Monterrey

Hiram Peón Lara: La corrupción no somos todos

Si a usted le parecía que lo que se espera de este gobierno es lo que dijo durante su campaña, vaya descartándolo, porque está haciendo otra cosa.

Esclarecer cada uno de los embrollos que genera López Obrador es una tarea obligatoria de los periodistas, porque las personas tienen que saber que las cosas no son tan sencillas como lo plantea.

Afirma, por ejemplo, que desaparece el seguro popular y que en su lugar viene un nuevo sistema llamado Instituto de salud para el bienestar (INSABI). Lo que no dice es que el seguro popular estaba descentralizado y que cada estado manejaba sus recursos y sus instalaciones de acuerdo a las necesidades de los usuarios.

Con el INSABI le retira la administración de los hospitales al estado y los recursos también, cancela la administración para centralizarla de acuerdo, valla usted a saber, a que criterios. Desde luego los de él.

Todo quedó en duda, pero lo más grave es que probablemente desaparece el apoyo que se daba a las familias con problemas de salud como el cáncer, la leucemia y otras más.

Lo que ya está claro es que no hay nada claro. Si a usted le parecía que lo que se espera de este gobierno es lo que dijo durante su campaña, vaya descartando todo lo que dijo, porque está haciendo otra cosa, está siguiendo otra agenda.

Lo que si pasa es que es consistente en algunas cosas: en la última reunión pública que tuvo con el gobernador Jaime Rodríguez Calderón, siguió el mismo patrón para los gobernadores de oposición: acarreados que rechiflan y atropellan con gritos al gobernador en turno. No es que no se lo merezca nuestro gobernador, es solo que no es auténtico y lo que no es auténtico, es falso.

Por otro lado los partidos políticos ajenos al poder solo están buscando ponerle zancadillas a las iniciativas del presidente, tal parece que su única intención es que no se consolide ningún cambio. Lo deseable para el PRI, PAN, PT, PRD, y demás partidos satélites, es que todo siga igual y eso es vergonzoso. La mitad de los votantes pidieron un cambio y ahora la oposición no quiere ningún cambio.

Lo que me parece es que tenemos que borrar de nuestra memoria el sistema de gobierno partidista y empezar a diseñar, y ya vamos tarde, la manera de consolidar lo bueno rescatable de nuestras instituciones que tanto nos han costado al pueblo de México.

No es posible aceptar que grupos espurios de políticos anquilosados en los partidos continúen acaparando la venta de medicamentos para el sistema de salud. Se comenta que las compras de estas personas, durante los pasados sexenios, tenían un sobre precio de hasta diez veces y que se compraban a cuatro empresas de las que eran socios.

Para el 2020 el gobierno de AMLO licitó 13 mil 840 millones de pesos en medicamentos para el sistema de salud y en la segunda mitad del año se espera la compra de 17 mil millones de pesos más en medicamentos. Los ahorros son importantes, el problema es que los medicamentos no llegan a los usuarios. Estas medidas borran de golpe un sistema corrupto con el vivimos por décadas.

Yo creo que las personas que no votamos por AMLO, esa población, que es mucha, no le teme al cambio, lo que teme es ver disminuida su libertad, su derecho a decidir, teme encontrarse desarmado ante un gobierno autocrático, sin embargo no muestran oposición ante las medidas que toma AMLO, más bien muestran apatía, desconfianza y temor.

Esa población, entre la que nos contamos muchos, tampoco apoya a los políticos o a los partidos. Existe una profunda división de ideas y creencias, hay un profundo fastidio ante la ausencia de diálogo honesto, a la descalificación automática y el rechazo de las opiniones que no coinciden con las del presidente.

Por otro lado no veo por ningún lado medidas de este gobierno que tengan la intención de ganarse la confianza de este importante grupo que aglutina a todos los mexicanos que no votaron por él.

Hasta la próxima.

El autor es experto en comunicación corporativa y situaciones de crisis. Cuenta con un MBA del ITESM.

Opine usted: hirampeon@gmail.com

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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