Quizás el mejor adjetivo calificativo que se le puede dar al Presidente Trump, es el de Disruptivo.
Sin duda alguna, su inicio de mandato se ajustó a sus promesas y amenazas de campaña, e incluso fue más allá, revocando muchas de las órdenes y de las acciones instrumentadas por su antecesor, en concordancia con el objetivo central de su mandato, el cual se puede resumir en una frase, “Hacer Grande de Nuevo a los EUA”.
Sin embargo, algunas de sus acciones no están estrictamente relacionadas con aspectos económicos, de comercio exterior, o migratorios, como la postura de que hay solo dos géneros, Hombre y Mujer, y la salida de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, así como del Acuerdo de Paris, éste último relacionado con aspectos climáticos, lo que nos deja ver que su agenda es multifacética, aunque en esta nota me centraré en comentar las acciones que afectarán a nuestro País.
Las principales órdenes ejecutivas firmadas que impactan directamente a México, se centran en tres áreas, la migratoria, el comercio exterior, y los cárteles de la droga.
En materia de repatriación de trabajadores indocumentados, que están sin cumplir requisitos migratorios en los Estados Unidos, como lo apunté en una nota anterior, el principal problema para nuestro País, es que se le obligue a recibir gente deportada que no sean mexicanos, ya sea por razones humanitarias, o por una exigencia que impongan los Estados Unidos.
Obviamente, esta gente no tiene familiares ni medios económicos para subsistir en nuestro País, y quizás muchos de ellos ya tampoco quieran regresar a sus Países de origen, y buscarían quedarse a vivir y a trabajar aquí, presionando aún más el mercado laboral que no ha podido incorporar a más de la mitad de la fuerza laboral en nuestro País, que pulula en la economía informal.
En cuanto a los deportados nacionales, ofrecerles dos mil pesos para gastos de traslado, equivale solo a una aspirina, y el ofrecimiento de afiliarlos al IMSS pasa por alto que ese Instituto es tripartita y NO es una dependencia del Gobierno Federal, y si actualmente no tiene ni medicinas para sus derechohabientes, se le impondría una carga que simplemente no puede cargar.
Lo conducente, es negociar con los Estados Unidos para que solo nos repatríe a ciudadanos mexicanos, y preferentemente de manera programada y ordenada, solo por ciertos puntos fronterizos y no a todos los hispano parlantes que deporte.
Será importante que se les apoye de inmediato para que se trasladen a sus ciudades de origen, y no permanezcan en las ciudades fronterizas, y eviten problemas sociales.
En el aspecto económico, es factible esperar una reducción en el monto de las remesas que actualmente recibe nuestro País, y que afectaría también al consumo, así como una mayor presión en los mercados laborales, aumentando el desempleo y la economía informal.
En cuanto a los aranceles que seguramente se impondrán a nuestras exportaciones, si bien el mayor impacto económico lo tendrán quienes nos compren nuestros productos, ya que el arancel aumentará el precio al consumidor norteamericano, el exportador mexicano puede enfrentar una disminución en las cantidades exportadas a los EUA, que mermarían sus ingresos y sus utilidades.
En el caso de maquiladoras que aprovechan la mano de obra barata en México, si se les grava con aranceles, les reduciría el beneficio económico de ensamblar o producir en México, y se podrían perder estas fuentes de empleo.
Al responder México, imponiendo aranceles compensatorios, se perjudicaría también al consumidor mexicano, ya que el precio de los productos importados, subirían en el mercado nacional, y entraríamos a un juego de perder-perder.
Finalmente, en cuanto a la orden ejecutiva de declarar como “Terroristas” a los carteles mexicanos, si bien no se le asocia un impacto económico inmediato, la eventual eliminación de estos grupos delincuenciales en nuestro País, sí tendría efectos positivos en la economía mexicana, en el mediano plazo, ya que se eliminarían las extorciones a productores, los cobros de piso, y todas las acciones delincuenciales asociadas a la actividad de estos grupos, hasta incluso el “huachicol”, favoreciendo el desarrollo y el crecimiento de las actividades económicas hoy afectadas.
Es difícil prever que cuando los EUA se decidan a actuar militarmente contra estos grupos delincuenciales, busquen o pidan la colaboración del ejército, la marina, o el propio gobierno federal, primero, porque se sospecha de una asociación delictuosa del crimen organizado con estas autoridades, que lejos de combatirlos con las armas, les proporcionaron “abrazos”, porque como lo dijo López Obrador, los delincuentes también son seres humanos, e incluso los visitaba y desayunaba con ellos, y segundo, porque de acuerdo a sus leyes, ya con esta declaratoria, no ocupan la aceptación ni la colaboración del gobierno mexicano para intervenir militarmente en nuestro País.
Hablar ahora de “Independencia” y de “Soberanía”, y hacer un llamado a la unidad del pueblo mexicano, es simplemente una desfachatez y demagogia política, ya que ha sido la propia 4T la que defendió y dejó crecer a estos grupos delincuenciales, que son el verdadero gobierno en las zonas donde operan impunemente.
Lloren como mujeres, la Soberanía y la Independencia que no supieron defender, siendo gobierno.