La pandemia del coronavirus está generando estragos en la economía global y México no es la excepción. Las perspectivas económicas se han revisado a la baja y muchos países están preparando medidas para reactivar la economía y proteger a las empresas y a los trabajadores. Se espera que la economía estadounidense se contraiga en alrededor de 15 por ciento en el segundo trimestre del año lo que implicaría una fuerte pérdida de empleos. Para México el panorama es similar.
Así, los Estados Unidos, entre otros países han adoptado por bajar la tasa de interés de mercado para incentivar a la demanda agregada. La reserva federal la redujo a un rango de cero y 25 por ciento. Además, el congreso de EUA prepara un paquete fiscal para apoyar a las empresas y a los trabajadores. Estas medidas alentaron a los mercados financieros recientemente. La Unión Europea, el Reino Unido, Japón y la gran mayoría de los países preparan medidas similares.
En México, el Banco de México redujo de manera extraordinaria la tasa de interés objetivo llevándola a un nivel de 6.5 por ciento anual. Es decir, una reducción de 50 puntos base. Además, es probable que continúe con una política monetaria acomodaticia. Esto debido a la debilidad de la demanda agregada que está limitando el crecimiento de los precios al consumidor. Sin embargo, la autoridad monetaria enfrenta riesgos relevantes hacia futuro, sobre todo en materia de inflación.
La inflación durante la primera quincena de marzo se ubicó en 3.71 por ciento anual, que si bien se mantiene dentro del rango de variabilidad de Banxico, está cerca del techo de tolerancia. Al interior, la inflación de alimentos, bebidas y tabaco se ubicó en 4.96 por ciento. Esto debido al incremento de IEPS a principios de año. Por otro lado, destaca que la inflación no subyacente presentó una desaceleración por la caída en los precios de las gasolinas.
Hacia futuro existen riesgos hacia la inflación que podrían limitar las acciones de política monetaria de Banxico. Primero, por la reciente depreciación del tipo de cambio que podría contaminar de manera importante a los precios al consumidor. Una gran parte de los bienes intermedios del país provienen del extranjero. Segundo, por el deterioro de los precios del crudo que están presionando a las finanzas públicas del país en un entorno donde se espera una recaudación menor a la esperada por la debilidad de la demanda agregada. Así, es probable que sin una reforma fiscal las calificadoras decidan recortar la calificación crediticia a Pemex y al país, presionando aún más a la moneda.
Así, de materializarse estos riesgos la autoridad monetaria podría enfrentarse de nuevo con altos precios al consumidor y una contracción de la economía, es decir, estanflación. Es sumamente importante que el gobierno federal prepare un paquete fiscal para ayudar a las Pymes que son las responsables de más del 70 por ciento de los empleos directos del país. La política monetaria parece que estará acotada.
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