Monterrey

Pablo de la Peña: Inversión con efecto multiplicador

Las expectativas para el crecimiento de todo el año para nuestra economía siguen siendo bajas.

El crecimiento anunciado por el INEGI para el tercer trimestre del 2024 en México superó las expectativas. El 1.5 por ciento de crecimiento anual detuvo la desaceleración de la economía mexicana que teníamos desde finales del 2022.

Sin embargo, las expectativas para el crecimiento de todo el año para nuestra economía siguen siendo bajas.

El Banco de México publicó también hace unos días los resultados de su encuesta a especialistas en economía del sector privado, en donde se muestra una expectativa de crecimiento anual para el 2024 del 1.41 por ciento, y del 1.22 por ciento para el 2025.

A nivel regional, tenemos datos contrastantes entre los estados del país.

El INEGI también dio a conocer el Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa (IMAIEF) para el mes de julio de 2024. Mientras que tenemos estados con tasas de crecimiento anuales superiores al 20 por ciento, tenemos otros estados con tasas negativas hasta del 30 por ciento en su actividad industrial.

Tomando los datos desestacionalizados, los cinco estados con las tasas más altas de crecimiento en su actividad industrial son: Oaxaca con el 22.1 por ciento, Veracruz con el 11.8, Zacatecas con el 11 por ciento, Nuevo León y Puebla con el 9.1 y 8.6 por ciento respectivamente.

Por el contrario, los cinco estados con las tasas de crecimiento negativas más grandes son: Quintana Roo con el 31.2 por ciento, Nayarit con el 21.2 por ciento, Michoacán con el 18.1 por ciento, Tabasco y Aguascalientes ambos con tasas negativas del 11.8 por ciento.

Es de llamar la atención el estado de Oaxaca, pues su índice de la actividad industrial ha mantenido tasas de crecimiento positivas constantemente desde marzo de este año, al parecer la inversión en el sector construcción en puertos y en infraestructura de comunicaciones, así como la actividad manufacturera están empujando fuertemente la actividad económica del estado.

Por el contrario, analizando la línea de tendencia de la actividad industrial son foco rojo con una constante caída en su actividad económica los estados de Campeche, Nayarit y Tabasco. Campeche y Tabasco ambos estados dependientes fuertemente de la actividad petrolera, están perdiendo rápidamente dinamismo en su actividad industrial, particularmente en el sector construcción.

Ahora con el triunfo de Trump en los Estados Unidos, quizá las expectativas de crecimiento puedan cambiar para México, y no para bien.

Es difícil comparar los primeros cuatro años de la presidencia de Trump del 2017 al 2020 con lo que podría pasar en los siguientes cuatro años, porque el 2020 estuvo afectado por la pandemia.

Pero si tomamos en cuenta solamente los trimestres del 2017 al 2019, la tasa de crecimiento anual trimestral promedio de México fue del 1.2 por ciento, pero el promedio del crecimiento anual de México en los cuatro trimestres del 2019 fue a penas del 0.4 por ciento, que coincidió con el primer año de gobierno de López Obrador; es decir, no estoy seguro que la presidencia de Trump haya sido un factor para el bajo crecimiento de la economía mexicana en el 2019, más bien los factores inhibidores de nuestro crecimiento fueron internos, particularmente la falta de inversión por la desconfianza en el nuevo gobierno.

Creo que esa “película” se puede repetir ahora en el 2025, es decir, la combinación entre la desconfianza interna generada por las reformas destructivas de nuestras instituciones y la violencia creciente en nuestro país, en conjunto con las amenazas de Trump de poner aranceles a los automóviles mexicanos que impactaría en la inversión extranjera proveniente de los Estados Unidos, podrían desacelerar aún más la economía mexicana.

La mejor estrategia que el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum podría implementar, sería la de incrementar sustancialmente la inversión pública, favorecer la inversión pública-privada, y generar un ambiente de confianza en el mercado.

La inversión en el puerto de Salina Cruz en Oaxaca, así como en el tren interoceánico entre Veracruz y Oaxaca puede ser una inversión que genere proyectos sostenibles y de largo plazo para acelerar, no solo la economía de esos estados, sino la actividad comercial de México con otros socios comerciales.

Ese es un ejemplo del tipo de inversión que se puede hacer en otros estados del país, esto es, inversiones en infraestructura que favorezca la actividad económica y el desarrollo industrial. Por eso vemos ahora que los estados de Tabasco y Campeche están cayendo en su actividad industrial, porque las inversiones que se hicieron en el sector petrolero no están generando proyectos sostenibles y no son aún un multiplicador del desarrollo.

El efecto multiplicador de la inversión pública-privada será clave si queremos acelerar el crecimiento del país, y contrarrestar al mismo tiempo el posible impacto negativo de la presidencia de Trump en los próximos cuatro años.

Pablo de la Peña

Pablo de la Peña

Decano Asociado de Educación Continua de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno y director de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública, profesor del Tec de Monterrey de Economía y de Gestión Pública Aplicada.

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