Tengamos o no empresa, la jubilación es cara. Una persona necesitará, al dejar de trabajar, entre el 75% y el 90% de sus ingresos previos al retiro para mantener su estilo de vida. Por eso, independientemente de la edad que tengamos, hay que visualizar el largo plazo, prever cómo nos gustaría vivir después de los 65 años, pavimentar el futuro y garantizar la vejez. ¿Cómo hacerlo?
Aquí les comparto 5 mandamientos, de un total de 10 que les he preparado, para retirarnos bien, tener certeza patrimonial y vivir en paz.
# 1. Conocer mis Necesidades de Retiro.
Saber cuánto necesitamos para vivir bien es indispensable para poder crear un buen “cochinito para el retiro” (plan de ahorro). En este punto, no sólo debemos considerar los gastos mensuales de manutención, sino también los posibles gastos a futuro que tengamos que hacer en temas médicos. Igualmente, hay que tomar en cuenta el costo de vida, la inflación, los hobbies (viajes y pasatiempos) y las mejoras en el hogar. Como norma general, cuantas más cosas queramos hacer, más capital tendremos que reunir. Los ahorros para la jubilación dependen del tipo de retiro que deseemos, de nuestros gastos proyectados y de cuándo (edad) planeemos retirarnos.
# 2. Crear un Plan de Ahorro. Aplicar la Regla del 4%.
Y entonces, ¿qué cantidad total debemos guardar para la jubilación? Usemos la regla del 4%. Según esta fórmula, podríamos gastar hasta un 4% de nuestras inversiones o ahorros para la jubilación cada año sin temor a que se nos termine el dinero. La clave está en que lo que no se retira se mantiene invertido. Aunque la regla del 4% tiene sus limitaciones—como que el cálculo está hecho para un período de 25 años—, es muy útil para realizar aproximaciones. Por ejemplo, si nuestra expectativa de vida es de 90 años, bastaría con dividir los gastos anuales (necesidades de retiro) entre 0.04. Ésta sería nuestra meta de ahorro para la jubilación.
Ahora que, si provenimos de una familia longeva y existe la posibilidad de vivir, supongamos 30 años más por encima de los 65 años, o si nos jubilamos anticipadamente, la mejor forma de aproximarla sería: (Gastos mensuales) X (12 meses) X (esperanza de vida—i.e. 30 años). Tener este cálculo nos ayudará a estructurar mejor nuestro plan de ahorro; es decir, a definir cuánto ahorrar cada mes y a optimizar nuestros gastos actuales.
# 3. No Depender de la Pensión, los Intereses o los Dividendos.
Sin importar el monto de la pensión que podamos conseguir en la seguridad social, hay que considerar que ésta tendrá un valor inferior al salario que ganamos. Por consiguiente, no debemos cometer el error de depender solamente de ella o de pensar que con los intereses de nuestras inversiones o con los dividendos que genere nuestra empresa tendremos la vida arreglada. Precisamos buscar ingresos adicionales. El arrendamiento de inmuebles (alquiler) y/o la participación en algún otro tipo de negocio que pueda servirnos para mantenernos activos y ganar un extra (sin amarrarnos) pueden ser opciones atractivas.
# 4. Reducir al Máximo las Deudas.
Aún y cuando nos mantengamos activos y ganemos un extra, es recomendable intentar pagar la mayor cantidad de deudas posibles antes de jubilarnos. Si tenemos una hipoteca pendiente, deseamos comprar una casa de campo o un departamento en la playa, intentemos que los pagos más fuertes se hagan previo a nuestro retiro. Se trata de que nuestros flujos ($) durante la jubilación no se vean mermados. Continuar trabajando debe ser una opción (gusto), NO una obligación (necesidad).
# 5. Darme Prioridad.
Nuestro plan de ahorro debe tener carácter prioritario en relación con otros asuntos— especialmente los relacionados con los hijos adultos. Y es que, aunque apoyar a los hijos menores de edad es una obligación como padres, una vez que son adultos, tienen la oportunidad de ser independientes, ganar su propio dinero y aprender a ahorrar. De modo que, sus gustos (autos, viajes) y apoyos después del matrimonio (compra de casa, pago de colegiatura de los nietos, vacaciones) deben limitarse, o incluso, extinguirse. En un futuro, es más difícil que nosotros les vayamos a pedir, a que ellos nos vengan a requerir. Así pues, hay que darnos prioridad y hacer nuestro “cochinito” (plan de retiro).
En resumen: El retiro no es el final de la vida. Planificar una jubilación que nos permita mantener un estilo de vida adecuado, tener certeza patrimonial y vivir en paz es esencial. Y tú, ¿cuánto has ahorrado para tu retiro?
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