Monterrey

Jesús Garza: Un superávit muy engañoso

Solo en agosto, las importaciones totales cayeron 22 por ciento anual mientras que las exportaciones disminuyeron 7.7 por ciento anual.

Esta semana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó la balanza comercial de agosto el cual reportó un saldo superavitario de 6.1 mil millones de dólares. Así, el superávit en los primeros ocho meses del año acumula 14.6 mil millones de dólares. Es importante entender que dicho superávit se da por una mayor contracción de las importaciones que de las exportaciones. Solo en agosto, las importaciones totales cayeron 22 por ciento anual mientras que las exportaciones disminuyeron 7.7 por ciento anual.

A lo largo del año la fuerte caída de las importaciones (-16.6 por ciento anual) está relacionada con la debilidad de la demanda interna. Al interior destaca la contracción de los bienes intermedios en 19.5 por ciento anual en lo que va del año y de 19.7 por ciento de los bienes de capital en el mismo periodo. El primer rubro está relacionado con la debilidad de la producción ya que gran parte de los insumos del sector industrial provienen del exterior (78 por ciento aproximadamente). El segundo rubro está muy ligado con la inversión.

Al analizar las exportaciones también vemos fuertes caídas en todos los rubros. Por ejemplo, las exportaciones petroleras registran una contracción de enero a agosto de 37.9 por ciento anual. Así, el saldo de la balanza comercial petrolera es deficitario. Asimismo, las exportaciones manufactureras muestran una caída de 16.5 por ciento anual donde las automotrices, la más relevantes, se contrajeron 28 por ciento. El 33 por ciento de las exportaciones totales son automóviles.

En contraste, las exportaciones agropecuarias muestran un crecimiento de 4.1 por ciento en lo que va del año si bien solo representan el cinco por ciento del PIB.

Así, el superávit no indica un crecimiento de las exportaciones sobre las importaciones sino un mayor deterioro de este último rubro.

Si analizamos las cifras ajustadas por estacionalidad las exportaciones ya ligan tres meses de recuperación, si bien sus niveles son inferiores a los del año pasado. Hacia futuro esperamos que la recuperación continúe, si bien a un ritmo moderado. La expansión del sector industrial estadounidense está impulsando a las exportaciones manufactureras nacionales. Además, el nuevo tratado de libre comercio (TMEC) atraerá nuevas inversiones al país, sobre todo las relacionadas con las proveedurías del sector manufacturero. La persistente guerra comercial entre EUA y China generará cierta migración de procesos productivos de países asiáticos hacia México.

Sin embargo, las tasas de recuperación económica se esperan sean bajas por la fuerte caída de la inversión que ya liga más de 15 meses en contracción. Con una menor inversión el crecimiento potencial del país de largo plazo será menor al promedio histórico lo que explica la lenta recuperación económica en el futuro. México probablemente recupere el PIB de 2018 apenas en 2026.

El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School. Tiene un doctorado en Finanzas y maestría en Economía Financiera, ambas por la Universidad de Essex en el Reino Unido. Fue el economista en jefe para México de Itau BBA, director general adjunto de Organismos Financieros Internacionales en la SHCP e investigador en el Banco de México.

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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