Monterrey

Jorge Moreno: Cuatro apuntes desde la cuarentena y una reflexión

Esperar un cambio extraordinario desde el gobierno federal que resuelva el intrincado escenario en que nos encontramos es apostar a lo muy poco probable.

Primer apunte. Un amplio y sincero reconocimiento a las autoridades gubernamentales y a todo el personal de salud del estado de Nuevo León, quienes han mostrado un admirable liderazgo desde su capacidad para coordinar a los sectores académicos, tanto público como privado, los distintos hospitales, al sector industrial, la sociedad civil y al gobierno, para crear mecanismos de prevención, contención y atención a la actual pandemia del COVID-19 desde el ámbito local.

A lo largo de este período de contingencia, las autoridades locales, en voz del gobernador Jaime Rodríguez y particularmente del Secretario de Salud Dr. Manuel de la O Cavazos, han anticipado con éxito la política propuesta por el gobierno federal.

Cada día, puntualmente a las 3:00 de la tarde, han informado a la comunidad de la situación, los avances, los retos, y las limitaciones que enfrentamos como sociedad ante este desconocido virus y enfermedad.

Su estrategia de comunicar desde la información, con datos duros, aceptando aquello que no se conoce, pero difundiendo información científica y los casos exactos con los que se cuentan, es sin duda muestra del liderazgo del estado a nivel nacional en materia de comunicación.

Así, la capacidad de coordinación de la sociedad nuevoleonesa entre todas sus instituciones será crucial para contener esta epidemia desde lo local, como lo han mostrado los indicadores de contagio y decesos mostrados hasta el día de ayer, en donde existe una alta tasa de recuperación local y los casos desafortunados de mortalidad aún están vinculados a complicaciones por enfermedades mórbidas como diabetes, hipertensión, y problemas cardiovasculares.

Segundo apunte. Por otra parte, la estrategia de comunicación del modelo centinela empleado por el gobierno federal para dar seguimiento e informar sobre la situación nacional de la pandemia de COVID-19, mostró su debilidad la noche de anteayer en su informe diario a la nación.

Particularmente, fue en esa noche cuando el sub-secretario Hugo Lopez-Gatell presentó, por primera vez, estimaciones del número de contagios verdaderos implicados por el modelo implementado, usando los factores de expansión muestral para hacer representativa las estimaciones a nivel nacional y dando como resultado que las estimaciones de contagio son, al menos, 8 veces el número que desde esa misma plataforma y por semanas se habían mostrado a la sociedad.

Esto implicaría que el discurso desde el gobierno federal dónde se minimizaba el problema y el manejo de la información comparando los datos nacionales con los de otros países que no usan este modelo epidemiológico y realizan pruebas amplias, fue un ejercicio, en el mejor de los escenarios, incompleto en su difusión informática, pero cuyas negativas consecuencias aún habrán de mostrarse en próximas fechas.

Tercer apunte. Firme en su convicción y fiel a su visión de política económica nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó los múltiples acercamientos de distintos grupos empresariales, incluyendo los representantes industriales regiomontanos, intentándole presentar alternativas de políticas públicas contra-cíclicas para enfrentar la actual y grave situación económica internacional.

Ante lo que la misma directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Gueorguieva, ha anticipado como la mayor crisis económica y financiera, en términos del tamaño del impacto negativo en la producción y la persistencia del daño, desde la Gran Depresión de 1929, el gobierno federal ha mostrado un paquete de políticas que muchos consideran insuficiente y más bien orientado a una base clientelar política: los grupos sociales vulnerables.

Por ejemplo, entre las medidas anunciadas no se consideran la exención o desfase en el pago de impuestos ni la ampliación del déficit fiscal y el uso de la deuda en proyectos prioritarios vinculados a salud, sino que desde su podio en su conferencia diaria, AMLO ha enfatizado como prioridades sus proyectos públicos insignia (la Refinería Dos Bocas, el Aeropuerto de Santa Lucía, El Tren Maya y mayor inversión a Pemex) y ha emitido amenazas legales a las empresas que no cubran la totalidad de los salarios a sus trabajadores o reduzcan su planta laboral.

Justamente el mismo miércoles, la Secretaria de Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján, mostró que en las últimas tres semanas del mes de marzo y al 6 de abril de este año, se han perdido 346 mil 878 empleos, un número mayor que los creados durante todo el año 2019.

Cuarto apunte. Por si el contexto de contingencia sanitaria, las muertes ocasionadas por esta pandemia, la crisis financiera internacional y la pérdida de empleos no fuera motivo suficiente para preocupar a todos, el día de ayer el gobierno de México, representado por la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, fue el único país que, tras más de 10 horas de negociación en la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, no aceptó reducir su producción petrolera para regular el precio internacional de esta mercancía en los términos solicitados.

En particular, la negativa de México de reducir su producción en 400 mil barriles diarios y la abrupta salida de la Secretaria Nahle de las negociaciones para luego regresar proponiendo una reducción en la producción mexicana de 100 mil barriles por dos meses, ha creado en el ambiente financiero internacional una percepción muy negativa ante la postura oficial nacional al poner en riesgo acuerdos entre el resto de las naciones incluyendo Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos.

Por lo anterior, se espera que todos estos países aplicaran sanciones al comercio con nuestro país, metiendo así más presión a la ya delicada situación económica nacional.

Esperar un cambio extraordinario desde el gobierno federal que resuelva el intrincado escenario en que nos encontramos es apostar a lo muy poco probable.

Por lo que, esperando las acciones prudenciales de Banco de México y desde su trinchera de la misma Secretaría de Hacienda, nuestra alternativa como sociedad continúa siendo lo mostrado en el primer punto de estos cuatro que hoy les comparto a ustedes mis amables lectores: nuestra capacidad como sociedad libre para coordinar lo mejor de cada una de nuestras instituciones en búsqueda de un bien común.

Esto es, recuperar el poder de acción en las instituciones, y utilizar nuestra capacidad para anticipar los cambios y reaccionar ante los retos con políticas sociales focalizadas desde lo local, efectivas y eficientes, emanadas desde nosotros y para nuestro propio bienestar, haciéndonos corresponsables de nuestro éxitos y compartiendo unidos los costos que nos permitieron alcanzarlo.

El autor es Doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Es Profesor-Investigador de la Facultad de Economía de la UANL.

Opine usted: jorge.morenotr@uanl.edu.mx

Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.

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