Monterrey

Jesús Garza: El destino del gasto público en el país

El crecimiento potencial de cualquier economía está íntimamente relacionada con la acumulación de capital físico como humano.

Recientemente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publicó los resultados de las finanzas públicas para el 2019. Efectivamente el gobierno federal reportó un superávit fiscal de 1.1 por ciento del PIB cumpliendo la meta establecida a inicios del año. Se reportó un aumento de 1.6 por ciento anual en los ingresos federales como resultado de mayores ingresos no petroleros.

De hecho, los ingresos petroleros cayeron 5.8 por ciento real anual. Los no petroleros se incrementaron en 3.3 por ciento real anual. Sin embargo, dentro del aumento de los ingresos tributarios (+0.9 por ciento anual) destaca que se debió por el IEPS, sobre todo a las gasolinas y diésel (+53 por ciento real anual). En contraste, los derivados de la recaudación del ISR y el IVA cayeron 2.2 y 2.3 por ciento real anual, respectivamente. Se utilizó una parte del FEIP, fondo de ahorro del gobierno, para compensar la falta de ingresos de la federación.

Por el lado del gasto, éste cayó 0.1 por ciento anual destacando la fuerte contracción de la inversión en capital (-2.5 por ciento real anual). Al interior, la inversión física directa, relacionada con la infraestructura, se contrajo en 11.8 por ciento anual. Por su parte, el gasto corriente aumentó 0.9 por ciento real anual. Asimismo, el gasto financiero aumentó 4.6 por ciento real anual. De hecho, ya se destina más gasto al pago de deuda que a obras de infraestructura.

Si analizamos el gasto público por su funcionalidad tenemos más detalle sobre las prioridades del gasto el año pasado. Dentro del gasto total, el 63 por ciento se denomina gasto de desarrollo social el cual aumentó 5.9 por ciento real anual. Al interior los gastos en protección ambiental, salud, recreación y cultura disminuyeron en 27.1, 0.7 y 6.8 por ciento anual, respectivamente. En contraste el de protección social (relacionado con las transferencias sociales) se expandieron 14.8 por ciento real anual. Este gasto representa el 40 por ciento del total. El gasto en salud aumentó marginalmente en 0.3 por ciento anual.

Los relacionados con el desarrollo económico que representan el 28 por ciento del total se redujeron en 5.5 por ciento anual. Destacan las fuertes contracciones en los rubros agropecuarios, de minería, transporte, comunicaciones, turismo, ciencia y tecnología, y otras industrias en 28.8, 31.2, 55.2, 14.2, 73.8 11.6 y 83.5 por ciento anual respectivamente.

Así, está claro que el enfoque del gasto es hacia los apoyos sociales de la población. Es muy probable que esta tendencia continúe. En contraste estamos observando una disminución en el gasto en educación y en ciencia y tecnología. Por el lado de los ingresos, estos fueron compensados por el FEIP y por el IEPS a las gasolinas.

Este año el panorama parece que seguirá igual. Priorizando a las transferencias sociales como eje de desarrollo económico. El problema recae en que el crecimiento potencial de cualquier economía está íntimamente relacionada con la acumulación de capital físico (inversión) como humano (educación), además de inversión en ciencia y tecnología. Estas tres variables se repuntan y podrían deprimir no solo el crecimiento de corto plazo sino el potencial.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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