Monterrey

Guillermo Godínez: Historias de terror inmobiliarias

Guillermo Godínez

Hoy acorde a las fechas próximas de Día de Muertos se presta para contar historias de terror, pues me di a la tarea de recopilar algunas vivencias inmobiliarias que han resultado terroríficas al final del día, pero que nos pueden ayudar a hacer consciencia y tener más cuidado o protegernos mejor de “espantosos” seres que nos pueden hacer la vida muy amarga!

Todas las historias son ciertas y vividas en Monterrey, pero cambiaré nombres o no seré tan específico por respeto a las víctimas, pero pongan mucha atención:

La primera historia es sobre una “damita” de buena presencia, joven que se dedicaba a rentar casas residenciales amuebladas en San Pedro Garza García, de hecho ya llevaba varías víctimas haciéndoles lo mismo y las vaciaba sin dejar alguna alma dentro!

En una ocasión rentó una casa amueblada muy grande y un buen día el guardia de la caseta del fraccionamiento le habló al dueño de la residencia para confirmar si él había mandado un camión de mudanza para vaciar su casa.

Acto seguido el propietario se fue de prisa a su propiedad y atravesó su coche frente al camión de mudanza y evitó que lo robaran. Cuenta la leyenda que ya existen demandas contra ella y hay orden de aprensión en su contra…

La otra leyenda cuenta que un joven rentó un departamento por los rumbos del Centro de Monterrey y todo iba muy bien hasta que de pronto se desapareció el muchacho y después de tres meses le avisó a su rentero que ya no iba a regresar.

Al dueño de la vivienda se le hizo fácil deshacerse de las cosas que había en el departamento, pues consideró que no eran de valor.

Cuál es su sorpresa que dicho arrendatario lo demandó por despojo y puso en la demanda que tenía cosas de mucho valor económico!

La situación es que este tipo de demandas no son comerciales, sino penales y ahora el arrendador anda defendiéndose de evitar pisar la cárcel. Todo por no haberlo hecho bien y haber recibido su propiedad con un simple papel en el que el arrendatario le está entregando el dapartamento.

La última historia es más elaborada y trata de una pareja que rentó una vivienda en el sector de Cúmbres y pagaban puntualmente la renta y todo parecía de maravilla, de hecho terminaron el contrato por el tiempo acordado y el arrendador estaba contento.

Cuál es su sorpresa al enterarse que otra familia se metió a vivir en ella. Los “nuevos dueños” mostraron con papeles que le habían comprado la casa a una pareja (la que había rentado el inmueble previamente) y que la pagaron con un crédito hipotecario.

Estos fantasmas estafadores, porque nunca se pudo dar con ellos, falsificaron las identificaciones del dueño real de la propiedad y la vendieron y fue hecho con la aprobación de un Notario. Al final el dueño original pudo recuperar su casa, después de varios años de penar por juzgados y procesos.

El único que salió “muerto” de esta operación fue el Banco que le entregó el cheque por el valor de la propiedad a los estafadores que hoy son unos fantasmas de las autoridades y la Ley.

Moraleja de estas macabras historias: que hay que fijarse y cuidarse mas al momento de hacer operaciones inmobiliarias, porque los defraudadores cada vez son mejores y se han vuelto mas sofisticados y conocen bien de las leyes.

La verdad es que no existen muchos o mejor dicho casi no hay abogados especializados en situaciones legales inmobiliarias. De hecho, los únicos que conozco Yo aquí en la Ciudad son los del despacho Garantía Jurídica Inmobiliaria, que uno de sus socios es Marco Hinojosa.

Ellos te asesoran para cualquier tipo de contrato para que “TU” quedes bien protegido y no vayas a tener problemas posteriormente, así como investigar a la gente que quiere hacer algún trato contigo y no te quedes “frío, frío” al final!

¡Nos vemos hasta la próxima!

El autor cuenta con mas de 32 años de experiencia en el ramo de los bienes raíces en materia de comunicación, campañas y lanzamiento de proyectos inmobiliarios. Desde 1995 es miembro de la National Association of Real Estate Editors (NAREE).

También lee: