La economía circular es un modelo de producción y consumo orientados a reducir al mínimo la generación de desechos y a maximizar el aprovechamiento de los materiales. Se basa en los principios de menos materias primas, menos residuos y menos emisiones (Parlamento Europeo).
Nuevo León, y particularmente el área metropolitana de Monterrey, enfrenta una crisis ambiental con más de 52.26 millones de toneladas de CO₂ emitidas al medio ambiente anualmente (INEGI,2023), lo que coloca al estado en la tercera posición de emisiones de gases efecto invernadero del país.
Por otra parte, cada día en la zona metropolitana de Monterrey se generan hasta 5,900 toneladas de residuos sólidos urbanos, de los cuales solo el 5% se reutiliza (ABC, mayo 2022), mientras que el resto se deposita en vertederos que emiten grandes cantidades de gases efecto invernadero (GEI).
El Sistema Integral para el Manejo Ecológico y Procesamiento de Desechos (SIMEPRODE) lleva a cabo un proceso de generación de energía a partir del biogás producido con los desechos sólidos urbanos que se generan en el área metropolitana de Monterrey, evitando la emisión de 1,299,497 toneladas de bióxido de carbono, generando 309,566 MWh de electricidad; sin embargo, esta energía es ambientalmente muy cara por los daños colaterales que produce al medio ambiente y a la salud pública.
El biogás, constituido principalmente por metano y dióxido de carbono, se genera por la degradación de la materia orgánica mediante la acción de microorganismos en ausencia de oxígeno. Sin embargo, los materiales que no participan en el proceso anterior, durante su degradación, además de la producción de GEI generan otros gases de gran toxicidad como dioxinas, furanos, hexaclorobenceno, plomo y mercurio.
Por otra parte, los compuestos mencionados y otras sustancias, también altamente tóxicas, viajan a través de los lixiviados (fluidos que se infiltran en la tierra por efecto de la lluvia) depositándose en las aguas subterráneas. Por la ubicación del SIMEPRODE, el acuífero 1924 El Carmen – Salinas Victoria pude ser el principal afectado.
Ahora bien, un aspecto poco estudiado y que se suma a la producción de gases efecto invernadero es la movilización de los desechos urbanos domiciliarios al centro de acopio. Un estudio, realizado con la intención de conocer la relación entre algunas variables poblacionales y la ubicación geográfica de las viviendas con la emisión de GEI por la movilización de los materiales de desecho al vertedero, mostró que la ubicación geográfica es un factor relevante.
La emisión per cápita de gases efeto invernadero en el municipio de San Pedro es mayor, en más de un 200%, que las emisiones per cápita en los municipios de Monterrey y Guadalupe, siendo éstos los municipios en los que la emisión fue menor.
También se encontró que el rezago social y el nivel educativo de los habitantes tienen un efecto significativo en la emisión de GEI por la movilización de la basura. En la medida en que el rezago social disminuye; es decir, cuando la población aumenta su poder adquisitivo, la emisión aumenta. Respecto a la variable educación, cuando el nivel educativo aumenta también aumenta la emisión; sin embargo, por las características del modelo se sospecha que los individuos con alto nivel educativo y rezago social bajo son quienes emiten la menor cantidad per cápita de gases efecto invernadero.
Los hallazgos anteriores muestran que los sectores de mayor poder adquisitivo, quienes tienen mayor acceso al consumo, son los mayores generadores de gases efecto invernadero por el traslado de la basura. Dado lo anterior, es necesario, además de aumentar la cantidad de materiales reciclados, incentivar la disminución en el consumo a través del uso de bienes duraderos.
La transición hacia una economía circular en Nuevo León exige un cambio significativo en los hábitos de consumo y en la gestión de residuos, tanto a nivel individual como colectivo. Aunque, como se mencionó, solo el 5 por ciento de los residuos sólidos urbanos generados en el área metropolitana de Monterrey son reutilizados, el potencial de reciclaje podría alcanzar hasta un 92 por ciento si los desechos se separan antes de llegar al vertedero. Para alcanzar este objetivo, es fundamental que las autoridades implementen regulaciones que promuevan la separación de residuos en cada vivienda.
Los autores de este artículo estamos convencidos de que el reto de la economía circular no es solo técnico, sino también cultural, y su éxito dependerá del compromiso colectivo de todos los sectores demográficos para transformar los residuos en oportunidades, disminuir los impactos ambientales, reducir las emisiones de gases efecto invernadero y preservar los recursos naturales para las futuras generaciones.
Participaron en la elaboración de este artículo: Eugenio Graue, Ricardo Guerra, Adriana Esthela Berrellez, Julio César Alaffita y Melissa Cancino estudiantes de la Concentración Analítica para negocios: De los datos a las decisiones, que ofrece la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Gabriela Monforte es profesora de la concentración.
Contacto: gmonforte@tec.mx