al Valor Agregado (IVA); e impuestos retenidos a terceros, como las retenciones de ISR e IVA. Por lo tanto, la próxima vez que crea que su empresa paga muchos impuestos, revise cuáles son, ya que podría sorprenderse.
Dijimos que el ISR es el impuesto propio que pagan las personas morales. Este impuesto se paga sobre la utilidad que genera una empresa. La utilidad es el monto que queda después de considerar la renta, los salarios, el internet y otros necesarios para poder vender su producto o servicio. En otras palabras, si su negocio no tuvo utilidad no tendrá ISR que pagar a menos que tenga un desorden fiscal y muchos de sus gastos no cumplan con los requisitos fiscales para ser considerados al calcular la utilidad.
En ocasiones su empresa actúa como intermediaria entre los contribuyentes y el SAT. Esto significa que, a través de su empresa, los contribuyentes cumplen con sus obligaciones fiscales, ya sea parcial o totalmente. Dado el gran número de contribuyentes personas físicas que se encuentran en el padrón de contribuyentes, la autoridad fiscal utiliza a las empresas como mecanismos de fiscalización y recaudación. Para garantizar que las empresas cumplan con esta función, el fisco las designa como obligados solidarios En otras palabras el SAT aplica ese principio de “no busca quién la hizo, sino quién la paga”.
Uno ejemplo de lo anterior es caso de los asalariados, donde la empresa retiene el impuesto correspondiente a trabajadores y lo entera al SAT. Otro caso es la retención de ISR e IVA a personas físicas que prestan servicios profesionales o alquilan bienes inmuebles. El monto retenido se considera como un adelanto del impuesto mensual que la persona física debe pagar.
En el caso del IVA la situación es similar. Este es un impuesto al consumo, por lo que lo paga quien consume. Por ejemplo, al ir a un restaurante, la cuenta incluye el monto del IVA; aunque el restaurante lo cobra, es usted, como consumidor, quien está pagando al SAT a través del establecimiento. El restaurante, a su vez, está obligado a enterar ese IVA al SAT.
Lo complicado de este tema, en ocasiones, no es el cálculo de los impuestos, sino la administración de los recursos financieros para pagarlos. Si la administración del flujo de efectivo no es disciplinada, la empresa podría tener problemas para cumplir con estas obligaciones.
Estimado lector, después de leer estas líneas y revisar los impuestos que paga, puede descubrir que solo está pagando impuestos de terceros, ya sea IVA o retenciones. Si este es el caso no le debe “doler” ya que los recursos que entrega al SAT, son dinero que recaudó de terceros por órdenes del SAT.
Aunque esto pudiera ser un alivio, ya que el SAT no está tomando una parte de sus ingresos, también puede representar una “red flag”. Si su empresa no pagar ISR propio, significa que no está generando utilidad. En otras palabras, está perdiendo dinero. Si está perdiendo, ¿cómo está sobreviviendo? ¿Ha recurrido a préstamos bancarios o de socios? Es importante tener claro este punto para evaluar e identificar los problemas de rentabilidad y financiamiento, así como para poder explicar al fisco cómo su empresa sigue operando a pesar de las pérdidas.
Entender la dinámica de los impuestos que paga su empresa no solo le ayudará a despejar la duda de si realmente está pagando “muchos impuestos”, sino también a evaluar la salud financiera de su negocio. Si su empresa apenas sobrevive mientras cumple con las obligaciones fiscales de otros, es hora de revisar a fondo su rentabilidad y sus fuentes de financiamiento.
Pagar impuestos es inevitable; entenderlos es imprescindible. No se trata solo de cumplir con el SAT, sino de asegurar la sostenibilidad y rentabilidad de su empresa.
Contacto: huorsa@ortizgarza.com.mx
Historias de impuestos bien contadas