Monterrey

Dulcinea Martínez: Hablemos de talento y cultura en los negocios

En la mayoría de las organizaciones, en estas fechas llenas de emotividad en las personas, quienes resultan ser nuestros colaboradores; nos encontramos en el cierre de la planeación estratégica que nos determina el rumbo a alcanzar en el año que está por iniciar.

Pero esta planeación no estaría completa, si no la enfrentamos al análisis de la emotividad organizacional que nos da nuestra cultura organizacional (propósito, misión, visión, valores) misma que debe respaldar los objetivos estratégicos que darán cause a las metas y objetivos de negocio que se convertirán en las acciones específicas de las áreas funcionales, de los equipos de trabajo y de los objetivos individuales.

Sin embargo, el mayor de los retos que representa esta etapa es la alineación de dicha estrategia y las metas de negocio; con las actividades del día a día de cada uno de los colaboradores, y esta alineación, es lo más importante para garantizar las metas, pero también, lo más complejo si no preparamos el ambiente y las capacidades, en donde los líderes sean ejemplo de los comportamientos necesarios para garantizar el en esta alineación.

Reflexionemos… como líderes, ¿estamos preparados?, como gente de recursos humanos, ¿hemos ayudado a preparar a la organización para alcanzar la alineación?

Si consideras que no estamos preparados para lograrla, es momento de reforzar una comunicación efectiva, en donde lo líderes aseguren que todos los colaboradores entiendan las prioridades y expectativas de la organización, y todo esto requiere de una planeación cuidadosa, una ejecución disciplinada y una capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios; preparación indispensable para enfrentar cualquier factor interno y/o externo que pueda modificar los planes establecidos, como por ejemplo cambios o nuevas reformas, limitaciones presupuestales, cambios organizacionales, inflación, comportamiento del mercado, resistencia al cambio, etc.

Todo esto requerirá de una agilidad organizacional que será esencial para no perder el rumbo, o que los ingresos se vean afectados.

Por esto mismo, es clave, que los líderes puedan revisar de cerca los indicadores de desempeño (KPI’s) e ir ajustando las acciones en función al cumplimiento de los planes establecidos.

Ahora bien… hablemos de Talento.

Ya mencionamos que los planes y estrategias se construyen día a día con las acciones de cada colaborador, sin embrago, el Talento Clave se vuelve crucial, por lo que requerimos renovar la motivación y su compromiso para garantizar la continuidad y el éxito organizacional.

Deberemos celebrar la vivencia de nuestra cultura, reconocer los logros alcanzados, fortalecer el sentido de pertenencia, crear o mantener un ambiente positivo y de confianza; y si le agregamos que el mercado laboral que está sumamente competido en estos tiempos; no olvidemos de revisar nuestras políticas de compensaciones, las oportunidades de desarrollo que ofrecemos, los planes de desarrollo personalizados, la asignación a proyectos relevantes y de negocio y por último y no menos importante, el crear una cultura de retroalimentación abierta, que permita fortalecer la relación entre el talento y los líderes.

En conclusión, las organizaciones que logren enfrentar estos retos, con una cultura alineada a sus prioridades, equipos de trabajo comprometidos y talento clave reafirmado, estarán mejor preparadas para sobresalir en cada nuevo ciclo.

La autora es ejecutiva con más de 25 años de experiencia en Recursos Humanos. Actualmente es Vicepresidenta de ERIAC Capital Humano.

Correo: contaco@eriac.com.mx

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