El análisis de los precios de la gasolina es de gran relevancia, pues impacta directamente en los bolsillos de los mexicanos. Este impacto puede ser directo, para quienes se trasladan en automóvil, o indirecto, al influir en los costos de transportación de los productos que consumimos.
En muchos bienes, estos costos logísticos tienen un impacto significativo en el precio final.
La gasolina es un producto con demanda inelástica, lo que implica que los consumidores somos menos sensibles a las variaciones en su precio.
Esto no significa que los aumentos nos resulten indiferentes; simplemente, debido a que la gasolina es un bien necesario sin sustitutos, terminamos aceptando precios más altos aun si no estamos de acuerdo con ellos.
Desde 2017, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) reporta los precios de la gasolina tanto a nivel de estación como a nivel estatal y nacional.
Al analizar los precios promedio mensuales nominales, observamos que en Nuevo León los precios suelen estar por encima del promedio nacional.
En el periodo pospandemia, los precios en esta entidad han llegado a superar el promedio nacional hasta en un 7 %.
En julio del presente año, último mes reportado a nivel estatal por la CRE, Nuevo León se posicionó en el tercer lugar nacional en cuanto a precios más altos de gasolina, con Baja California Sur y Quintana Roo en los primeros dos puestos. En contraste, las entidades con precios más bajos fueron Chihuahua y Tamaulipas.
Estos datos resultan interesantes dado que México es un país segmentado por regiones, pero encontramos que, en el caso de la gasolina, en la región norte tenemos tanto uno de los estados con precios más altos como los estados con los precios más bajos.
Pero, ¿qué factores son los que influyen en el precio? La teoría económica sugiere que la competencia tiende a reducir los precios. En 2017, la liberalización del mercado de la gasolina en México puso fin al monopolio de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en este sector.
La apertura al sector privado buscaba aumentar la competencia en la industria, esperando que un mercado más competitivo se reflejara en precios más bajos y un desarrollo más eficiente.
En enero de ese año, había 232 gasolineras en el Área Metropolitana de Monterrey (AMM) y, al cierre del mismo año, el número había aumentado a 556, reflejando un crecimiento considerable. Hoy en día, el AMM cuenta con 627 estaciones de servicio.
Sin embargo, la competencia no es el único factor que afecta el precio de la gasolina. El precio internacional del petróleo es un factor importante: cuando el costo del petróleo aumenta, el efecto se refleja de inmediato en los precios al consumidor, aunque el ajuste es más lento cuando baja.
Además, los costos de transporte tienen un impacto significativo, especialmente en estaciones de servicio alejadas de las terminales de almacenamiento.
Por otro lado, el constante incremento en el parque vehicular genera una mayor demanda de gasolina, lo cual podría reflejarse en un aumento de precios si la oferta no crece al mismo ritmo.
En algunas zonas, las estaciones de servicio adoptan una estrategia de fijación de precios elevando el precio de manera imprevista para reducirlo gradualmente, lo cual impacta la percepción de precios en los consumidores.
Finalmente, en los últimos años, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha ajustado el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para amortiguar la volatilidad en los precios, una intervención que introduce un factor adicional en el cálculo del precio de la gasolina.
En conclusión, el precio de la gasolina en México responde a una compleja combinación de factores, que incluyen tanto variables internacionales como elementos propios del mercado local. Frente a esta realidad, es importante que los consumidores comprendamos qué factores influyen en los precios y su volatilidad.
El autor es profesor investigador en la Escuela de Negocios de la Universidad de Monterrey (UDEM), consultor y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONAHCYT.