De las estructuras rígidas del comunismo a fomentar la innovación y navegar la incertidumbre del emprendimiento. ¿Te hubieras imaginado un cambio así? Suena increíble, pero es real… Es un viaje desafiante que te permite crecer y aprovechar oportunidades inimaginables, tanto al que lo vive como al que lo observa.
Pocas veces he tenido la oportunidad de presenciar una transición tan profunda como la de un cliente que pasó de liderar en un sistema comunista a convertirse en un exitoso emprendedor en una economía de mercado.
Su historia no solo es un testimonio de su adaptabilidad, sino también una lección sobre cómo abrazar el cambio con valentía.
Sabemos todos que el comunismo es una ideología política y un sistema socioeconómico que busca establecer una sociedad sin clases sociales mediante la abolición de la propiedad privada de los medios de producción.
En las críticas a esta ideología encontramos los argumentos de que una economía planificada centralmente no puede ser tan eficiente como una economía de mercado y que la falta de un sistema de precios basado en el mercado puede llevar a una mala asignación de recursos.
Además, sostiene que la ausencia de propiedad privada y competencia reduce los incentivos para la innovación y la productividad.
Bueno, con todo esto, ahora imagina que debes pasar de un sistema así, al emprendimiento puro dentro de una economía de mercado. Tan solo por cuestión de convicciones suena poco creíble, ¿cierto? Mientras que otros de juicio más duro pondrían, incluso, en tela de duda la posibilidad de conversión y lo genuino de las bases ideológicas de la persona.
Personalmente también me causa cierta incredulidad, sobre todo si pienso en los más de 100 millones de personas que han muerto como resultado de políticas y represiones en regímenes comunistas a lo largo del siglo XX, y en los pocos países comunistas que hoy tenemos en el mundo como Cuba, Vietnam y Coreo del Norte.
Sin embargo, es una historia real que me enorgullece contar por las lecciones de vida y organizacionales que me ha dejado.
Cuando nos conocimos este cliente estaba enfrentando el reto de redefinir su enfoque de liderazgo en un entorno completamente nuevo.
Acostumbrado a las estructuras rígidas del comunismo, tuvo que aprender a fomentar la innovación, asumir riesgos y navegar la incertidumbre que acompaña al emprendimiento.
Lo que más me sorprendió fue su disposición para desaprender viejas prácticas y adoptar nuevas ideas.
En nuestras sesiones, exploramos cómo construir una cultura organizacional que valorara la colaboración, pero también la iniciativa individual. Fue un proceso desafiante, pero su compromiso con el cambio fue inquebrantable.
Recuerdo una conversación donde reflexionó: “El comunismo me enseñó disciplina, pero el mercado me enseñó creatividad.
Estas palabras encapsulan la transformación que estaba viviendo, una que no solo impactó su carrera, sino también la forma de ver la vida y de liderar a su equipo.
A medida que implementábamos el modelo de cambio organizacional, vi cómo su empresa comenzaba a prosperar.
Su capacidad para combinar la estructura del pasado con la flexibilidad del presente le permitió construir una organización que no solo sobrevivió, sino que prosperó en un mercado competitivo.
Su historia es un recordatorio de que el cambio, aunque desafiante, puede ser una fuente de crecimiento y oportunidad.
Este cliente no solo transformó su carrera, sino también su perspectiva sobre lo que significaba liderar. Su viaje me inspiró a continuar explorando cómo el liderazgo puede evolucionar para enfrentar los retos de un mundo en constante transformación.
El autor es Consultor de gestión global, como fundador y director ejecutivo del Instituto Adizes, ha dedicado su carrera para ayudar a organizaciones a mejorar su desempeño y efectividad a través de la Metodología Adizes.
Contacto: www.Adizes.com