De acuerdo con el CFA Institute, la historia de las fusiones y adquisiciones en Los Estados Unidos se pueden agrupar en olas. Dichas olas son el resultado o respuesta a los cambios en las regulaciones que se fueron presentando, principalmente por desregulaciones cuando se incrementaba la actividad.
La primera ola la establecen a finales de los 1800’s cuando la actividad ferroviaria estaba en pleno auge y que, gracias a la nueva conectividad, las industrias de minería y manufactureras experimentaron crecimientos importantes.
En ese entonces, nos dice el CFA Institute, “Un entorno regulatorio relativamente laxo contribuyó a la situación, y muchas fusiones horizontales dieron lugar a condiciones casi monopolísticas en varias industrias. Esta ola terminó en 1904 como resultado de una decisión histórica de la Suprema Corte de Justicia de Los Estados Unidos que limitaba las fusiones horizontales entre grandes competidores”.
La segunda ola se presentó entre 1916 y 1929 terminando por el crash de ese año. “Esta vez, el entorno regulatorio era menos favorable a las fusiones horizontales y más sensible al poder de los mercados.
Debido a que ya había concentración en unas pocas empresas y a que era difícil una mayor integración horizontal, las empresas trataron de integrarse verticalmente hacia atrás en la oferta y hacia adelante en la distribución a través de fusiones verticales.
En consecuencia, las combinaciones de negocios en esta ola tendieron a crear oligopolios”.
Después de la Segunda guerra mundial y el período de consolidación, la tercer ola se presenta muchos años después, entre 1965 y 1969. “La tercera ola se produjo en un entorno regulatorio que desalentaba cualquier fusión, horizontal o vertical, que trajera como consecuencia la reducción de la competencia dentro de una industria … las empresas que buscaban expandirse voltearon hacia fuera de sus propias industrias y comenzaron a formarse conglomerados. La tercera ola de fusiones terminó en 1969, cuando la aplicación de las leyes antimonopolio restringió el ascenso de los conglomerados”.
La cuarta ola va de 1981 a 1989. El ambiente regulatorio ya no es tan restrictivo pero el desarrollo se debió a la disponibilidad de financiamiento através de los bonos chatarra o junk bonds. De pasada, en deuda chatarra se convertiría la deuda mexicana si nos quitan el grado de inversión pero desafortunadamente no mucha gente se da cuenta del retroceso que impicaría. Como dicen los americanos: ignorance is bliss.
La quinta ola la situa el CFA Institute de 1992 a 2001. Esta vez se debió a los altos rendimientos de las aciones que le permitían a las empresas que cotizaban utilizar el mecanismo de intecambio de acciones para hacerse de las empresas que complementaran o expandieran su modelo de negocio.
Esta vez, los reguladores americanos estaban más abiertos a la actividad de fusiones y adquisiciones ya que las economías europea y japonesa en particular, estaban dejando atrás a la industria americana. Termina en el 2001 con la reducción de actividad en los mercados accionarios. La siguiente ola vendría después del 2003.
Contrasta el anuncio de la intención de separar a Google. Los reguladores americanos lo han hecho en el pasado. Recordemos a ATT. En contraste, en México se desaparece a la autónoma COFECE, pero se fusiona con el IFT, pero se formará una nueva entidad que será autónoma y que velará por que no haya competencia … como lo es la COFECE. Resulta bastante ridículo cuando se trata de explicar este absurdo. Cuanto daño se ha hecho por ignorancia y venganza escudados en una nunca demostrada corrupción.
Regulación. Autonomía Judicial. Estado de derecho. Fomento a la actividad económica. Bienestar. No es rocket science.