Monterrey

Alejandro Zertuche: ¿Y si nos encontramos?

En vez de buscar acertar unos a otros hemos determinado el valor de las personas por lo que tienen o por su personalidad.

Vivimos en una sociedad que se ha construido para tener las menores experiencias de sufrimiento porque ese ha sido siempre nuestro mayor miedo. Hasta el que cree tenerlo todo sufre ya sea para mantenerlo o por el miedo a perderlo. Al final todos pasamos por ello.

Es como una burbuja que crece inconscientemente y nos pone día a día frente al espejo, mostrándonos lo incoherente que somos al querernos alejarnos de la realidad. No nos hemos dado cuenta de que el miedo a sufrir existe dentro de cada uno y al quererlo separar nos estamos alejando de nosotros mismos.

Buscamos constantemente que alguien más se encargue de resolver nuestro miedo a sufrir, tanto que hemos entregado el poder a otros dejando a la deriva nuestras vidas. Sin embargo, cuando los demás "nos fallan" terminamos viéndolos como los culpables de que no suceda.

Hemos diseñado una atmósfera ilusoria alrededor de los festejos de esta época para crear momentos de felicidad basada en los regalos, abrazos y villancicos. Con esto nos programamos para sentirnos mejor o en otros casos, nos quedamos en la espera de recibir algo para sentirnos importantes o simplemente queridos, ¿Podríamos algún día aprender de todo esto?.

Nuestra cultura y paradigmas en cada región podrían parecer diferentes, sin embargo la mayoría han sido creadas desde el mismo contexto inconsciente de la búsqueda de la felicidad en el ser humano.

No importa si los regios usamos a Santa Claus o en el centro del país a los Reyes Magos. Ambas son creaciones culturales para añadirle una experiencia de felicidad. En vez de buscar encontrarnos unos a otros hemos determinado el valor de las personas por lo que tienen o por su personalidad. Esta última se convierte en nuestra máscara y peor enemigo para relacionarnos abiertamente, quedando atrapados en lo que cada uno cree de sí mismo y de los demás.

¿Por qué nos mueve tanto la palabra amor en esta época? El amor es lo que está naturalmente en cada ser humano y que a través del tiempo hemos dejado a la deriva. Es claro que cuando dos personas se miran a los ojos y no buscan entenderse, pueden amarse y con esto transformarse.

Si nos observamos en autorreferencia, podemos ver que nuestras relaciones son poco transformadoras. Al encontrarnos unos con otros, normalmente nos percibimos separados y nos enjuiciamos. Cuando dos seres humanos se encuentran, existen millones de posibilidades que no ocurren porque lo hacemos a través de nuestra personalidad, desde lo que ya conocemos. Si yo me relaciono con otro a través de lo que ya conozco de mi, o a través de lo que yo sé del otro, me genera seguridad pero no un aprendizaje.

La oportunidad que tenemos a cada instante, es la de relacionarnos sin máscaras, sin paradigmas ni expectativas. Asumiendo nuestras emociones sin controlarlas, dejando que fluyan y se integren sin juicio o rechazo alguno. Lo importante es dejar de creer en el personaje que creemos que somos y tomar la decisión de vivir libremente.

Estamos en una era en donde el descubrirnos, asumirnos y vivir disfrutando todo como seres humanos al 100 por ciento, es ya un camino trazado para la evolución consciente de nuestra especie. Aprovechemos entonces, en este contexto del 2020, el encontrarnos primero a nosotros mismos para poder encontrarnos con los demás. Tomemos la posibilidad de pasar de las fiestas tradicionales tratando de buscar el amor, la unión y la paz que ya están ahí, hacia tener encuentros sin máscaras donde aprendamos y nos transformemos unos a otros libremente, ¿Qué te parece si nos encontramos?.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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