Monterrey

Alejandro Zertuche: ¡El 2020 viene con todo!

El mejor propósito que podemos tener para este nuevo año es el de disfrutar este ciclo con todo lo que traiga.

¿Estaremos listos para lo que viene en el 2020? Si nos observáramos de forma consciente, deberíamos tener la certeza de que sí estamos listos. Siempre lo hemos estado, sin embargo nuestros miedos nos conducen a un mar de predisposiciones acerca de situaciones que no han sucedido y que en su mayoría no sucederán.

Frases como ¡Ojalá que nos vaya bien!, !Viene un año difícil!, ¡Hay que estar preparados para la crisis que viene!, ¡El gobierno acabará con todo!, ¡No quiero saber lo que será el 2020! o ¡Esperemos que este próximo año sea mejor!; solo muestran nuestra frustración individual que contagia a la colectiva. Incluyendo el dichoso !feliz año nuevo!, que en la mayoría de los casos viene de un deseo de uno mismo por querer que así sea, no nos permite darnos cuenta de que no hay necesidad de perseguir ninguna zanahoria de la felicidad.

Los judíos en vez de desear un feliz año, se desean un año bueno (Shaná Tová). Desear un feliz año nuevo implica darle fuerza al ideal de una cultura cuyo objetivo principal es pasarla bien, mientras que buscar un año bueno implica reconocer la superioridad del significado por sobre la alegría del momento.

La psicóloga positiva y autora Emily Esfahani Smith dice que "La cultura moderna está obsesionada con la felicidad, pero es la meta equivocada. La felicidad sin significado está caracterizada por una vida relativamente superficial e incluso egoísta, en la que todo está bien, las necesidades y los deseos son satisfechos sin dificultad y las complicaciones son evitadas". De hecho, la búsqueda de la felicidad a menudo deja a las personas infelices.

Si observamos detenidamente, un enfoque total de la felicidad es irreal. Todos venimos a vivir todo tipo de experiencias. No podemos librarnos de los fracasos, tropiezos, tristezas, dolores, enfermedades, conflictos, desamores, momentos felices, de paz, de enojo, con miedos, deseos, pérdidas, en fin, todo los que el ser humano experimenta en una vida naturalmente. Al estar buscando solo la felicidad, estamos negando todo lo demás. Al final viviremos de todo.

El reto que tenemos es no caer en una polarización del enfoque de la felicidad, lo cual hacemos de forma inconsciente. Si logramos darle un significado a todo lo que vivimos y asumirlo como parte de esta gran experiencia que es la vida, empezaremos a disfrutar nuestro día a día con mayor plenitud y por supuesto, con mas momentos de felicidad como resultado.

El mejor propósito que podemos tener para el 2020 es el de disfrutar este nuevo ciclo con todo lo que traiga. Abiertos a enfrentar lo que sea y sin miedo. Es momento de jugar de forma consciente nuestro tablero de la vida. El pasado ya nos dejó mucho aprendizaje y es tiempo de que lo asumamos como nuestro. En este juego nos toca tomar los dados y tirar con certeza sin importar cualquier resultado que venga. Este juego no tiene un destino trazado sino un camino que vamos creando cuando decidimos caminar hacia adelante asumiendo nuestra realidad.

Si le damos significado a nuestra vida aprendiendo de forma consciente de todo lo que vamos teniendo como experiencias, siempre podremos crear un buen año y por lo tanto una buena vida. No es importante lo que vamos enfrentando, sino la forma en que lo hacemos. Podemos tomar del tablero lo que queramos, sin embargo nada de esto importará, porque al finalizar el juego, todo regresará a la caja. Solo quedará la experiencia del aprendizaje, que de acuerdo a como lo hayamos vivido, nos regalará en nuestro último suspiro el saber que nuestra vida tuvo o no sentido. ¿Ya tienes claro tu propósito para este 2020?.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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