Todo negocio comienza con una inversión. Detrás de cada empleo, de cada producto, de cada servicio, hay una inversión inicial que habilita a un grupo de personas a desarrollar una actividad productiva.
La continuidad de estas actividades depende en gran medida, de la utilidad que se obtenga al finalizar el ciclo de venta del producto o servicio de que se trate.
Dicha utilidad depende de diversos factores, siendo uno de ellos el "precio del dinero".
El precio del dinero es el monto que cobran los bancos a sus clientes por brindar crédito, o el que les pagan por el dinero que los mismos clientes depositan en sus cuentas de ahorro, corrientes o en títulos a plazo. A este tipo de precios se les denomina tasas de interés, sean activas o pasivas.
La tasa pasiva o de captación es la tasa que pagan las entidades financieras por el dinero captado del público ahorrador, inversionista o el banco central del país del que se trate. La tasa activa o de colocación es la tasa que cobran dichas entidades por los préstamos otorgados a las personas físicas o empresas.
¿Cuál es el origen de la tasa de interés, es decir, de qué depende su monto?
El monto de la tasa de interés al público depende de la tasa de interés de referencia o tasa de fondeo bancario a plazo de un día que establece el Banco Central del país de que se trate. En el caso de México, esta tasa es establecida por Banxico (Banco de México),
En efecto, así como las personas y empresas tienen préstamos hipotecarios, o utilizan tarjetas de crédito, el gobierno e incluso los propios bancos comerciales también piden dinero prestado.
Los bancos acuden al Banco de México (Banxico), organismo que tiene por mandato constitucional mantener estables los precios, y su principal herramienta para dicho fin la facultad de fijar la tasa de interés de referencia.
Llamada también tasa de fondeo bancario a plazo de un día, este porcentaje es el precio del dinero, o lo que cobra Banxico a las entidades financieras que requieren crédito. Dicha tasa es la base para determinar las anteriormente mencionadas tasas de interés pasiva y activa.
El monto de la tasa de referencia tiene como efecto liberar o restringir el dinero en circulación: si la tasa de interés es alta, pedir dinero prestado resulta caro.
Los bancos centrales utilizan la tasa de referencia para controlar el aumento generalizado en los precios de los bienes y servicios de una economía durante un periodo de tiempo (fenómeno conocido como inflación, que lastima el poder adquisitivo del dinero).
Ante una mayor tasa de interés, se reduce la compra de bienes y servicios (baja la demanda agregada) desincentivando la inversión y también el consumo, mientras se estimula el ahorro de las personas. Por el otro lado, frente a una tasa de interés reducida, el dinero en cuentas de ahorro pasa a ser una opción poco atractiva, se vuelve más accesible el crédito y con ello se incentiva el consumo y la inversión por parte de las empresas.
El Banco de México tiene como objetivo principal mantener el poder adquisitivo del dinero, por lo cual se ha abusado de esta herramienta, restringiendo el circulante para "enfriar" una economía en la cual los precios suben por efecto de prácticas monopólicas y aumento de impuestos, no por exceso de demanda.
En conclusión, dentro del clima de negocios de nuestro país, el precio del dinero ha tendido a ser alto, provocando una baja inversión y un bajo consumo. Afortunadamente, a partir de 2019 se ha empezado a reducir la tasa de referencia, alcanzando actualmente un 4.25%, con lo cual el crédito se vuelve más atractivo, posibilitando inversiones y estimulando el consumo.
Esperamos que se mantenga en esos niveles en 2021, pues México no necesita enfriar su economía con altas tasas. Los precios deben bajar como efecto de una mayor competencia y un reducido gasto gubernamental.
El autor es empresario y Presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes (ANEI).
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.