Anteriormente ya se ha escrito sobre la recesión que viene. No creo que haya muchos economistas que puedan negar dicho panorama para México, en el próximo año, sin embargo, independientemente de las causas de dicha recesión, coloquialmente llamada crisis económica, hay posibilidades de que esta no nos arrastre consigo, y nos permita crecer en el plano personal o de la microeconomía. Para que eso suceda, necesitamos una estricta disciplina financiera personal.
Fieles a nuestra postura de ofrecer un punto de vista optimista de las cosas, hablaremos de seis estrategias para que podamos crecer en el plano de la economía personal, aun cuando tengamos una recesión a la vuelta de la esquina:
Hacer un presupuesto: Llevar a cabo un registro detallado de todos los ingresos y los gastos es indispensable para tomar decisiones financieras de corto y largo plazo. Los expertos recomiendan seguir la regla 50/30/20, que significa que hay que asignar la mitad de los ingresos laborales para el gasto diario (renta, servicios, comida, transporte, etc.), 30 por ciento asignarlo a el gasto en el estilo de vida (salidas a cenar, vacaciones, esparcimiento) y el 20 por ciento restante para el futuro (ahorrar o invertir). En épocas de recesión, es fundamental darse cuenta de la importancia de reducir los gastos en estilo de vida, de no hacer compras de bienes y servicios superfluos y asignar más para el futuro. Austeridad en el gasto es la clave de la felicidad en tiempos de crisis.
Crear un fondo de emergencia: Contar con un fondo de dinero, equivalente al menos a tres meses de los ingresos laborales, permitirá tener un colchón en caso de perder el empleo. Las empresas reducen su personal cuando hay recesiones y ese fondo permitiría sobrevivir de manera adecuada mientras se busca otro empleo. En caso de que el empleo no corra riesgos, ese fondo puede servir para emergencias médicas.
Limitar las deudas: Conocer y respetar los límites de velocidad del endeudamiento es básico. No se debe gastar más dinero del que se obtenga quincenalmente por ingresos laborales. Sin embargo, el endeudamiento puede ser bueno si este se refiere a compra de bienes duraderos que ayuden a la formación de un patrimonio.
Usar moderadamente las tarjetas de crédito: Entender que el dinero que nos presta el banco a través de una tarjeta de crédito es el dinero de los ahorradores de ese banco y no nuestro, es fundamental para limitar su uso. La tarjeta de crédito no es la extensión de nuestros ingresos, sino una palanca para poder adquirir bienes y servicios por adelantado. En épocas de recesión se recomienda limitar al máximo su uso y pagar la totalidad de los cargos, para evitar el pago de intereses.
Administrar el riesgo: Asegurarse contra los imprevistos es la mejor manera de reducir la exposición y el riesgo cuando enfrentamos una recesión. Hay riesgo de perder el empleo, entonces hay que comprar un seguro de desempleo. Hay riesgo de perder el patrimonio, entonces hay que adquirir seguros de casa y de auto. Hay riesgo de morir, entonces hay que comprar un seguro de vida. Hay riesgo de enfermarse gravemente, entonces hay que adquirir un seguro de gastos médicos mayores. Hay riesgo de que mi fondo de retiro no me alcance, hay que hacer un fondo propio. La mejor manera de enfrentar la incertidumbre económica es incrementando nuestra cultura de la prevención.
Planear el futuro: Cómo es altamente probable que los pensionados del Seguro Social y de las AFORES no tengan pensiones dignas ni suficientes en el futuro, es importante hacerse de un plan de retiro personal desde ahora. Este puede incluir inversiones a largo plazo, dependiendo del perfil de riesgo que cada uno tenga, en fondos de inversión de renta fija o variable, en bonos gubernamentales, en acciones y ETF's o en metales preciosos o propiedades. La idea es que inevitablemente va a llegar el momento en que las personas vamos a pasar de ser una unidad de ingresos y gastos, mientras trabajemos, a convertirnos en una unidad de gasto. Cuando llegue ese día, debemos entender que solo de eso que hayamos ahorrado, vamos a vivir.
Estas estrategias son útiles comenzarlas a llevar a cabo en épocas de recesiones, pero sería altamente recomendable seguirlas para siempre. Nadie, a excepción de ciertos personajes en la política que han forjado grandes fortunas a costa del presupuesto público, entre otros, tiene certidumbre sobre la economía mexicana y sobre su futuro. Más vale conocer las posibilidades que tenemos a nivel microeconómico y tratar de hacer algo por y para nosotros mismos.
El autor es economista y profesor de Finanzas y Economía de la Escuela de Negocios del Campus Monterrey.
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