Monterrey

Antonio Rodríguez: Reforma Fiscal 2020, ¡Ya es oficial!; ahora ¿Qué hacer?

Debemos implementar acciones que nos ayuden a disminuir lo más posible los riesgos fiscales-operativos.

Faltaba solo un detalle formal de esta anunciada reforma fiscal-penal que tanto se ha comentado y ayer 9 de diciembre se cumplió al publicarse en el diario oficial de la federación. Con esto se cumple el procedimiento formal de promulgación de leyes.

Iniciaremos un año 2020 lleno de retos en el mundo empresarial, como nunca se había visto en nuestro país. Lo anterior debido no solamente a los ajustes en el cumplimiento de impuestos, sino también por el entorno económico y de desarrollo en el que nos hemos desenvuelto.

Tenemos la libertad de elegir la manera en que queremos iniciar el nuevo año: entre un panorama de problemas e incertidumbre y otro con retos y oportunidades para hacer de manera diferente nuestras actividades. Sin duda, desde el mismo lenguaje moldeamos nuestra actitud de como afrontar lo nuevo. Estudiosos de la materia de desarrollo humano aseguran que el lenguaje y el pensamiento son un factor crítico para el desarrollo y resultado.

Ante un escenario inminente, los profesionales, emprendedores, empresarios, todos los que estamos involucrados en el ambiente de negocios, debemos empezar por esta sencilla y profunda práctica de observar nuestro lenguaje y pensamiento. Esto, como un preámbulo a implementar acciones que nos ayudan a disminuir lo más posible los riesgos fiscales-operativos, por ejemplo:

1) Establecer procesos que evidencien fehacientemente la materialidad de cada transacción.

2) Crear procedimientos que validen la autenticidad y buen comportamiento fiscal de proveedores.

3) Documentar transacciones con partes relacionadas, nacionales y extranjeras, cuidando aspectos de pago de intereses y regalías, entre otros.

4) Observar la manera cabal de estructurar esquemas de compensación a empleados y trabajadores.

5) Propiciar un plan financiero que pronostique flujos de efectivo e impacto fiscal del mismo, para evitar atrasos en el cumplimiento de obligaciones fiscales.

6) Sistematizar y automatizar la mayor cantidad de procesos transaccionales posibles, para encauzar el tiempo en actividades de análisis y supervisión.

7) Capacitar constantemente a equipos relacionados con las emisiones y cancelaciones de facturas electrónicas, recibos electrónicos de pago y nóminas, para plasmar de manara correcta en los "CFDI" lo de cada transacción y con esto evitar molestias por "discrepancias".

8) Revisar periódicamente estatus de localización ante el SAT y verificar medios de contacto definidos en el buzón tributario.

9) Implementar un plan patrimonial que proteja los activos de los accionistas y que vaya alineado al objetivo familiar.

10) Mantener la asesoría permanente de expertos fiscales, legales y seguir indicaciones.

11) Actualizar competencias técnicas de contadores de empresas en el ICPNL.

12) Acudir a medios de defensa cuando sea necesario.

Sin duda la mayoría de los actores de negocios no estamos de acuerdo con lo propuesto en estos cambios fiscales, porque principalmente desincentivan la inversión, no propician el desarrollo y fomentan una serie de posibles arbitrariedades de la autoridad fiscal, aceptemos que ya son parte de nuestra realidad.

Para cerrar con el mismo tono constructivo con el que iniciamos la columna, concluyo con una frase de estrategia deportiva: "si el juego del rival es la fuerza, lo venceremos con técnica, estrategia, atención y actitud".

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Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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